4 diciembre, 2024

Los Gamberros del Olympus

“Lo que la natura no da, Salamanca no presta”. Hay cosas que nadie las puede remediar. El gamberrismo es una de ellas. El gamberrismo, además es una suerte de no universidad de la vida donde es fácil graduarse porque requiere simplemente hacer lo que le viene en gana. Es un patrón cultural, es como un tatuaje irreversible que llega a caracterizar a una persona que por lo general se suele asociar con otros llenos de sus mismas falencias educativas.

Hay gamberros ricos y hay gamberros pobres. Los pobres en cierta forma se explican a sí mismo por esa reacción propiciada ante la desigualdad social. Pero Dios nos libre de los gamberros ricos porque realmente ellos si tuvieron las oportunidades de aprender las reglas de la convivencia social organizada, y las rechazaron por simple ociosidad. Estos gamberros ricos suelen ser, además, “chéveres” lo cual implica una petulancia y un auto engreimiento que se expande a su nivel familiar, a sus hijos, parientes y vecinos que los consienten quizás porque no quieren hacerse de peores momentos.

Decibeles en la playa

Este fin de semana fue desagradable gracias a la poca cultura cívica de unos vecinos que decidieron, como todos los años, celebrar un cumpleaños en la playa. Ubicaron su carpa al pie del edificio OLYMPUS contiguo al que yo habito, y ahí se instalaron a libar. El problema es que esta vez el volumen de su música sobrepasaba de largo el necesario para no perturbar. Ahora es fácil controlar la medición porque hay una aplicación del Ipad, y del Iphone, que mide la cantidad de decibeles que llegas a percibir. Mas de setenta decibeles no se debe permitir.

Claro es que hay que ser tolerante, y tolerante lo fui hasta que luego de cinco horas el volumen seguía subiendo al ritmo del licor. Decidí twittear al respecto cuando el reloj marcó las nueve de la noche. Quería medir el alcance y presión que se puede ejercer mediante las redes sociales para mover la voluntad de las personas y hacerlas razonar, o modificar su actitud. Por supuesto que lo comuniqué a la Policía Nacional, y finalmente llegó en uno de esos cuadrones de playa. Se bajó la música, y diez minutos después, todo volvió a ese estado natural que algunos requieren para disfrutar de lo que unos llaman llaman fiesta y otros gamberrismo.

Narcotráfico y Diplomacia

El reciente caso de la valija diplomática, que a más de hacer quedar en ridículo a la Cancillería, demuestra que las redes del narcotráfico se están inmiscuyendo en la intimidad de las esferas administrativas del gobierno, lo cual nos debe llevar a un momento de reflexión y profunda investigación. En vez de ocultar las cosas y soslayarlas, las autoridades, los legisladores, los jueces, la policía y la sociedad entera deben meditar si acaso el problema es que realmente no queremos afrontarlo aceptando que bajo los esquemas prohibicionistas, el mundo y los gobiernos están perdiendo la batalla contra esta plaga que es la del crimen organizado alrededor de la adicción que causa la droga. Quizás sea hora de propulsar internacionalmente la tesis de que para proteger a los consumidores de los indeseable efectos de los estupefacientes causamos más daños colaterales a terceros que son los derivados del sicariato, de la corrupción, de los carteles y de la violencia generada alrededor del gran negocio. Cambiar este orden de cosas no depende de nosotros, sino de los países consumidores donde si no se ha despenalizado ni se ha regulado el expendio de las drogas, quizás es porque el narcotráfico ha llegado a los núcleos del poder.

Torpezas e Inútiles batallas

El 18 de diciembre expuse ya mi criterio respecto al monumento de LFC. No me gustaba la obra en su ejecución artística, ni el lugar seleccionado por incoherencia histórica y arquitectónica, y expresé además, que el gobierno central no podía inmiscuirse. Dos meses más tarde encuentro más y más torpezas respecto al mismo tema, y es que cuando están subyacentes e implícitas consecuencias políticas vamos obligatoriamente a polemizar en beneficio de los propios odios, tendencias o afectos. Y tratándose de un personaje como lo fue LFC era de prever lo ácidas que serían las acciones y reacciones.

Opiné también que ningún ministro o ministra nombrado a dedo puede inmiscuirse en las atribuciones del Concejo y de un Alcalde elegidos en las urnas para regentar el urbanismo de una ciudad determinada. Caso contrario sería mejor, como sucedió durante la dictadura militar de los setenta, que fuese el mismo poder ejecutivo quien nombre directamente a quienes representan a la ciudad y a las provincias. Opiné que los bienes y mobiliarios urbanos son propiedad de la ciudad y representan o deben expresar o reflejar su historia e idiosincrasia. Opiné que mientras este sistema geopolítico rija, y mediante elecciones directas se elijan a sus autoridades seccionales, ninguna ley ni reglamento que se dicte puede permitir la injerencia del gobierno central en estos temas urbanísticos y locales.

Ni perdón, ni olvido

Mucho se ha jugado con las palabras y aún con los conceptos. Como que los problemas de fondo pueden esconderse en un basurero revuelto, y de esta manera, el País, ese ente que necesitamos forjar, queda atolondrado impidiendo que avancemos.

Se trata de buscar un lugar de encuentro para, dentro de ese espacio territorial que hemos poblado, ir labrando el mejor bien común que podamos. Y algo bueno debemos extraer como corolario de esta batalla personal e intensa entre un personaje estrambótico y exuberante, como ha resultado ser este Presidente nuestro, y el sistema de libertad informativa como elemento substancial de la democracia. Casi un año perdido en una fiera batalla entre abogados que exprimieron y retorcieron las palabras y conceptos sea para monetizar su oficio o encaramarse en la notoriedad, nos obliga a buscar conclusiones ciudadanas para que las cosas no queden como han quedado, flameando banderas para un próximo encuentro que vendrá sin duda luego con este o con otro nuevo gobernante. La prensa y los gobiernos son contrapoderes naturales y mutuamente deben vigilarse, pues triste es llegar a tener un régimen en los que estos dos poderes estén unidos.

Carnaval de Poder

Previa a la abstinencia propia de la Cuaresma, el carnaval es lo que podríamos decir la época del estallido de la carne y los deleites lúdicos. Y así en medio de ese festival lleno de comparsas y con todos los efectos especiales propios de la edad moderna, el gobierno de la revolución ciudadana se festinó sus apetencias confiscando, eso resultará a la larga, al diario El Universo. Cuarenta millones de dólares son muchísimo y con esa glotonería el ciudadano Rafael Correa se los engulló como acto inaugural de su campaña electoral. Como entremés se relamió, cual aceitunas entres sus dedos, a dos periodistas, por haber escrito un libro sobre él y su hermano.

A paso galopante nuestro Presidente, en apenas cinco años, ha acumulado mayor poder que cualquier otro que pueda recordar la tormentosa vida política de este Ecuador en sus menos de dos siglos de aventuras. Se inició este gobierno sin un solo diputado y de ahí vino el Congreso de los Manteles, la prohibición de publicar videos como aquel ya caído en el olvido de Ricardo Patiño cuando era ministro de Finanzas y renegociaba la deuda externa en una sala privada. Luego el Tribunal Constitucional fue desmantelado y reorganizado a la carta. Inmediatamente se identificó y anuló a lo que se llaman contrapoderes y se los fue poniendo en la parrilla; cámaras de la producción, colegios profesionales, agrupaciones gremiales, servidores públicos, maestros, médicos, policías y militares. A todos les tocó su turno. Se destituyeron Superintendentes para colocar a comparsas fieles; se crearon veinte nuevos ministerios para absorber ladinamente atribuciones de alcaldes y prefectos. La Junta Bancaria fue tomada una tarde cualquiera, como se toma un té a las cuatro de la tarde, y el Banco Central pasó a ser un ente decorativo. Se intervinierón varios medios de comunicación a cuenta de las sinvergüencerías bancarias y en vez de revertirlos para que con el producto de su venta se pague a los acreedores, simplemente reinvirtieron una fortuna en ineficiencias como es el caso de El Telégrafo, y pusieron a dedo a sumisos directores. Se fusionaron los fondos del IEES con los del Estado y finalmente se reorganiza el sistema de justicia imponiendo jueces calificados por quienes ellos mismos habían a su vez seleccionado. En estas circunstancias, rodeados de cuñas publicitarias, cadenas informativas e intolerancia sabatinas nos alistamos a nuevas elecciones generales para reelegir al ungido.

El Caso Bucaram

En mis circunstancias de edad y ambiciones ya atenuadas, cuando escribo este tipo de análisis políticos existe el único propósito de hilvanar las versiones históricas que he vivido, para que a la larga, quizás, puedan significar un aporte para quienes se interesen en hurgar el pasado con el afán de formarse criterios intergeneracionales sobre el ayer y el hoy que nos son comunes. Un país funciona en base de yerros y de aciertos, de ensayos, de éxitos o de fracasos, siempre y cuando sepamos comunicarnos entre una generación y otra, entre el ayer y el ahora.

El tema a tratar ahora es el de la nueva Corte de Justicia, que tiene delante de sí la enorme responsabilidad de juzgar a ex mandatarios que están prófugos y sobre quienes hay una premisa pública de culpabilidad ya momificada. Sobre el caso de Mahuad me expresé la semana anterior. Hoy me toca el de Abdalá Bucaram, personaje este que desde ya me ha tratado de intimidar con sus habituales procacidades expresadas, según me dicen, en un twittcam. Allá él. Cada quien tiene derecho a ser como es, y solo me alegra a mí no ser como él.

El caso Mahuad

Mahuad pide perdón por la crisis bancaria del 99

La nueva y flamante Corte de Justicia tiene que resolver casos pendientes represados que serán una prueba de fuego ante la opinión pública porque vienen precedidos de una carga emocional colectiva acumulada. No hablo del caso El Universo, pues creo que la determinación de Correa ya ejecutorió la sentencia. Prefiero referirme al caso Mahuad, y mas adelante, en otra entrega quizás, al caso Bucaram porque todavía no me apetece meterme en semejantes lodazales. En principio creo que ambos gobernantes fueron derrocados rompiendo los preceptos constitucionales y legales de la época, y que ellos deberían estar en el país como premisa de su inocencia. Lastimosamente los dos huyeron y por eso, para mí siempre serán los perdedores. Bucaram vive en Panamá a cuerpo de rey, juega pelota, no trabaja y nunca ha trabajado, se festeja sus cumpleaños a lo grande y la pasa irresponsablemente bonito como siempre. Finalmente por ese estilo de vida es que apenas pudo sostenerse en la Presidencia por seis cortos meses. Jamil vive de forma bastante austera, da clases en alguna universidad norteamericana, dicta conferencias, y no creo que tenga intenciones de regresar al Ecuador. Ya no tiene seguidores, políticamente hablando, y son pocos los amigos que se acuerdan de él. Está en el ostracismo y disfruta de ello.

Entrevista a Dallyana

1. ¿Al posar desnuda te calificas de desinhibida, audaz o desafiante?

Audaz

2. ¿Tu portada en SOHO, ha recibido reproche o desaprobación por parte de algún ser querido o por quien tengas respeto o admiración?

Por tres miembros de mi familia. Yo sabía que no iba a ser del agrado de todos, es sin duda muy polémico. Sin embargo y sin creer ser egoísta, no quisiera dejar de hacer las cosas que me gustan, que considero correctas o positivas para mi carrera, porque algunas personas no estén de acuerdo. Respeto el trabajo de los demás y la forma en la que manejan sus vidas y espero reciprocidad. Mi estrategia para no desviarme de mi deseo o para evitar que alguien lo mate, es no contar lo que voy a hacer sino hasta que está hecho.

Cinco Años

Preferiría escribir sobre temas agradables, no sobre esa bestia negra que es la política. Escribir por ejemplo pidiéndole a Dallayana que me autografíe una de esas fotos publicadas en SOHO, tema sobre el cual traté hace poco y que suscitó bastante controversia entre alguna mujeres, envidiosas quizás de tantas exquisiteces. Pero hoy caigo sobre el inefable Rafael Correa y sus cinco años de gobierno.

Históricamente las persona que han gobernado el Ecuador durante períodos continuos más largos han sido Eloy Alfaro (5 de junio 1895 a 31 agosto de 1901) 2.500 días ; García Moreno (10 agosto 1869, al 5 de agosto de 1875) que suman 2.185 días y que hubiese superado esa marca de no haber sido asesinado. La dictadura militar petrolera de los setenta duró 2.815 días sumadas las gestiones de Bombita Rodríguez y Alfredo Poveda que debo mencionarlos juntos porque es realmente un record si se lo toma en su conjunto por eso de las botas y charreteras.

×