El cineasta Steven Soderbergh es conocido por realizar dos tipos de películas, tenemos las de alto presupuesto (La Gran Estafa, 2001), luego cine independiente con (Perturbada, 2018), que la realizó incluso con su cámara de celular Iphone. Para este año acaba de estrenar dos películas, (Código Negro) y (Presencia).
En está ocasión con Presencia, pone en escena a una familia dividida, deprimida y en crisis. Lo que hace diferente está historia sobre otras que tienen conflictos similares es la forma de realización y narración. Soderbergh gusta de los dramas personales como la famosa (Erin Brockovich, 2000), pero también el thriller ha sido recurrente en sus films. Por esa razón en Presencia vemos una acertada maniobra de la tensión en un mismo ambiente, todo ocurre dentro de casa a vista y en perspectiva de un espectro que los acompaña.
Presencia cuanta la trágica historia de una familia tradicional norteamericana, los Payne. Luego de la repentina muerte de su mejor amiga por un aparente suicidio, Chloe, una joven introvertida y sensible por el duelo que está atravesando se muda con sus indiferentes padres Rebekah y Chris, y su prepotente hermano mayor Tyler, a un nuevo hogar.
Al poco tiempo la joven empieza a sentir que alguien más los acompaña, y cree que su amiga se quiere comunicar con ella, sin embargo hay algo más oscuro e intrigante en la casa que pondrá en duda toda especulación.
La película de 85 minutos de duración tuvo su estreno en el Festival de Sundance 2024, el 19 de enero. Recibiendo elogios por parte de los directores. Uno de ellos, Kim Yutani mencionó que era ‘’Un emocionante viaje cinematográfico que subraya el estatus de Soderbergh como ícono del cine independiente’’. Y no es para menos, el director cuenta con una filmografía extensa y destacada con historias tan distantes entre ellas, sus cerca de cuarenta films entre largometrajes y cortometrajes comprueban una carrera tan prolija que le ha representado varias nominaciones a los Premios Oscar, ganando a mejor director en el 2000 por Traffic. Por esa razón, la poderosa Neon no dudó en adquirir los derechos para su distribución; con un presupuesto modesto de apenas 2 millones de dólares y recaudando hasta la fecha $10.5 millones internacionalmente, y también ha generado críticas positivas.
El reparto actoral de los cuatro integrantes fue diverso por mezclar actores con trayectoria y rostros nuevos. Para el rol de la fría y distante madre, Lucy Liu (Kill Bill, 2003), fue la imagen más conocida. Le sigue, Chris Sullivan, (The Drop, 2014), como el atento y protector padre. La joven Callina Liang, (Bad Genius, 2024) fue la protagonista, y para ser su segundo largometraje lo hizo de la mejor manera, al contener toda la fuerza actoral en la mirada ya que su personaje habla poco por lo tanto lo resuelve con gestos de una persona que está aferrada en su mundo interior, aislándose de todos. Por último, Eddy Maday y West Mulholland, en los roles del hermano (Tyler), y mejor amigo (Ryan) respectivamente.
Presencia no es cualquier película de fantasmas ó algo cercano como la taquillera Actividad Paranormal, Soderbergh es maestro de crear tensión y no dar todo por sentado. El guión desnuda la individualidad de una familia rota, el autoaislamiento de Chloe no es más que una excusa para seguir conectada a la forma sobrenatural. Pero sin olvidar que el protagonistas es el ser que nadie ve y se percibe como una energía o manto protector hacia la joven, y que gracias a la habilidad en el aspecto visual como la representación de la cámara que recorre todo el espacio con planos secuencia y generales haciendo un paneo a cada rincón. Cuando un director como Soderbergh muestra un ‘voyerismo’ que lo vemos repetidamente en las escenas en la que Chloe yace acostada sobre su cama viéndola desde el closet, no es coincidencia. Es la subjetividad del fantasma defensor vista desde el lente/ojo, un uso recordado en (The Ghost Story, 2017) de David Lowery, que tiene una premisa similar. En argumentos fantasmagóricos el montaje es esencial para crear un ritmo continuo y descontinuo dando una idea de irrealidad. Hay una propuesta clara entorno a la atmosfera, si bien la película es un drama tiene cierto aire de terror psicológico pero no agresivo. Portales como ventanas, escaleras, puertas son recurrentes en la expiación y nos da una idea cercana a la influencia sobre la estética de Alfred Hitchcock que se siente íntimamente.
Cuando creíamos que la historia ya era un poco cliché, y que se iba por lugares comunes empiezan a dar giros inesperados con un final que sacude hasta las fibras más duras. No es únicamente Soderbergh haciendo uso de sus buenos dotes tras de cámara, si no contando una parte humana, desde el estado puro de la tristeza. Vemos una Chloe que no puede con el dolor, una familia que le empieza a creer, pero igual se siente vulnerable y sola. En ese momento confirmamos que los lazos familiares a pesar de las discrepancias son eternos, y el rompecabezas de ese ‘ser’ que ha dando vueltas a su alrededor, es alguien que siempre estuvo. La forma onírica de narrar un ‘sacrificio’ para que la vida de una joven tome un nuevo sentido es lo que hace especial la historia, también es la reflexión de poder creer en todas las variables de existencia que se alejan de la materia.
Algunas preguntas nos deja Soderbergh y por eso Presencia es en su forma natural una mirada intranquila sobre el duelo, las diferencias, y la familia. ¿Los fantasmas saben que son Fantasmas?, ¿Cuanto es el limite del tiempo de un fantasma?, ¿Ellos cuidan de nosotros?, ¿Qué está dispuesto a hacer por defender a los suyos?
Presencia se encuentra disponible en los cines locales.