26 abril, 2025

El país, entre puentes caídos y un oleoducto roto

¿Cuánto dura un puente? Entre 40 a 50 años, dependiendo del tamaño del mismo, del peso de los carros que sobre él transitan, y sobre todo, de los materiales empleados en su construcción. También depende de la seriedad del constructor o de la empresa concesionaria que lo construyó.

¿Cuánto dinero ha perdido el país por los 25.000 barriles derramados por la ruptura del oleoducto en la zona de Quinindé, en la provincia de Esmeraldas? Por lo menos un millón de dólares, calculando a $40 dólares el barril, a esa altura del recorrido del crudo por el oleoducto.

Lo sucedido con el puente “Rodrigo Icaza Cornejo” es una alerta con relación a los demás puentes construidos en el Ecuador. Hace muchos años sucedió algo similar. Quienes criticaban tales obras decían: “En el Ecuador, antes de cruzar un puente, rece primero y pase después”.

Los puentes en el Ecuador, generalmente, se construyen para soportar un peso de 40 toneladas. El Ministerio de Obras Públicas y los GAD deberán emprender una revisión puntual de todos los puentes del país, o al menos de los más grandes, y confirmar si su estructura conserva las mismas características desde que fueron construidos o si deben ser reparados o reforzados en su estructura, rampas o pilares.

Empezando por el puente de la Unidad Nacional, los Caras y muchos otros puentes construidos en el oriente ecuatoriano.

No se trata de una sospecha, sino de una realidad de orden técnico que amerita atención por parte de las autoridades nacionales, regionales, provinciales y locales.

El país no puede darse el lujo de desconocer estos riesgos, sobre todo frente a los fenómenos naturales que han atentado contra la infraestructura de puentes, carreteras y ciudades (inundaciones, deslaves y sismos) en los últimos diez años, afectando a varias provincias del país, en especial a Manabí y Esmeraldas.

La CAF, con sus préstamos blandos o no reembolsables, podría entregarle al Ecuador la suma de dinero necesaria para tales estudios y reparaciones, pues el invierno continúa afectando sembríos, puentes y carreteras. Y en abril, como dice el dicho: “En abril, aguas mil”.

No nos quedemos después a lamentar lo que pudimos evitar, solamente con ser previsivos y hábiles para impedirlo.

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