“Rema mar adentro”, fue el consejo que le daba JESUS de Nazaret al experto pescador, PEDRO, que no había pescado nada en toda la noche. Al escuchar la petición de Jesús, Pedro siente en su interior algo que le dice: ¡escúchalo!, “intenta una vez más”, “no te rindas”, ¡CONFIA, PERO CON RADICALIDAD! “NO CON MIEDO”, “da el salto”, sumérgete en las múltiples posibilidades de la vida, de tus dimensiones. No todo depende de ti, esfuérzate y confía. Lo hizo. LA PESCA FUE ABUNDANTE. Transformó su vida, su comunidad.
El MAR produce admiración por su belleza, por su puesta del sol, entre otras. También produce miedo por su majestuosidad, grandeza, oleaje, por decirlo. Es uno de los símbolos de la vida. La vida es paradójica, que no es lo mismo que contradictoria. La paradoja ayuda a asumir la dualidad de lo que somos, siendo uno, somos muchos. Somos materia, carne, pero también espíritu. Somos fracasos, limitaciones, pero también éxito, abundancia, superación. Esto es lo que Jesús, en realidad, le enseña a Pedro, por eso Pedro, le dice Maestro, a quien se le apareció como extraño, al notarlo cercano y comenzarle a dar consejo, lo invita a superar los límites a no rendirse ante los fracasos o limitaciones de la vida.
El ser un experto artesano, pescador no garantiza el éxito de la tarea de pescar. Es decir, el conocer algo, el hacer todos los días lo mismo no te hace experto. Y así, en todas las profesiones de la vida. Elegir una profesión es lo que más les cuesta a los jóvenes. Y dominar una profesión como persona de éxito es lo que más confunde a los profesionales. Pues, pensamos que los profesionales exitosos, son los que tienen la técnica, tienen títulos, tienen fama, cobran por servir, aumentan su capital, viven lejos del que sufre, del pobre, del fracasado. Hoy, Jesús, está manifestando ¿dónde está el éxito de la vida?
Y el éxito en la vida está en a) EN DEJARTE SORPRENDER, en medio de la cotidianidad de ti vida Jesús se acerca, Dios irrumpe. b) Pero, debes SABER ESCUCHAR A TU CORAZÓN. Es lo que hizo Pedro ante las palabras de Jesús, se dio otra posibilidad gracias el encuentro con el MAESTRO EN HUMANIDAD. c) CONFIAR RADICALMENTE, no es una fe ciega e irracional, es saber leer los signos de los tiempos, mirar a los ojos del maestro. A Jesús lo estaba escuchando una multitud, se acercó y subió a la barca de Pedro. Hablaba desde la cercanía, desde la amistad que le ofrecía, no desde la técnica de los títulos y fama de los que están arriba y lejos de la orilla de la gente. Confiar radicalmente, es apostar por las dimensiones de la vida, ir a la otra orilla.
Sobre todo, como dice Fidel Aizpurúa, comentando este texto de Lucas 5 en Feadulta.com:
Mira el corazón, no las apariencias: las apariencias nos engañan y, con frecuencia, son muros que nos impiden acercarnos al corazón, a la verdad de la persona. Funcionar por apariencias bloquea a la persona.
· Distingue lo importante de lo relativo: porque es importante la dignidad humana y relativo el color de la piel; sigue siendo importante la honradez; es importante la adhesión a Jesús y relativas las normas del Código.
· Pregúntate siempre qué habría hecho Jesús: porque él fue persona abierta en una sociedad más cerrada que la nuestra. Y lo fue porque no juzgaba, no se apropiaba del otro y devolvía amor, aunque no le amasen. Estos son los mecanismos de la apertura.
Es probable que conozcan la leyenda de aquel maestro de obra que en plena Edad Media visitaba la sección de cantería en el solar donde se estaba construyendo una catedral. Dice la leyenda que se acercó a uno de los canteros, y le preguntó: «¿Qué estás haciendo?», y él le respondió: «Estoy tallando este bloque de mármol». Le hizo la misma pregunta a un segundo cantero, y éste le dijo: «Estoy fabricando un capitel». Siguió su camino, y ante la misma pregunta, un tercer cantero le respondió: «Estoy construyendo una catedral»… Los tres estaban haciendo lo mismo, pero con una perspectiva y una motivación muy diferentes.
Nuestra catedral es la humanidad, y para construirla es necesario convertirse en servidor, compartir lo que tenemos con los que no tienen, perdonar setenta veces siete, trabajar por la paz y la justicia. En definitiva, hace falta que «los hombres vean en nuestras buenas obras el amor del Padre». Nosotros creemos en Abbá porque lo hemos visto reflejado en Jesús, y “los hombres” solo podrán creer en Jesús si ven en nosotros que sus criterios de vida más sólidos y convincentes que los que les ofrece el mundo.
Si te atreves con audacia, creatividad y confianza a remar a lo profundo, el resultado será “una mentalidad abundante”, que es la clave hoy para ser rico en humanidad, una persona que ha encontrado sentido a la vida, sabe tener relaciones humanas profundas y duraderas, busca trascender en la vida, no solo elegir una carrera, un trabajo, sino HACER UNA CATEDRAL, una obra grande, maravillosa donde entren todos. Ese es el proyecto de humanidad de Jesús, lo que él llamaba El Reino de Dios, donde abunda pan, agua, mesa, casa y vino para todos.
Nuestra sociedad, sin embargo, se mide por lo que cada cual acumula para sí. Aprendamos, como dice el poeta: “que la vida hace posible los milagros: que tú puedas ser, que puedas pensar, contemplar…Que puedas sentir gratitud por estar vivo” (Prem Rawat).
PARA PENSAR
¿QUÉ NOS IMPIDE REMAR MAR ADENTRO DE NUESTRAS VIDAS?
El miedo, la superficialidad y la mentalidad estrecha
¿QUÉ PERCIBE QUIEN SE ENCUENTRA CON JESUS?
La irrupción de Dios, la alegría de la vida
¿QUÉ CONSIGUE UNA MENTALIDAD AMPLIA?
Construir humanidad.