17 enero, 2025

Olmedo presidente del Gobierno Provisorio

La vida de José Joaquín de Olmedo, como la de cualquier persona, se divide en etapas. Las más importantes de él en su vida pública son: desempeño en las cortes de Cádiz, participación en la Independencia de Guayaquil, presidencia del Gobierno Provisorio, elaboración de la primera constitución cuando Ecuador se convirtió en república, actividades en Perú, estadía en Londres y participación en la revolución marcista en 1845. No todas sus fases han sido estudiadas en detalle. Los libros de historia no profundizan su actuación como Presidente del Gobierno Provisorio entre noviembre de 1820 y julio de 1822, período indispensable para la independencia de Ecuador. Rocío Rosero Jácome, en su obra Olmedo Político, Patriota o Desertor, apenas dedica 20 páginas de las 580, a describir la labor de Olmedo en esos años.

Preguntas sin respuestas- ¿Por qué San Martín se entrevistó con Bolívar en Guayaquil?

Sobre el descubrimiento de una carta confirmando que la entrevista de San Martín con Bolívar fue para proponerle que un príncipe europeo gobierne los territorios liberados y además San Martín expresarse mal de parte de los guayaquileños, me sorprende que el investigador ignorara valiosa bibliografía, como el libro del Coronel Jerónimo Espejo, acompañante de San Martín en Guayaquil y escritor de la Entrevista de Guayaquil, describiendo en detalles la visita. Numerosos documentos evidencian que ellos trataron varios temas. Sobre la propuesta del príncipe rechazada por Bolívar, es irónico ya que este tenía ideas similares, no olvidar su expresión: “He arado en el mar”.

Después de la tercera reunión con Bolívar, San Martin decidió zarpar la noche del segundo día; no esperó terminar el baile que el Cabildo había preparado en su homenaje. Todo historiador debe preguntarse, ¿por qué San Martín no se quedó hasta finalizar el evento social, dormir en Guayaquil y regresar a Perú al día siguiente? ¿Se sentía incómodo y molesto con Bolívar? Hay documentos que lo confirman. ¿Por qué hubo tres entrevistas para tratar el tema del príncipe? ¿No bastaba una?

¿Hasta cuándo las ofensas?

Hace aproximadamente cuatro años, se publicó en Quito el libro Irradiación de 1809, Historia de la Academia Nacional de Historia 1909‐2009”. Esta obra se escribió para conmemorar el centenario de la citada institución. Su autor la inició con un capítulo dedicado a la Independencia de Ecuador. Para mi asombro, no había referencia alguna al 9 de octubre de 1820. Inmediatamente procedí a escribir una carta de protesta a Juan Cordero Íñiguez, presidente de la mencionada academia, y presenté mi renuncia irrevocable. Yo no podía formar parte de una agrupación que despreciaba la independencia de Guayaquil. Juan me contestó indicando que no era una obra publicada por la Academia Nacional de Historia, había sido iniciativa de uno de sus miembros, solicitándome retirar mi renuncia. Le contesté que no lo haría ya que él había escrito el prólogo y debió haberse dado cuenta de tan lamentable omisión.

Han transcurrido los años y un nuevo libro se ha publicado en Quito sobre la Revolución Juliana, su autor es Juan Paz y Miño. Para mi sorpresa, quien escribe el prólogo es Juan Cordero. Lo sustancial se resume a continuación:

Lecciones de la Junta de Beneficencia de Guayaquil- Cómo perdurar en el tiempo

En la última década, la importancia de la responsabilidad social de las empresas y
empresarios nos llegó con fuerza desde el exterior y se impuso en el sector
privado ecuatoriano, en poco tiempo surgieron expertos en la materia dedicados a
vender sus servicios a las empresas y en centros de estudios se dedicaron a
enseñar el tema. La ISO estableció la norma 2600. En este lapso se han publicado
numerosos libros y centenares de artículos en revistas. En el 2009 la revista
empresarial EKOS con sede en Quito, publicó la Memoria de Responsabilidad
Social Empresarial. El autor ha sido invitado a foros sobre el tema.Si en Google, el
buscador de Internet, se escribe Responsabilidad social corporativa, aparecen
nueve millones de resultados.

Daría la impresión de que ser responsable frente a la comunidad es algo nuevo en
el sector privado, un producto del pensamiento empresarial del siglo XXI, impuesto
desde el Primer Mundo, cuando en la realidad ya existía en Guayaquil desde el
siglo XIX, es decir hace más de un siglo, los empresarios conocían que su trabajo
y decisiones iban más allá de hacer prosperar sus negocios y acumular riqueza.
Su comportamiento ético abarcaba más que mantener cordiales relaciones con
sus trabajadores y pagar remuneraciones justas. Efectivamente, la Junta de
Beneficencia de Guayaquil (JBG), que conmemora 125 años de existencia, nació
en 1888 para atender a la gente desprotegida de la provincia del Guayas, siendo
la mayoría de sus fundadores, empresarios de gran éxito que tenían conciencia
social y estaban dispuestos a dar dinero y aportar su tiempo sin costo alguno en
beneficio de la sociedad. Ellos estaban deseosos de llenar un vacío creado por el
Gobierno Central, responsable de la desatención de la salud, educación y demás
necesidades básicas de todo ser humano. Esa filosofía de los miembros de la JBG
de entregar su tiempo a causas nobles se mantiene hasta la actualidad.

¿Hay corrupción en el Gobierno de Rafael Correa?

En mi columna en Expreso publicada cada domingo, el 30 del mes pasado, apareció el siguiente artículo:

La clase media

Es uno de los numerosos beneficios del sistema capitalista. Durante miles de años no existió; fue la revolución financiera del siglo XVII en Amsterdam y la industrial en Inglaterra desde fines del siglo XVIII, que al aumentar sostenidamente sus economías a tasas de crecimiento jamás antes logradas, hicieron surgir un sector de la sociedad con capacidad de consumo. Las revoluciones industriales en Alemania y Estados Unidos, desde la segunda mitad del siglo XIX tuvieron similar efecto. Con el incremento del ingreso, las personas demandaron más bienes para satisfacer las crecientes necesidades de quienes recibían renta. Fueron satisfechas con inventos salidos de la innovación, proliferando los bienes de consumo anteriormente no existentes. El fenómeno del consumo llamó la atención a los economistas. Uno de ellos, el estadounidense Thorstein Veblen, en su obra La Teoría de la Clase Ociosa, publicada en 1898, criticó el consumo al considerarlo desperdicio de recursos, lo definió como consumo conspicuo.

La otra cara de Bolívar

La mayoría de los historiadores sostienen que no fue Bolívar quien se expresó en
peores términos sobre la Junta Provisoria presidida por Olmedo, sino su gente que
estaba en Guayaquil. Esta carta prueba lo contrario

EXMO. SEÑOR PROTECTOR DEL PERU,

D. JOSE DE SAN MARTIN.

Exmo. señor:

Tengo el honor de responder a la nota de V. E. que con fecha 3 de marzo del presente año se sirvió
dirigirme desde Lima, y que no ha podido venir a mis manos sino después de muchos retardos, a
causa de las dificultades que presentaba para las comunicaciones el país de Pasto.

Contestación a “historiadores”- respuestas de autor a comentarios recibidos

La historia de Guayaquil no puede ser igual a la de Quito, considerando que le tomó a Guayaquil más de 250 años tener apenas 12000 habitantes, cuando Quito y otras ciudades serranas tenían cinco y más veces de población. Son las personas las que hacen la historia y cuando son pocas, no hay mayormente historia. En la colonia, los hechos más destacados a narrarse para crear la historia de Guayaquil si limitaban a: incendios, ataques y amenazas piratas, epidemias y la terrible adversidad que sus ciudadanos enfrentaban; sobrevivir no era tarea fácil ni cómoda, en un clima terriblemente hostil. Era en Quito donde se encontraba la riqueza indígena, y los enormes beneficios de las minas y telares, usurpadas por los conquistadores a los indígenas para los españoles tener comodidad en su estilo de vida. Recomiendo leer Las venas abiertas de América Latina de Galeano (Tengo el libro en archivo electrónico. A quién le interese, gustoso se lo envío por e-mail). Los conquistadores y sus familias no se concentraron en Guayaquil porque no les ofrecía bienes materiales; para obtenerlos se requería trabajar arduamente y todos conocemos como era la mayoría de los españoles del siglo XVI. La situación en Guayaquil y pueblos de la Costa era muy diferente, sus pobladores tuvieron que comenzar de la nada, no había gente, mal podía existir explotación. Todos tenían limitados recursos. Poco a poco comenzaron a sobresalir los primeros empresarios, como los miembros de la familia Castro. Guayaquil no tenía recursos para tener infraestructura ni servicios públicos. El poder central, metía la mano a lo poco que producían los ciudadanos. Con los impuestos pagados por los guayaquileños y costeños se hicieron obras en ciudades de la sierra, Buenaventura y Cartagena. Desde siempre la ciudad ha sido víctima del centralismo.

Contestación a “historiadores”

Un ofensivo artículo sobre la Independencia de Guayaquil publicado en un diario de nuestra ciudad, pretende minimizar la importancia del 9 de Octubre y el rol de Olmedo en la Independencia. Es parte de un largo repertorio como el supuesto desprecio de Alfaro a los empresarios y las causas de la Revolución Juliana. El columnista se refiere a historiadores irresponsables y manipuladores. Quienes deben merecer tales calificativos son aquellos que pretenden que no exista revisión de la historia y creen que sus interpretaciones del pasado son eternas. Ellos tienen décadas ofendiendo a personajes y sectores guayaquileños, desde quienes participaron en la Independencia.

Mientras la sierra brillaba en esplendor y la costa se encontraba opacada por no tener población, ni existir actividades productivas de importancia, no había críticas a los costeños. Las ofensas comenzaron después de desaparecer el poder económico y político de las provincias serranas por la quiebra de los obrajes y Guayaquil se convirtió en el motor económico y político de Ecuador desde 1820. Desde las primeras ediciones del Patriota de Guayaquil, primer periódico de nuestra ciudad, se aprecia la diferencia del pensamiento ideológico entre las dos regiones, liberales los costeños, ultra conservadores los serranos. Las diferencias se acentuaron en el conflicto entre Flores y Rocafuerte. Este último tuvo que enfrentar a quienes no querían la apertura comercial; su Ministro de Hacienda fue destituido por el Congreso, primer juicio político en la Historia de Ecuador.

Nuestros "Historiadores" – Parte Final

Guayaquil sí tuvo sus milicias como demuestra el documento reproducido a continuación, que forma parte de una lista de más de 50 páginas con nombres de oficiales del ejército de Guayaquil, mostrando la carrera militar a través de cargos y fechas. El título de la lista es Segundo Escuadrón de Milicias Disciplinadas de Guayaquil. El documento se refiere al Comandante José Matías iniciado en la carrera militar en 1808, gradualmente promovido hasta convertirse en ayudante militar del Virrey en 1819, un año antes de la Independencia de Guayaquil y al Capitán Darquea. Una parte de estas milicias debieron pasar a órdenes del Gobierno de Guayaquil, después de su Independencia y seguramente sirvieron para crear la División Protectora de Quito bajo el mando de Febres Cordero y Urdaneta, quienes fueron los primeros en iniciar la lucha por la libertad de Ecuador, mucho antes de la llegada de Sucre y su ejército.

Sobre el aporte económico de los guayaquileños a la Independencia de Guayaquil, los préstamos forzosos nunca fueron recuperados, los préstamos normales debieron convertirse en deuda interna del Gobierno Ecuatoriano, cuando Vicente Rocafuerte estando de Presidente, estableció la contabilidad del sector público. Numerosas obligaciones no fueron canceladas. En el Archivo Histórico de Guayas hay juicios de empresarios guayaquileños solicitando el pago de dineros, servicios o bienes aportados durante la Independencia de Ecuador. Frecuentemente los dueños de embarcaciones las ponían a disposición de Olmedo y Sucre para movilizar tropas. Son numerosas las cartas de Olmedo a Bolívar, San Martín, Sucre y otros, expresándoles que ya no puede exprimir más a los empresarios.

Nuestros Historiadores – III

Los “historiadores expertos” sobre el período de la independencia, no han leído la abundante bibliografía publicada entre 1820 y 1840; como ejemplo los más de XX volúmenes de las Memorias del General O’Leary, cercano a Bolívar, donde se reproducen centenares de cartas de los protagonistas de la Independencia. Quienes sostienen que los guayaquileños no contribuyeron con dinero, recursos materiales y humanos a la Independencia de Ecuador, por desconocimiento o mala fe, no han escrito que un mes después de la Independencia de Guayaquil, Olmedo en carta del 27 de noviembre de 1820, al Coronel Luzuriaga, uno de los asesores militares extranjeros, le hacía ver su decisión de apoyar la liberación de todo el territorio ecuatoriano:

“Sobre colección de armas, pertrechos, municiones y dinero de la caja que haya ido entrando en ese pueblo de la división dispersa, y demás atenciones y disposiciones necesarias, el gobierno reposa en el celo y acreditados conocimientos de Vuestra Señoría, quien, aceptando esta comisión, dará una nueva prueba de su patriótica adhesión a la más justa de las causas”. El subrayado es puesto por el articulista para recalcar. En carta del 18 de diciembre del mismo año, le informa:

“Quisiera que usted avisara cuándo quiere que la falúa vaya por usted. La absoluta falta de canoas hace que los 50 infantes y la Patriótica salgan mañana por la mañana en balsas”.

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