Un principio universal establece que las oportunidades están en la explotación de desequilibrios conducentes a la manufactura de productos en los mercados mejor preparados para ofrecer mayor competitividad. La globalización afianzó dicha máxima al desvalorizar el proteccionismo; las multinacionales, empero, transfirieron sus operaciones, fabricaron con estándares de comparativa calidad, superior economía y multiplicaron sus valores de mercado. Así, un círculo virtuoso con una mayor productividad desde el diseño y planificación, luego la cadena productiva, hasta la reinversión de capitales.
El nivel de vida en los EU hizo cada vez más improductivo ciertos tipos de manufacturas que migraron hacia mercados con menores costos. La automatización de procesos bajo una globalización en mejora continua produjo aumentos en el PIB mundial, generando más empleo, creando riqueza y procurando un intercambio entre materias primas y otros componentes manufactureros con una cada vez mayor competitividad industrial.
En esta era tecnológica abocada hacia la innovación en su más amplio concepto, el déficit comercial, por sí solo, no es determinante cuando la superioridad económica, el liderazgo militar y la excepcional influencia geopolítica están de manifiesto. Una guerra arancelaria no resolverá otros críticos pendientes en los EU. A pesar de su momentánea tendencia, el USD mantendrá su supremacía en los mercados porque ningún individualismo someterá a su institucionalidad. El resultado final: mayores libertades, pero antes …