Los achiques de la ley de agua
Para Scheznarda Fernández Doumet, asambleísta nacional, las leyes son un obsequio divino de Dios. Tremendo susto me llevé al ver y oír esta expresión de la ex reina de Portoviejo, publicada en el noticiero de las 8 PM de Ecuavisa de este martes 11 de mayo de 2010. El reportero Félix Narváez replicó con sorna tamaña respuesta. La legisladora se ratificó en lo dicho y con una sonrisa. Martes locos. A doña Scheznarda no le basta con ser sobrina del hoy reivindicado César Fernández para llamar la atención pública; ella, su boca y azarosas declaraciones le dan fama con suficiente autonomía.
No recuerdo proceso electoral en el que los capaces de votar hayamos elegido a Marlon Santi y sus pares de la CONAIE como voceros y defensores de nuestros intereses o derechos civiles y políticos. Los paros, cortes de carretera y pujas de hoy con la Policía Nacional son, entre otras cosas, por la forma que tendrá la famosa autoridad única del agua (Art. 318 Constitución del Ecuador). Según los de poncho y anaco, aquella autoridad debe ser una suerte de consejo intercultural y plurinacional, léase, sólo conformado por ellos. Otra vez el indigenismo turbado de los ochenta patalea en pleno siglo veintiuno. Vale recordar que Alianza País los abrigó en las campañas electorales; hoy los corretea por las hoyas andinas con la Fuerza Pública.