Borrón y cuenta nueva

El enclaustramiento socialista de la RC5 dejó de seducir a los pobres. Una avasalladora mayoría de electores desechó aquellas pletóricas propuestas y votó por su libertad económica, socialmente entendida de amplias maneras. Correa ha sido políticamente castrado con su influencia confinada a una Asamblea en la que probablemente también perderá su otrora dominio porque adeptos y afines, más temprano que tarde, igual extraviarán sus pseudo conciencias revolucionarias. 

La hora de Noboa ha llegado con el mérito de haber decapitado a toda una tendencia y el desafío de romper de raíz con ese pasado, sin excusas ni regateos, con mayor experiencia y un intrínseco poder popular del cual tampoco debería vanagloriarse porque la magnitud del reto, los limitados recursos y las demandas populares podrían acaso menoscabar el ímpetu y la voluntad de realizar colosales reformas si sus encausamientos fuesen políticamente insustentables en el tiempo. 

La oportunidad para enterrar a la vieja política, sus intereses e interlocutores, sin mediciones, cálculos, ni revanchismos, está trazada en una senda por demás complicada que requiere del más grande liderazgo en la historia del país. Los primeros 100 días ofrecen al presidente el momento más propicio para proponer una agenda de soluciones tangibles que marquen el ritmo de su nuevo mandato, estableciendo los cimientos de una emancipada seguridad jurídica a lo largo del tiempo, incluyendo el proceso para una nueva Carta Magna y movilizando a una sociedad ávida por resultados. ¡Salud!