16 abril, 2025

Rapidez

La vida va transcurriendo con una rapidez que antes no lograba percibir. No sé si es la madurez, el efecto del clima o, quizás, la acumulación de experiencias vividas lo que me ha llevado a sentir todo a flor de piel. 

Hoy en día, percibo el viento susurrar a través de los árboles, experimento las vibraciones de la energía que me rodea, y descubro la calidez de los abrazos, así como la tristeza de las distancias que a veces nos separan. 

Cada pequeño detalle, como el aroma del café recién hecho, se manifiesta en mi vida con una intensidad renovada que nunca antes había experimentado.

Jamás imaginé que la enfermedad se convertiría en un gran maestro, un guía que, a golpe de desafíos y fatigantes combates, me ha enseñado lecciones valiosas. En este raro y complicado camino, he vivido tanto momentos de lucha como de entrega; he sentido el peso de las dificultades, pero también el abrazo reconfortante de la esperanza. En los últimos dos meses, me he enfrentado a los traumas y las heridas de la infancia, con la finalidad de comprender más acerca de mí mismo. 

Esta travesía no ha sido fácil. Abordar el dolor, confrontar esos recuerdos que a menudo evito, es un proceso complicado y desgastante. Sin embargo, es un viaje que considero necesario para poder sanar, para poder crecer y para encontrar la paz que anhelo.

 

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