Gran Colombia: Estado fallido: Cuarta parte
La deuda de la Independencia ha sido estudiada por numerosos historiadores ecuatorianos y del exterior. Los nuestros la han analizado desde el punto de vista del abuso de los acreedores. En la decena de libros escritos, critican las altas tasas de interés cobradas, los castigos a los papeles de los compradores y los serios perjuicios causados a las nuevas repúblicas latinoamericanas. Pero ninguno de ellos se ha molestado en investigar qué sucedió con los millones de pesos que recibieron los representantes de Bolívar en Inglaterra y luego qué sucedió con el dinero que ingresó a la Gran Colombia.
Los historiadores extranjeros sí lo han hecho. Frank Griffith Dawson en su obra The First Latin America Crisis, comenta que Francisco Zea, representante de Bolívar en Londres, vendió parte de un anticipo de uno de los préstamos e hizo una transacción que lo benefició personalmente, lo cual motivó a Bolívar a despedirlo. Zea también usó parte de los préstamos viviendo con derroche en la capital inglesa. Zea había reemplazado a Luis López Méndez y José María del Real, los primeros emisarios de Bolívar, quienes por sus negocios turbios fueron encarcelados en Londres. Estos casos y otros obligaron a Jeremy Bentham recomendar a Bolívar, no enviar a Londres a personas sin moral alguna.