Zelensky pudo estar mejor preparado para el Despacho Oval, incluso podría haberse expresado en su lengua natal, pero era imposible contener, ante todo y más que nada, el egocéntrico (más que pragmático) escollo de Trump, quien dejó claro que él, no los Estados Unidos, no tiene aliados y de una manera u otra, valora muy poco tanto a Europa como (tácitamente) a Japón, Corea del Sur y Taiwán, pero admira a Putin. Vance, en su intervención, dinamitó un ya tenso encuentro al tentar posicionarse como vocero y sucesor de Trump. Rubio, de trivial perfil, no solo marginó su estatus ante el vicepresidente, graficó aún no ser un peso pesado de la política exterior. En el s. XX ningún secretario de Estado llegó a ser presidente.
Las guerras no son eternas, la paz sin garantías tampoco. Putin, lejos de una victoria convencional que no sabría cómo consumarla, factura su poder nuclear como coerción. Su maquinaria bélica, al igual que su economía, está considerablemente debilitada. Por otro lado, la cuestionada credibilidad de la América de Trump ha relegado aquellos predominantes valores de libertad y democracia a la discrecionalidad de un megalómano.
Europa está geopolíticamente obligada a apoyar a Ucrania pues un colapso, más que probable, allanaría el expansionismo de Putin. El futuro de la OTAN dependerá de un visionario reconstructor en la Casa Blanca. Afortunadamente para el mundo libre, la Constitución estadounidense no tiene rivales y el irascible poder de Trump, exceptuando sus secuelas, no se extenderá más allá de 2029.
Zelensky desperdició una oportunidad clave al insistir en garantías de seguridad y en una mayor asistencia militar de EE.UU., sin captar que el enfoque de Trump es transaccional y basado en resultados económicos. En lugar de alinearse con una estrategia de desarrollo productivo que podría fortalecer a Ucrania a largo plazo, se enredó en peticiones que lo hicieron ver dependiente. Al final, la visión de Trump, aunque polémica, propone un modelo de inversión que, de haberse adoptado con pragmatismo, podría haber posicionado mejor a Ucrania en el tablero global.