17 enero, 2025

Alfaro, Presidente amigo de los empresarios – Parte VII

(c) por elmanabita - Flickr

Habiendo sido exportador, Alfaro estuvo acostumbrado a relacionarse con empresarios extranjeros y disfrutar de sus negocios y compañías. En la década de los ochenta hizo estrecha amistad con Markus Kelly, inglés que construyó un tramo de la línea férrea y tuvo algunos negocios en Ecuador, además de haber sido proveedor de armas a Alfaro en su lucha por deponer a Veintimilla. Entre los amigos empresarios de Alfaro, pocos se comparan con Archer Harman, estadounidense que terminó e inauguró el ferrocarril Quito-Guayaquil en la segunda administración de Alfaro. Leyendo el intercambio de cartas entre estos dos personajes, se concluye que el Presidente llegó a tener tan cercana amistad con Harman, que sus enemigos lo acusaron de haber recibido mucho dinero, por el contrato de construcción de la citada obra. Ciertos historiadores escriben de complicidad entre un caudillo que quería inmortalizar su obra y un empresario deseoso de reivindicarse y hacer fortuna.

Hay suficientes evidencias que prueban la ardorosa defensa de Eloy Alfaro cuando se trataba de proteger a Harman y los intereses financieros que representaba. Como Alfaro vivió en pleno liberalismo económico, no se obsesionó por que el ferrocarril fuera de propiedad del Estado; como práctico empresario, antes que político, vio el ferrocarril como medio de integración económica entre costa y sierra, sin importarle que fueran extranjeros los propietarios. Alfaro fue producto de su tiempo, época en que el Estado tenía un rol secundario en el desarrollo económico de los países. Siendo empresario, conocía que para la economía prosperar, las ciudades de la costa y sierra tenían que estar conectadas y no aisladas para sí terminar con mercados locales y desarrollar un mercado nacional. Alfaro se adelantó a la famosa frase célebre de Den Xiao Ping, arquitecto de la prosperidad de China: “No me importa el color del gato, lo que me interesa es que cace ratones”

Alfaro, Presidente amigo de los empresarios – Parte VI

(c) por elmanabita - Flickr

Desde fines del siglo XIX, el cacao ecuatoriano comenzó a tener severa competencia
de las colonias africanas británicas que habían iniciado siembras masivas del grano. La
entrada de estas últimas al mercado mundial empezó a afectar el precio del cacao. La
competencia representaba menos ingresos de divisas para Ecuador. En 1899, frente a
este panorama sombrío, Vicente González Bazo, prestigioso empresario y propietario
de la Revista Comercial que se publicaba en Guayaquil, presentó a Eloy Alfaro un
proyecto relacionado con la creación de la Compañía Nacional de Cacao del Ecuador,
cuyos propietarios serían todos los productores y exportadores de cacao. Alfaro acogió
el proyecto y lo envió al Congreso. En su mensaje a los legisladores expuso:

“Los autores del proyecto indicado se proponen, mediante combinaciones mercantiles
que llevaría a cabo la Compañía, obtener mejores precios para el cacao en los
mercados extranjeros; lo que indudablemente produciría alza de precio del artículo
en el país y aumento de rentas para el Erario[…] No sería, pues, un monopolio, en
el sentido económico de la palabra, la concentración del cacao en manos de una
Sociedad; sino mas bien una liga comercial entre productores y exportadores del
referido grano para darle mayor valor y aumentar, por consiguiente, el desarrollo de
su producción, las utilidades privadas y entradas al Fisco[…] El carácter popular que
entraña la Compañía Nacional de Cacao del Ecuador, la pone al alcance de todas
las clases sociales; de suerte que sólo quien no quisiera tomar parte de esta nueva
empresa comercial quedaría sin acciones de ella. Dada la inteligente laboriosidad y
honradez tradicional de los comerciantes del Guayas que serían los directores de este
negocio el país pudiera prometerse magníficos resultados para la riqueza pública y la
riqueza privada”

Alfaro, Presidente amigo de los empresarios – Parte V

(c) por elmanabita - Flickr

En la segunda administración de Eloy Alfaro, hubo la misma falta de recursos económicos que en la primera. Los fondos provenientes del presupuesto no fueron suficientes para atender todas las necesidades. Para evitar que Alfaro entrara en descalabro financiero, los empresarios de Guayaquil nuevamente lo sacaron de apuros y le hicieron un préstamo que se cancelaría con la administración del puerto de Guayaquil. Fue una especie de concesión como las que se dan actualmente en países de economías emergentes. Alfaro se adelantó cerca de un siglo a las concesiones que tanto molestan a los socialistas del siglo XXI. Una vez más Alfaro aceptaba que el Estado es muy mal administrador.

En 1907, decidió conceder al sector privado el manipuleo y control de la carga de exportación e importación, que se hizo por medio de lanchas de particulares, debido a que en aquellos años, el muelle ya no funcionaba; evitándose así la evasión tributaria que existía hasta entonces.

Alfaro, Presidente amigo de los empresarios – Parte IV

Las administraciones de Alfaro estuvieron permanentemente cortas de dinero, los ingresos del presupuesto no fueron suficientes para cubrir las necesidades de los enfrentamientos armados, además de las obras que quería hacer. Su primera administración tuvo que enfrentar serios obstáculos económicos, financieros y de otra naturaleza. En 1896, Guayaquil fue arrasada por un incendio devastador que destruyó 80 manzanas; en menos de 72 horas, la riqueza privada y pública de Guayaquil desaparecieron.

Los Bancos cerraron sus puertas por 15 días para inventariar documentos logrados salvar. En el incendio, se quemaron la mayoría de los pagarés, acciones de empresas en custodia o garantía, cédulas hipotecarias, letras de exportación y testamentos.

Alfaro, Presidente amigo de los empresarios – Parte III

El poder económico guayaquileño vio en Eloy Alfaro al transformador de cambios anhelados. Esto explica que la Junta de Notables de Guayaquil, constituida por un grupo de comerciantes, aportó treinta mil dólares para financiar el viaje del general Eloy Alfaro, quien se encontraba en Centro América, para ponerlo al frente de la revolución contra el gobierno conservador de Lucio Salazar que había reemplazado a Luis Cordero. Siendo liberales por naturaleza, los empresarios no estaban de acuerdo con el pensamiento conservador que frenaba el crecimiento de los negocios.

La Revolución Liberal y el advenimiento de Alfaro al poder ocasionaron un alto costo económico para el país, por las repetidas paralizaciones del comercio exterior e interno. Con el reclutamiento de los agricultores para integrar los ejércitos de Alfaro, los hacendados tuvieron dificultad en cosechar sus productos y los comerciantes en importar y exportar. Esta incertidumbre ocasionada por los detractores de Alfaro, debe haber sido otro factor decisivo que llevó a los empresarios a apoyar financieramente a Alfaro, para no prolongar la inestabilidad económica más tiempo del necesario. Ellos querían evitar el colapso económico, fueron celosos guardianes de la economía y en más de una ocasión salvaron a Alfaro de disparar la inflación, evitando el caos económico. Además, sin ellos, Alfaro difícilmente hubiera podido terminar la construcción del ferrocarril y emprender sus proyectos.

Alfaro, Presidente amigo de los empresarios – Parte II

Desde que Alfaro logró prominencia nacional al dirigir una de las fuerzas revolucionarias contra el dictador Ignacio Veintimilla, tuvo el respaldo de los empresarios, y él supo corresponderles. No sólo fueron guayaquileños, también contribuyeron empresarios de Esmeraldas y Manabí. El pensamiento liberal estuvo en los costeños desde siempre. Ellos lo trajeron de Panamá en 1882 y ayudaron a financiar la campaña contra el dictador. No fue la única ocasión que aportaron económicamente a su revolución, también lo trajeron una década después. Los guayaquileños no se quedaron como financiadores de las revoluciones; también le financiaron numerosos proyectos durante sus dos administraciones, como se conocerá en las entregas posteriores.

En el discurso de Alfaro a la Asamblea Nacional, 1883, después del derrocamiento de Veintimilla, hay numerosos comentarios a favor de los empresarios. En su exposición se nota la preocupación de Alfaro por quienes confiaron en él y entregaron dinero; el Estado tenía que cancelar tales obligaciones:

Alfaro, Presidente amigo de los empresarios – Parte I

Entre los historiadores ecuatorianos de la primera mitad del siglo XX, al analizar a Eloy Alfaro Delgado, no hay consenso sobre su ideología y relación con el sector privado, pero entre los contemporáneos, la mayoría de pensamiento de izquierda, lo describe como enemigo de los empresarios, llegando al extremo absurdo de sostener que fue el primer socialista ecuatoriano. Nada más alejado de la realidad. Eloy Alfaro fue, sin lugar a dudas, el Presidente más cercano a los empresarios que ha existido en Ecuador, muy por encima de Plaza, Yerovi, Arosemena Gómez, Febres Cordero y Durán Ballén. Alfaro fue pro empresa privada, las evidencias son abrumadoras, se observan a través de todos los actos en su vida.

Su ideología capitalista comienza en sus orígenes. Su padre, el español Manuel Alfaro González, fue empresario exitoso, de aquellos que comienzan como empleados y terminan siendo dueños de negocios. En efecto, Manuel, quien se había establecido en Montecristi alrededor de 1835, fue empleado de Manuel Antonio Luzarraga, español que llegó a Guayaquil como asistente de otro español dueño de goletas, y en menos de cuatro décadas se convirtió en uno de los hombres más ricos de Ecuador. Entre los negocios de Luzarraga se encontraba la exportación de todo lo que se podía vender en el exterior, incluyendo sombreros de paja toquilla. Manuel era quien compraba por cuenta de Luzarraga, estos productos elaborados en Manabí.

Luis Napoléon Dillon: ¿Patriota o Vengador? – Parte Final

Los veneradores de Dillon le atribuyen el ser pionero en numerosas gestiones, como haber sido el primero en proponer reformas al sistema bancario, contactar a Erwin Kemmerer para contratarlo y ser el impulsor del Banco Central. ¿Qué dice la historia documentada sobre estas iniciativas?

Los banqueros se daban cuenta de que el sistema económico y monetario debía cambiar. Ellos solicitaron al Presidente Córdova: “… el restablecimiento de una situación monetaria sana y estable…” -y para ello proponían la venida de un experto monetario extranjero para hacer un profundo análisis de la situación económica del país, para aplicar, por parte del Gobierno, las medidas aconsejadas. Los peticionarios señalaban que “…estarán dispuestos a cooperar con el gobierno, contribuyendo proporcionalmente al capital pagado de cada uno a los gastos que demande la venida de ese experto monetario….nuestra contribución se pagará bajo la condición de que el consejo que el experto dé, será seguido escrupulosamente por los Poderes Públicos”. Nos estamos refiriendo al economista Edwin Walter Kemmerer, profesor Emérito de la Universidad de Princeton, que vino a asesorar al gobierno de Isidro Ayora a un costo de ochenta mil dólares (en 1925 la cotización promedio equivalió a 4 sucres por dólar).

Luis Napoléon Dillon: ¿Patriota o Vengador? – Sexta parte

Luis Napoleón Dillon era un empresario que seguramente por méritos propios, tenía una posición de prestigio en el mundo empresarial quiteño y como había trabajado en el sector bancario, quería manejar su propio Banco. Cuando fundó la Sociedad de Crédito Internacional, pensando que con la influencia que tenía, no habría obstáculo alguno para funcionar como Banco de Emisión, ordenó a la American Bank Note Company la fabricación de los billetes hipotecarios que se muestran a continuación:

Eduardo Estrada Guzmán, quien está escribiendo la biografía de su abuelo, Víctor Emilio Estrada Sciacaluga, me los proporcionó, como también el sobre donde se encuentran guardados. En el exterior del mismo, está escrito en puño y letra de Don Víctor Emilio:

Luis Napoléon Dillon: ¿Patriota o Vengador? – Quinta parte

Otro prestigioso experto en economía, en este caso guayaquileño, también rechazó los argumentos de que la carestía de la vida y el alza cambiaria, eran culpa de los banqueros y exportadores, y que el retiro del país del patrón oro, a través de la ley moratoria, causaba la emisión desenfrenada de billetes. En su sólida explicación, Víctor Emilio Estrada comentó:

“En el Ecuador no existió inflación, …ANTES de la inconvertibilidad de 1914…desde que se fundó el Banco Comercial y Agrícola hasta agosto de 1914, es decir durante 16 años el país vivió bajo el talón de oro y bajo circulación legal y franca de oro amonedado… Durante esos 16 años la moneda se mantuvo estable… el Ecuador no sufrió ni siquiera un remedo de inflación…Antes de la guerra, antes de la apertura del canal de Panamá, antes de sanearse y abrirse francamente al mercado internacional el puerto de Guayaquil, antes de elevarse los precios, antes de desarrollarse la economía del interior, antes de que el ferrocarril a Quito valorizara por su espléndida producción nueva y de intercambio a la región interandina, antes de verificarse esos verdaderos acontecimientos en la historia económica del Ecuador, éste usaba para sus cambios interiores una masa de monedas de 17.700,000 sucres y ahora que las causales arriba expresadas han hecho necesarios dos o tres sucres para adquirir o negociar lo mismo para lo que antes bastaba uno, ¿será posible que el circulante sea menor que antes? Evidentemente que no es forzoso concluir por lo tanto que falta motivo en la acerba campaña que tiene por blanco al sistema bancario del país, que precisamente es el único elemento que puede suplir la comprobada deficiencia del circulante”.

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