23 noviembre, 2024

Choque de Valores

El engrandecimiento de los Estados Unidos ha sido en gran parte cimentado en una serie de sacrificios y de valores que han fortalecido su democracia. Es probablemente muy difícil sostener que al sistema político norteamericano no se lo pueda definir como una democracia fuerte…estable, poderosa.

Pero a pesar de que teóricamente se la puede identificar como un ejemplo a seguir en términos de estructura política, los hechos históricos de comienzos de siglo, cada vez desnudan más las villanas estructuras con que se gobierna a sus ciudadanos y se pretende vigilar y manejar al mundo exterior.

El choque de valores, que claramente se manifiesta entre las grandes mayorías de ciudadanos estadounidenses y el de los poderosos políticos e instituciones democráticas que gobiernan a dicha potencia, resultan cada vez más obvios, no solo dentro de sus mismas fronteras, sino también en el mundo exterior.

En gran parte, esa conciencia colectiva de la realidad, se debe al extraordinario avance que ha dado la humanidad en los últimos años; gracias a la implementación de la red informática mundial y a la tecnología de las comunicaciones en general.

El nacimiento de una estrella

El proceso de nacimiento de una estrella, astronómicamente explicado, es un asunto complejo, producto de una cadena de sucesos extremadamente larga, y motivado por una fragmentación que puede llegar de una onda de choque procedente de la explosión de una supernova, que es una estrella que estalla y lanza a todo su alrededor la mayor parte de su masa a altísimas velocidades.

La Asamblea Nacional, con motivo del juramento para el tercer mandato constitucional de Rafael Correa, ha sido como el escenario cósmico que presenta todos y cada uno de los elementos propicios para que se produzca el nacimiento de un nuevo cuerpo celeste. Este escenario, sede de la representación política del país, ha servido de atmósfera propicia para ratificar el nacimiento de una figura política, con características y elocuencia propia, aunque en un proceso corto y profundamente desconocido para la mayoría de ecuatorianos.

La primera piedra

En el mundo de la política, incluida la internacional, es muy común ver la paja en el ojo ajeno, ignorándose indiscriminadamente la viga en el ojo propio.

Seguramente, una de las más comunes manifestaciones de esta realidad, son las intromisiones en asuntos internos de países extranjeros, que suelen cometer voluntaria o involuntariamente altos funcionarios en diversos cargos. Siendo este tipo de declaraciones una de las principales causas de roce y enfriamiento en las relaciones políticas con el país aludido.

Capriles, el candidato opositor venezolano, quien impugna los resultados del reciente proceso electoral de dicho país, recientemente increpaba al presidente ecuatoriano por unas declaraciones que realizara en referencia al proceso interno electoral venezolano. Materia en las que en términos personales, parece ser de prioritario interés para el Presidente Correa, pero como jefe de estado democrático de un país extranjero, sus opiniones públicas al respecto, demandan de prudencia al momento de la exposición de criterios.

Cancelando una deuda pendiente

El gobierno de la Revolución Ciudadana, finalmente ha iniciado el proceso de
cancelar la deuda pendiente que mantenía con el sector de comercio exterior
ecuatoriano.

El Presidente Correa, ha dado importantísimos pasos en estas últimas semanas en
lo concerniente al rescate de este sector, que tenía el injusto tratamiento, similar
a aquel que el dicho popular muy sabiamente refiere como que al pariente pobre
nadie lo reconoce. Y es que con la franqueza que requiere el tema, esa era la relación
que este sector parecía tener bajo una institución cuyo objetivo central es el de la
política internacional, donde el peso fundamental de sus funciones se encuentra
en el ámbito político y diplomático. Especialmente en una cancillería fuertemente
marcada por conceptos ideológicos y posturas políticas. El comercial, requiere
de otro tipo de enfoques, tanto en el ámbito internacional, como en los temas
transversales e interinstitucionales a nivel interno.

La Batalla de los Sexos

Un desdichado suceso entre personas que realizaban actividades privadas ha resultado
el combustible que está encendiendo una escalada de eventos que podrían perjudicar
el solvente flujo de relaciones políticas, diplomáticas y hasta comerciales entre dos
naciones hermanas.

El lamentable desencuentro, suscitado en la fila de una caja para realizar pagos dentro
de un supermercado, se produce como resultado de la manifiesta descortesía de una
cliente de dicho establecimiento y de la lógica expresión de protesta de quien se siente
perjudicado por el irrespeto de la infractora. Este es el irrelevante hecho que antecede a la
desagradable experiencia del diplomático ecuatoriano en territorio peruano.
Nuestro embajador en Lima, acaba de ser víctima del triste desenlace de un altercado
en las que agredido el y su familia por dos arrogantes personas del sexo femenino,
aristócratas del escándalo y de la irreverencia, se pretende presentarlo como un vulgar
agresor.

La institucionalidad democrática de Latinoamérica

Latinoamérica sigue en pañales. Nos lo ha recordado sin tapujos los recientes
eventos alrededor de la vida política venezolana. Los líderes de Unasur han
cacheteado abiertamente al prestigio de la democracia de nuestra región, pues
decidieron primeramente amparar a un compañero de club, marcado por las dudas
de un proceso electoral lleno de denuncias de la oposición venezolana, ofendiendo
innecesariamente la institucionalidad del alma de las democracia: su correcto
sistema y administración electoral.

Lo que ha sucedido en Venezuela, es el peor escenario al que se aspira llegar en una
elección democrática, en un diáfana e incólume democracia. Es que la obscuridad
y el sumarísimo proceso con que se manejó la situación electoral de la República
Bolivariana de Venezuela, la acerca más a ser el perfecto ejemplo de lo que jamás
debe suceder en ninguna sociedad que se considere democrática; donde el ganador
tiene todo el derecho de reclamar para si el triunfo, pero el perdedor, no pierde el
derecho de denunciar irregularidades y pedir sean transparentemente aclaradas.
Venezuela, su Consejo Electoral, su institucionalidad democrática, lamentablemente,
gracias a Tibisay y su imparcial equipo, se ha convertido en el manual perfecto de lo
que se debe realizar para hacer trizas al concepto de trasparencia electoral. No se
podría siquiera definir la palabra democracia, sin tener que precisar primeramente
el significado de trasparencia.

David versus Goliat

Es la sugerencia más cercana que logro identificar para definir la aguerrida defensa
de un empresario que ha decidido abiertamente enfrentarse a la directiva de una de
las más solventes y poderosas instituciones ecuatorianas.

La historia del cuestionable proceso en la contratación de los servicios del conocido
como “call center” del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, no solamente ha
sido puesta a conocimiento de las autoridades, incluyendo a la Secretaría Nacional
de Transparencia de Gestión, la Procuraduría, INCOP, el Consejo de Participación
Ciudadana y Control Social, y otros, por parte del Presidente ejecutivo de Cronix,
empresa directamente perjudicada en el proceso de contratación, sino, la misma
Contraloría y la prensa, se han encargado de acuerdo a sus competencias, de
denunciar las irregularidades que opacan la institucionalidad del debido proceso en
la contratación pública.

Los delirios del delfín

La campaña electoral venezolana no aporta nada a lo que ya se esperaba de la
misma. Incluyendo la gravedad de la denuncia confirmada como cierta por el
rector principal del CNE venezolano acerca de la vulnerabilidad del sistema que
administra las máquinas electorales, y el ilegal acceso a las mismas mediante clave,
que se descubriera ha conseguido un miembro importante del oficialista PSUV.
Una campaña cargada de insultos, acusaciones, promesas imposibles de cumplir,
denuncias de corrupción y de entreguismo imperialistas de ambos bandos, y una
serie de sucesos y afirmaciones que caen en el plano del ridículo, inclusive para los
sentimentalismos típicos de nuestra Latinoamérica.

Todo el aparato y el poderío económico gubernamental volcado al servicio del
candidato oficial, la negativa de debatir con el candidato de la oposición, las
anunciadas colosales victorias por parte de las empresas encuestadoras oficialistas,
y la oratoria fanática invocando la herencia del fallecido comandante como eje
principal de las ofertas oficiales han sido el sustento de la campaña madurista.

El indeseable

Kim Jong-un representa la antítesis de lo que los seres de bien aspiramos de un dirigente
de masas. Producto de un régimen que se autoproclama como uno de los mejores
sistemas del mundo en protección de los derechos de sus ciudadanos, mientras el pueblo
se muere de hambre y desconoce todo tipo de libertades y derechos que se garantizan, en
menor o mayor grado, en la mayoría de democracias de alrededor del mundo.

Este dirigente, elevado a la posición de dios viviente por herencia directa dentro de la
estructura de un régimen profundamente inhumano y antinatural para las realidades del
siglo XXI, y que es intensamente venerado por un pueblo aislado, famélico e ignorante de
las realidades que existen fuera de sus fronteras, ha tomado dimensiones que lo acercan
más a comportarse como el cancerbero del infierno, que como el líder de un país con
honorables credenciales en el campo de la defensa y protección de los derechos humanos
de sus conciudadanos, como alega su propia defensa.

Francisco el Conquistador

Desde finales del siglo XV, partieron desde tierras europeas codiciosos
conquistadores en busca de ganar fama, mares, tierras y tesoros. Con el objetivo de
lograr su ambiciosa empresa, arrasaron a su paso no solamente con civilizaciones,
territorios y riquezas, sino también con la historia y futuro de las culturas en cuyo
territorio anclaron sus poderosas naves y marcharon sus ejércitos cargados de
voracidad, enfermedades y perversidad. Los conquistadores, como dice Eduardo
Galeano en su obra “Las venas abiertas de Latinoamérica”, practicaron con habilidad
política la técnica de la traición y de la intriga, destrezas que los asistieron con
enorme éxito al ejecutar su brutal embestida.

América, nacía entonces, sumida entre las peores pasiones y enfermedades
terrenales; las traídas desde Europa que sumadas a los odios y rivalidades entre las
tribus locales, doblegarían a nuestra América a su fatídica historia.
Cinco siglos han transcurrido desde que Europa sometió nuestra América, siendo
la fe católica, la más rescatable de las imposiciones que se hicieran desde el viejo
continente. Cinco siglos ha necesitado nuestra América hispana para devolverle a
Europa, desde sus coloniales entrañas, un humilde y sencillo Conquistador. Un Cid
que abanderando una batalla diferente, presenta con una noble visión a la pobreza,
la caridad y el servicio, como el único poder con que cuenta su venerable aventura.

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