La fotocopia local de Rafael Correa
La Revolución Ciudadana (RC5) llega a ocupar por primera vez el Sillón de Olmedo, tras la victoria de Aquiles Álvarez en las elecciones seccionales del 2023, quien hasta entonces era conocido como empresario y ex directivo del equipo de fútbol Barcelona Sporting Club. Es así como la perla del pacífico se ve obligada a ponerle fin a más de tres décadas de gobierno local, protagonizado por el Partido Social Cristiano (PSC), mismo que se consolidó en el tiempo por un modelo de gestión municipal caracterizado por la modernización de la ciudad, la inversión en infraestructura y un fuerte liderazgo centralizado.
Aquiles, se vendió como la opción que tenía en sus manos “el poder del cambio”; sin embargo, desde el momento de su candidatura hasta la actualidad, tras dos años de gestión, su corta vida política se ha visto envuelta en escándalos bochornosos, la mayoría de ellos generados por su temperamento agresivo y visceral, si es que nos ponemos a recordar años atrás encontraremos seguramente un parecido muy grande con su líder Rafael Correa, a quien apoya y defiende como decimos en Guayaquil “a capa y espada”, de quien incluso pretende ser una fotocopia local, llevando por ejemplo el estilo de las “sabatinas” a las Sesiones Públicas del Consejo Municipal que se han celebrado en los diferentes barrios de la urbe porteña, siguiendo por supuesto el estilo típico del correísmo que está en campaña constante con la intención de crear cortinas de humo que confundan a la gente, pretendiendo que tengamos una percepción alta de aceptación cuando la realidad es que alrededor del setenta por ciento de los guayaquileños sentimos desconfianza respecto al desempeño de quien hoy dice ser nuestro alcalde.
Esto no debe causarnos admiración, cuando una de sus “grandes jugadas políticas” ha sido querer endosarle a la ciudad problemas legales que le competen única y exclusivamente a él y a su familia, también los pleitos de adolescente que ha tenido con el presidente actual del Ecuador y no se diga las innumerables faltas de respeto hacia las mujeres que han sido cruciales en su carta de presentación. Yo me pregunto ¿es Aquiles Álvarez un verdadero representante de Guayaquil?, ¿se lo podría considerar como un ejemplo de lo que significa ser un caballero guayaquileño?; al igual que ustedes que me están leyendo, mi respuesta es un rotundo NO.
Guayaquil está a la deriva, sin un representante digno de su gente, con un alcalde que acumula polémicas y genera un retroceso en la ciudad al no tener una gestión clara que provoque “el cambio” que tanto prometió en campaña, lo que le provoca a Aquilísimo adquirir eternamente una deuda con su pueblo.