23 noviembre, 2024

El Ejemplo de Benedicto XVI

EL PODER DE LAS PALABRAS: “En cierta ocasión un famoso poeta se encontraba en un bar. Fue reconocido por un humilde obrero, quien se le acercó y le pidió un gran favor. ¿Podría Ud, famoso poeta, ayudarme? –Dígame- respondió el poeta. Mire, yo no sé escribir y deseo enviar una carta de amor a mi novia. ¿La podría Ud, escribir por mí? El escritor se sonrió desconcertado, levantó los hombros con un gesto de imposibilidad, trató de explicarle que eso no podría ser. Pero el obrero insistía en su demanda. ¿Qué quieres que yo diga en tu carta? Preguntó el escritor. –No sé- contestó el obrero, si lo supiera, no se lo estaría pidiendo Al escritor le impresionó la respuesta, se quedó un rato pensativo y le dijo: Vuelve mañana a esta misma hora y tendrás tu carta.

El escritor estuvo por la noche luchando con las palabras, tratando de expresar un amor profundo. Al día siguiente fue al bar con su carta, y cuando llegó el obrero, se la leyó. Al obrero se le iluminaron los ojos y dijo con agradecimiento y admiración: Sí, es perfecto. Eso era precisamente lo que yo quería decirle a mi novia, pero no sabía que era eso”.

Satisfacer las necesidades

Si entiendes felicidad por satisfacer necesidades, no has entendido mucho de lo que forja el carácter, lo que hace de ti un joven, hombre o mujer, verdaderamente hombre o mujer: Ser persona. Sin embargo, si descuidas tus necesidades verdaderas no encontrarás satisfacción, bienestar ni realización. Estas no se reducen a meros cumplimientos de metas y objetivos, pero si no los consigues puedes andar a la deriva, sin horizonte, sin proyectos sin tensiones. Lo que hace de muchos jóvenes, marionetas del consumo, de la moda o de la manipulación ideológica, por no saber lo que quieren, por no distinguir lo que necesitan.

Es claro, que el cumplimiento de metas, como la satisfacción de necesidades, están relacionadas con la felicidad, son componentes fundamentales de la motivación, mueven a la acción, dan dirección e imprimen energía a nuestra conducta, conforman nuestro modo de vivir el mundo. Nuestro problema estará en saber alcanzar el bienestar si logramos satisfacer nuestras necesidades. O vivir insatisfechos si no logramos alcanzarlos. Bienestar o malestar dependerá de las necesidades alcanzadas o no. Urge tener claridad del tipo de necesidad que debemos alcanzar para tener claridad de las verdaderas metas y objetivos que nos realizan como personas.

Aclaremos algunos conceptos: ¿Felicidad, Bienestar o Satisfacción?

La vida es acción y punto. ¿No necesita de conceptos? ¿Qué es un concepto? Lo entendemos como el saber captar el principio de las cosas, el saber moverse por pensamientos, ideas que han tenido experiencia y saben guiar el actuar. No hay mejor acción que aquella que tiene un concepto claro detrás, que a la vez se somete a la evaluación continua de la realidad y de los hechos. Un concepto sirve en tanto produzca su efecto. Teoría y acción van de la mano. Son parte de un proceso. Y en el caso que queremos hablar, felicidad, bienestar o satisfacción interactúan siempre.

Cuando pienso y veo a los jóvenes admiro su creatividad, entusiasmo, fuerza para hacer lo que les gusta, les agrada. Pero hace pensar que en la vida no siempre podemos movernos desde lo que quiere el ego, el yo desenfrenado e insatisfecho por naturaleza, y me pregunto cómo preparamos, los padres de familia, los educadores a los jóvenes para saber enfrentarlos con la vida y sepan admirar su belleza y asumir sus desafíos y retos, adversidades y fracasos. Si hago una encuesta en un colegio equis de mi país, de clase media y católico, la cantidad de chicos que van al sicólogo que se sienten deprimidos o angustiados por los problemas, es alta. El primer dato que saco es que las clases de religión, no les dice mucho ni les ayuda a enfrentar estos desafíos de la vida. El segundo dato que saco, es que necesitamos un diálogo serio y bien aplicado al trabajo con jóvenes y familia entre la ética, la sicología, la sociología, la teología y las neurociencias para comprender nuestro ser y salir adelante.

El Bautismo de Jesús. ¿Y el nuestro qué?

La fiesta del ciclo de Navidad se cierra con la fiesta del Bautismo de Jesús que se celebró el domingo pasado. Nacimiento histórico y nacimiento meta histórico, o sea divino, son dos hechos de un solo proceso: hacernos trascendentes, reconocernos hijos e hijas de Dios, venidos de una misma fuente, llamados a la plenitud. Sentirnos uno de tantos, “mientras estaba en la fila, entre muchos, se bautizó Jesús”. Sentirnos los predilectos: “Tú eres mi hijo amado, en quien me complazco”.

¿Por qué nos bautizaron de pequeños, sin nuestro consentimiento? ¿Tenemos claro que en el bautismo de Jesús, se revela su identidad y misión, su procedencia y proyecto? ¿Tenemos claro la diferencia entre el bautismo de Juan con agua, mera purificación y conversión y el bautismo de Jesús, con fuego símbolo del Espíritu que transforma la vida e invade con pasión el fondo de nuestro ser que revela nuestra identidad y cualidad primera: llamados al infinito y no arrastrarnos en las trivialidades de la vida?

Visiones y Deseos (Nuevo año)

¿Cómo despertar el ser que tenemos dormido? ¿Cómo hacer de los jóvenes lo que ellos desean ser y entrar en armonía con los demás? No hay otro camino que descubrir en el interior nuestros sueños y deseos, la visión que nos anima a caminar, a seguir en la búsqueda por más que caigamos o fallemos. La vida no es un ensayo, pero hay que ensayar modelos de humanidad para vivirla a plenitud.

QUERIDO JOVEN, cada ciclo que terminas, cada año que comienzas despierta una serie de sentimientos, temores y esperanzas, sueños y deseos. Eso es la vida, eso es lo que hay que concretar, ensayar para escribir tu propia historia. Tus padres escribieron la suya, tú debes escribir la tuya. Tú ocupas un lugar especial en el libro de la vida de tus padres, así como ellos un capítulo importante en tu historia. Pero hoy te toca a ti cambiar de diseño, usar nuevas tecnologías, emplear otro software. Atrévete a soñar despierto, es la mejor manera de ver el camino, de trazar tu ruta.

¿Cómo ser buen educador y no morir en el intento?

DESEOS: Estamos al inicio del nuevo año y todos nos planteamos metas y objetivos, como los grandes deseos para crecer y encontrar la felicidad o bienestar anhelado. Sabemos, creemos e intuimos que eso tiene una mezcla de suerte, trascendencia y esfuerzo. Mucho depende de nosotros, en algo no. Lo cierto es que no es una lotería sino una navegación, que requiere hoja de ruta, brújula y coraje.

Uno de los grandes deseos para quienes trabajamos con jóvenes, para padres que tienen hijos adolescentes es que sean felices, crezcan con sabiduría y superen los problemas. Para ello se requiere padres, madres y educadores con los mismos o mejores deseos y cualidades. No es fácil. El cansancio, la rutina, la brecha generacional, los problemas del trabajo y del mundo moderno, la falta de tiempo nos agobian y muchas veces nos impiden ayudar a los jóvenes y a las nuevas generaciones.

Hijos inteligentes gracias a Familias inteligentes (Día de la Sagrada Familia)

No hay duda, la inteligencia es un don y cualidad personal. Todos la tenemos, no todos la desarrollamos. No se trata de una parte de nuestro ser, la racional o mental, sino de la totalidad. Entendemos inteligencia como la capacidad de ver dentro, intus/ legere, leer la realidad de las cosas en su profundidad. El hombre y mujer inteligente será aquel que sabe leer los signos de la vida que lo llevan a vivir en plenitud, que no anda de tumbo en tumbo sino que sabe ver más allá de las apariencias, discierne lo bueno de lo malo. El hombre o mujer inteligente tiene las condiciones para elegir bien los caminos correctos y hacer bien las cosas. El hacerlo, es la lucha de la educación de toda la vida, unir cabeza con corazón para que las manos sepan actuar. Es una aventura.

El último domingo del año, la Iglesia nos invita a rezar, pensar y cuidar las familias, festejando el día de la SAGRADA FAMILIA. Es curioso, es una fiesta que no entra en la sociedad civil, que solo festeja por separado, el día del padre, el día de la madre, el día del niño, da réditos y productividad comercial. Pero no sabemos el crecimiento espiritual y real de las personas. Todos sabemos que no habrá jóvenes inteligentes sin familias inteligentes. Ya que la verdadera inteligencia que hablamos es integral y solo se desarrolla en un cultivo, el del hogar o un buen ambiente que respete y fomente la libertad, los valores, la búsqueda de la verdad.

María: ¿La mujer perfecta, la mujer ideal, o la compañera ideal?

Al pensar en María, la madre de Dios, modelo de fe, no siempre pensamos en la mujer real y concreta, humilde y sencilla que fue, sino que la adornamos de oro y esplendor para ver en ella lo que no vemos en nuestro alrededor. En esta navidad debemos recuperar la imagen real de María: mujer, virgen, campesina, compañera, amiga, madre, esposa y creyente. La amiga de Dios y nuestra, como cuando visitó a Isabel, para amar y servir (Lc 1:39-45).

Por todo lo anterior, al pensar en María, pienso en mujer amiga y compañera de camino, “la que sabe ponerse en camino”, al lado no detrás ni delante, no sería compañera, la que sabe cuándo y cómo decir las cosas y en especial comunicar alegría y vida con su ser de mujer, de madre, de esposa, de amiga y amante: “Por los ojos que saben decir lo que llevan dentro/ por los pies que se acercan a los que están solos/ por el cuerpo que expresa nuestros sentimientos/ por los corazones que laten al unísono/ por quien con su amor nos comunica vida/ TE DAMOS GRACIAS CON FUERZA Y TERNURA”.

La imagen del Hombre/Mujer Fuerte

La forma como se nos presenta la imagen de Juan el Bautista, con quien estamos reflexionando sobre la imagen auténtica del hombre y de la mujer que necesitamos en nuestra sociedad es una imagen fuerte. El que se atreve a pasar por el desierto, mal comer, mal vestir, vivir austeramente sin los lujos ni superficialidades con que hoy muchos nos llenamos como necesidades instantáneas; nos hacen pensar que su carácter, su imagen es lo de un hombre fuerte, duro, que sabe de desafíos, que enfrenta y supera problemas, que sabe decir las cosas, sea a quien sea, por algo Herodes lo mandó a decapitar. ¿De dónde le venía la fortaleza de su carácter? ¿La fidelidad a su misión?

Sin embargo, este hombre fuerte, rápidamente abatido, no es un super héroe al cual debemos imitar irracionalmente. El creyente interpreta las escrituras con la sabiduría del Espíritu y con la inteligencia de la fe. Sobre Juan el Bautista nos dejaron en labios de Jesús las palabras más halagadoras que se le escuchó al profeta de Nazaret: “de entre los nacidos de mujer, ninguno es mayor que Juan”. ¿Qué grandeza admira Jesús en Juan? Nos desconcierta, cuando el mismo Jesús nos advierte, “Sin embargo, el último del Reino de Dios es mayor que él”. En donde reside la fortaleza de Juan, quien bautizaba, predicaba, tenía muchos seguidores y era admirado por muchos hasta el punto de confundirlo con el Mesías, como lo atestigua el interrogatorio al que fue sometido el Bautista en Juan 1: 19. ¿Qué mismo vemos en Juan el Bautista? Nos interroga Jesús: ¿una caña sacudida por el viento? ¿un hombre elegantemente vestido? (Lc 7: 25). De la respuesta a estas preguntas dependerá la imagen que me haga del verdadero hombre y mujer fuerte en la Biblia. Veamos qué le pasa al helecho y al bambú, imágenes nada fuerte, en apariencia, pero que nos hablan de ella:

Joven, ¿Cómo forjas tu imagen? Adviento 2012 (1)

La imagen que uno tiene de sí mismo es clave para caminar en la vida con dignidad y con sentido. Pero, ¿cómo se forma nuestra imagen? Son muchos los elementos que tenemos para ello: oír lo que dicen de nosotros, ver los modelos en la sociedad y los referentes más cercanos, buscar el ideal en el estudio atento de nuestra historia y cultura, este último, suele ser el más descuidado o el más manipulado por intereses ideológicos: ¿Alfaro? ¿García Moreno? ¿Simón Bolívar? ¿Manuela Saenz? Entre muchos otros, nos guste o no son referentes para unos o para otros. Querido Joven, ¿cómo te formas la imagen del ser humano que deseas ser? Esta visión te ayudará a levantarte con optimismo y esperanza, como también si es errónea te desviará del centro de la vida, del ideal posible y mejor, por algo existe el narcicismo y el hedonismo, como imágenes deformadas del ser humano, sin descuidarse que existe las lights, relativistas, aventureras, superhéroes, entre tantas otras que podemos describir.

Los textos bíblicos de este tiempo de adviento, para quienes tenemos fe, nos darán pautas para vivir la vida sabiendo esperar y fomentando la esperanza. En los inicios del cristianismo Adviento, significa advenimiento, se refería a la aparición del Señor al final de los tiempos. Cuando la Iglesia fijó la fiesta de Navidad y Epifanía se relacionó con la venida de Jesús en la encarnación. Estas dos venidas, la histórica por medio de María, en la Navidad, y la escatológica al final de los tiempos, en la Parusía, se consideran una sola espera desdoblada en dos etapas, por lo tanto lo que define al ser religioso, su imagen de varón o de mujer, que mide su temple y la calidad de su fe, es la espera y la esperanza.

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