23 noviembre, 2024

El cuento del gallo pelón

Parece el cuento del gallo pelón. Todos los años el Gobierno de turno declara emergencias en el litoral en el invierno y prometen obras para prevenir estos desastres, y al año siguiente, con las primeras gotas de agua, comenzamos otra vez el cuento.

La revolución ciudadana hizo algo diferente. Se creó el Ministerio del Litoral. Los escépticos ciudadanos, pese al crecimiento de la carga burocrática del Estado, al que parece sobrarle dinero para sus partidarios, consideramos que si el nuevo ente gubernamental iba a servir para solucionar el problema de los inviernos, valía la pena darle el beneficio de la duda y ver el programa de obras de infraestructura (muros, canales, etc.) y de limpieza (dragados, limpieza y afianzamiento de orillas, etc.) que se iban a realizar. Desafortunadamente, la creación del Ministerio parece que fue sólo para justificar el sueldo de un colaborador mientras se lo podía ubicar en otro Ministerio y no para defender a la costa ecuatoriana. Ahora el Ministerio del Litoral, así como las responsabilidades del trabajo no efectuado por el mismo, ya no existen y la costa vuelve al mismo cuento del que hablamos al inicio.

José Feliciano

No se puede tapar el sol con un dedo. La ocurrencia de Tomás del Pelo del sábado 13, al describir la forma en que el Gobierno vio la marcha del 11 de febrero, diciendo que José Feliciano (el famoso cantante ciego) había aseverado que él no había visto a nadie cuando lo interrogaron sobre si había visto a alguien en la marcha de Guayaquil, parece ser la forma como el Gobierno quiere taparse los ojos para no aceptar la realidad.

Hay tres tipos de ceguera: La del ciego de nacimiento, la de la persona que perdió la vista por alguna enfermedad o accidente y la del que no quiere ver. Esta tercera ceguera es la más grave de todas, sobre todo cundo las personas afectadas ocupan un cargo que expresa poder y están rodeados de gente que los alaba y nutren su ego, ocultándoles la realidad de lo que ocurre a su alrededor.

La realidad actual

Mi dilecto amigo, Nicolás Febres Cordero Rivadeneyra, la tenido la gentileza de mandarme un interesantísimo obsequio: el libro editado de la Comisión de Defensa Jurídico-Institucional de la Policía Nacional titulado “TERRORISMO Y SUBVERSIÓN: LA VERDAD QUE NO SE HA DICHO”.

Pese a haber vivido en el Ecuador de los ochenta, puedo asegurar que me ha impactado desde el inicio este interesante libro que, al presentar en forma sucinta y continua los hechos vividos en esa época, nos ayudan a comprender la magnitud de la zozobra que vivimos en el país en ese tiempo.

La subsidiaridad

Uno de los cinco ejes de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), es la subsidiaridad, que exige que las entidades superiores deleguen con los recursos necesarios para su debida ejecución, muchas de las labores que se deben realizar, es decir, que se les entregue a entidades menores: Gobiernos seccionales, Municipios, etc., el dinero y las delegación de las obras, con la lógica supervisión de las mismas.

“La subsidiaridad está entre las directrices más constantes y características de la DSI. Es imposible promover la dignidad de la persona si no se cuidan la familia, los grupos, las asociaciones, las realidades territoriales locales.” (DSI 185). “Conforme a este principio, todas las sociedades de orden superior deben ponerse en una actitud de ayuda – por tanto de apoyo, promoción, desarrollo – respecto a las menores.” (DSI 186)

Una mala Política

Al parecer es una regla del mal llamado Socialismo del Siglo XXI, el sembrar el odio entre clases, entre grupos y entre regiones, para pescar o cosechar a río revuelto y gana elecciones o continuar ejerciendo el poder. “Divide y Reinarás” decía con propiedad Filipo de Macedonia, padre de Alejandro Magno.

Viendo la forma de actuar del Presidente de Venezuela, podríamos colegir que la segunda regla de esta ideología política es apoderarse de los medios de comunicación para que la única voz que se oiga sea la del Gobierno y de los gobernantes, y la tercera actuar dictatorialmente para imponer, no por la razón sino por la fuerza, las reglas del juego.

La hipocresía

Las noticias de escándalos sexuales dominan la prensa. De la hipocresía se deriva todo el escándalo que domina al mundo y que nos permite criticar en otro lo que uno hace a escondidas. El hombre, de naturaleza, es proclive al pecado, pero lucha y debe luchar por mantener las virtudes que son inherentes a su alma; por eso, el extraordinario poema atribuido a Juan de Dios Peza, Verdades amargas, dice en una de sus estrofas: “Existe la virtud, yo no lo niego, pero siempre en conjunto defectuoso: Hay rasgos de virtud en el malvado y hay rasgos de maldad en el virtuoso.”

Un viejo refrán indio dice: “No hables de tu vecino hasta haber caminado 3 días en sus sandalias”, lo que indica que nadie debe hablar de lo que hace otro porque no conoce sus motivaciones. Es indudable que hay patrones morales que respetar, pero no debemos olvidar el ejemplo que el mismo Jesús nos dejó al perdonar a la pecadora encontrada en adulterio, al decir que el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

Ceder

Hay un punto importante en el desarrollo intelectual y emocional del hombre, que muchas veces es juzgado “a priori”, y se califica como “poco hombre” a la persona que cede, considerando la inflexibilidad como una virtud machista deseable.

Hay que diferenciar claramente el tema en el que se cede y las circunstancias o razones por las que se lo hace. Hay circunstancias o situaciones en las que un hombre honrado no puede ceder ni un paso y son los casos en los que para ceder, es necesario salirse de las reglas de lo moral y de lo correcto. Si se me pide colaboración para cometer un ilícito o para actuar en contra de mis principios, no puedo ceder ni un ápice y estuviera muy mal si lo hiciera.

¿En qué son culpables?

Si analizamos las noticias que aparecen en los diarios, radio y TV, encontramos que estas noticias pueden ser positivas y negativas; unas pueden informar y sembrar algo positivo y otras, desinformar o sembrar odio, destrucción o maldad en el lector. ¿Cuándo debe el Gobierno controlar, castigar, o cerrar estos medios de comunicación?

Analicemos lo bueno, lo malo y lo feo de las noticias. Toda noticia que permite la libertad de expresión en forma honesta, la que informa de los hechos sin escandalizar, la que es realizada documentadamente, la que advierte de riesgos, la que en forma crítica analiza los hechos, y expresa la preocupación sincera de la prensa o del escritor, son parte de la buena prensa, la que debe continuar, la que le hace bien al país, lo ayuda en su desarrollo y orienta a sus autoridades y a sus ciudadanos.

El cambio necesario

Da esperanzas en el futuro conversar con la Ministra de Salud, Caroline Chang, sobre los convenios con el Ministerio a su cargo. Oír hablar sobre los diversos proyectos que tiene el Gobierno en materias de salud, educación y programas sociales, hace ver que las intenciones del Gobierno en estas materias son firmes y serias.

La creación de casas de acogida para gente desvalida, la implementación clara de un programa de salud gratuita para el pueblo y sostenida por el Gobierno, la oportuna prevención de enfermedades por medio de la vacunación masiva y gratuita, la organización de un servicio integrado de salud con atención primaria en todas las comunidades, con derivación a centros más complejos para asegurar la atención correcta, indican que hay un plan firme para dar atención de calidad y con calidez.

La prevención

Lo más importante en medicina no es curar, sino prevenir. Cuando la persona se enferma, ya perdió su estado de salud. Al prevenir, estamos evitando que se enferme y ahorramos mucho en medicinas, en dinero, en faltas al trabajo y en longevidad, pues la persona que menos se enferma, va a vivir, por lógica, más que la que sí se enferma.

Uno de los programas más importantes es el de vacunación. Por medio de las vacunaciones podemos proteger a la población contra las enfermedades para las que se aplica la vacuna y podemos incluso llegar a erradicar enfermedades que pueden causar mucho daño a la población. Tal es el caso de la viruela y de la poliomielitis, enfermedades que prácticamente se encuentran erradicadas en la actualidad.

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