Hoy miércoles 2 de Julio es un día de júbilo para Latinoamérica, para la libertad, para la vida y la esperanza. Ingrid Betancourt junto a algunos hermanos colombianos fue liberada en un golpe limpio, limpísimo, de inteligencia y estrategia militar. Además, el golpe político más contundente que el presidente Uribe haya asestado, demostrando que no se equivocaron los colombianos al elegirlo y reelegirlo abrumadoramente, y el mundo que confia en la democracia y desconfía del neo-totalitarismo latinoamericano, que lo respalda en su gestión frente a las fuerzas del terror.
No solo se trata de la liberación sin un sólo rasguño de Ingrid y sus compañeros, se trata además que ésta fue obtenida sin un sólo disparo, sín víctimas de ningún lado, ni siquiera un golpe al mentón, sino unas hábiles e inocuas presas de Judo o de Jiu-jitsu bien aplicadas. Se trata del testimonio rotundo e inequívoco de los liberados acerca de la indescriptible crueldad de los despiadados bandoleros de las FARC, a quienes los gobiernos amigos de esta banda, a los dos lados de las fronteras colombianas, no podrán nunca más seguir llamándolas “fuerzas irregulares” o “combatientes”, ni siquiera guerrilleros, so pena de desnudar ante el mundo la hipocresía de esta política perversa. Es cierto que otros liberados o evadidos ya habían proferido similar testimonio, pero ahora el mundo entero lo ha visto y escuchado, en lo que sin lugar a dudas ha sido el hecho mundial más importante del día de hoy, excepto en nuestro país, donde este feliz evento fue ensombrecido mediáticamente por otro hecho no menos radiante para los ecuatorianos: el triunfo de la Liga.