El acoso a Guayaquil
Olmedo, al aceptar el mandato del pueblo y de las tropas en 1820, había jurado respetar y guardar el Reglamento Provisorio Constitucional, y por encima de todo, cumplir con la decisión popular de iniciar, avanzar y culminar la liberación de Quito y Cuenca. Evidenciando que Guayaquil con generosa solidaridad buscaba extender la libertad que ella había conquistado. Pero como al mismo tiempo eso la enfrentó a Bolívar, pues la buscada libertad de Cuenca, Quito y otros tuvo ese efecto. Esto explica la actitud de conciliadora tolerancia con que llevó su relación frente a las ambiciones de Bolívar, a quien llama “Mi respetable amigo y paisano” (13/06/1821) dando a entender una colombianidad que sabía no poseer.
En 1820 también halaga a San Martín en su vanidad, diciendo: “Entre tanto, V.E. prepara el hermoso día del opulento Perú; y, ardiendo en amor patrio, nos enseña la senda que debemos seguir. Ya la Patria tiene en sus manos, destinada a las sienes de V.E., la corona que han tejido la Ninfas del Rimac” (22/11/1820).