Pongamos en contexto el tema. En EE. UU. se empieza a hablar de recesión por la caída temporal, pero abrupta, del dólar. En los medios de comunicación de la comunidad europea, por ejemplo, se habla sobre el desmoronamiento de las grandes empresas. En México, Canadá y China, se discuten los efectos nocivos de los aranceles, y en Ecuador se empieza a desvariar sobre la posible desdolarización de nuestra economía sin información sustentada.
Toda campaña política y los comunicados que circulan en las redes se basan en investigaciones de la noticia de TV o en una narrativa que transmite intereses personales o corporativos. Estas informaciones provienen de Internet, de la especulación de trolls e incluso de la inteligencia artificial, y no siempre se utilizan para solucionar los problemas de la gente.
Por citar un par de ejemplos:
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En materia electoral, en todo el mundo y especialmente en Ecuador, los candidatos necesitan contar una historia que los defina, que les dé identidad y que conecte emocionalmente con los votantes. Sin embargo, ocurre lo contrario: los finalistas siguen con sus campañas sucias y con el descrédito entre candidatos polarizados.
Las narrativas no son en sí mismas negativas, pues ayudan a simplificar mensajes complejos y a generar identidad con el electorado. Esta narrativa se debe aplicar en el debate de segunda vuelta. El problema surge cuando la narrativa no se basa en hechos reales, contrastados y verificables, sino en manipulación mediática, lo que termina en denuncias de fraudes con impunidad.
Cuando los trolls y medios de comunicación sin independencia ni libertad de expresión y de pensamiento se apropian de la información y la convierten en propaganda disfrazada de verdad, el votante pierde la capacidad de diferenciar lo real de lo fabricado.
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Vamos al tema de fondo. Es hora de empezar a pensar seriamente en reforzar la dolarización, sin perder de vista la desdolarización que se viene planteando desde los países grandes como China, Rusia y los BRICS, entre otros.
¿En otras palabras, la dolarización es el desarrollo de una nueva moneda o el patrón oro, que es un sistema monetario que fija el valor de la unidad monetaria a una determinada cantidad de oro?
La pregunta surge: ¿se justifica la desdolarización en Latinoamérica y Ecuador en estos tiempos difíciles?
En mi opinión, sin ser experto en el tema, debido a que Latinoamérica es la productora de la materia prima que exporta al exterior con precios elevados, lo que quita competitividad en el mercado internacional, la idea de desdolarizar las economías está tomando fuerza, en parte por el deseo de Trump de liberarse del endeudamiento insostenible de más de 150 billones de dólares de EE. UU. solo con China.
La dolarización en Ecuador
En mi opinión, desde la llegada del dólar al país, si bien al principio, es decir, en el 2000, fue difícil el cambio del valor de la moneda de 25 sucres por dólar y su feriado bancario, la dolarización trajo consigo varias ventajas, como la estabilidad. Las transacciones internacionales fluyeron en algunos mercados con nuestros productos tradicionales. A nivel interno, la dolarización ayudó a mantener el sueldo y se eliminó en gran parte el temor a la inflación, que es un peligro latente al tener moneda propia manejada por el Banco Central. Al eliminar el dólar, viene la intervención de los políticos con la «fábrica» de emitir billetes sin respaldo financiero, lo que genera una inflación no deseada, como la de Venezuela o Cuba.
La caída temporal del dólar en EE. UU.
Lo que está circulando en varios medios de comunicación en Wall Street habla de más de un punto de billones de dólares que se evaporaron en un solo día.
Grandes empresas tecnológicas se empiezan a desplomar en el valor de sus activos, como por ejemplo: Tesla, Microsoft 365, Apple TV, etc. Están cayendo en un promedio de un 4 % en la valorización de sus activos y ventas.
El Dow Jones también se desplomó casi 900 puntos. No hay ganancias, y las agencias noticiosas no muy creíbles de México, por ejemplo, dicen que esta caída del dólar, nunca vista, solo ocurre por las malas decisiones de Trump con los aranceles contra México, Canadá y China, lo que afecta a todos los socios comerciales más cercanos que manejan el dólar.
¿Qué noticias nos da la comunidad europea sobre la caída del dólar de EE. UU.?
El reporte de la prensa asociada francesa, por ejemplo, dice que la bolsa de Nueva York cayó duramente el lunes 10 de marzo de 2025. Nasdaq reporta: «Caída brutal, bajó el dólar en un 4 %, sobre todo por los aranceles». Según los expertos, los inversores tienen incertidumbre por la política inconsecuente de Trump, sobre todo los aranceles.
El Dow Jones perdió un 2.8 %. El índice tecnológico Nasdaq cayó un 4 % y el índice de otros estándares cayó en promedio un 2.5 %. Tesla, del asesor de Trump Elon Musk, sufrió una caída similar. Las otras grandes empresas tecnológicas que cayeron en su valor de mercado accionario son Alfa, Beta, Nvidia, Amazon, Microsoft 365, etc. Es decir, si esta política continúa sin rectificaciones, EE. UU. entraría en una recesión.
En otras palabras, si las políticas comerciales de Donald Trump se le fueron de control, la caída del dólar influirá en los países pequeños que manejan el dólar, como Ecuador.
No puedo decir que esta caída abrupta del dólar sea permanente o que no se pueda revertir si es que Trump y su equipo comprenden que no fueron elegidos para gobernar la política europea, o Trump no fue nombrado para gobernar el mundo o buscar alianzas con Putin para exprimir las tierras raras a Ucrania, o con la guerra comercial con China, especialmente con las empresas tecnológicas de EE. UU., que tienen las de perder.
Cuando a Trump se le pregunta sobre estos temas, los minimiza y sigue en su propia burbuja. No habla de una posible recesión, sino de una transición en la que, según Trump, está trayendo riqueza a América. Amanecerá y veremos.