Cuando queremos educar lo primero que descubrimos es que solo educa el que inspira, que está convencido de lo que hace y en el fondo enseña lo que es para que otros descubran su verdad y realicen su camino con la luz de la verdad. Reflexionar sobre la honestidad mas que un momento de reflexión espiritual o intelectual, que tanto lo necesitamos es un espacio de descubrimiento, lo mismo con cualquier valor que reflexionemos. Si lo hacemos es porque lo necesitamos. Y si lo necesitamos es que en ello se juego algo fundamental. Honestidad es verdad.
Hoy nos toca reflexionar sobre la HONESTIDAD, sustantivo abstracto que remite a algo concreto: “dícese de la persona honesta” (DRAE). Una persona honesta realiza actos concretros que dicen parte de su ser, quién es en realidad, pero que no la determinan si no la condicionan. Un ladrón puede salvarse, un corrupto puede salvarse, los pecadores podemos salvarnos, pero necesitamos descubrir lo más bello nuestro que dice realmente lo que somos para poder cambiar, ser mejor y se sobre todo personas justas, razonables, decentes, rectas que son las concreciones de lo que es ser honesto. Para ello debemos, mirar nuestro interior, ser capaz de mirarnos a nosotros mismos. Solo así descubriremos que podemos ser honesto y ver la honestidad de las personas.