20 abril, 2025

Carta para el cielo

La noche del 30 de marzo regresamos de Villa Juanita, nuestra casa de la playa. Lo primero que hice fue abrir la ventana que da al pasillo, miré hacía la esquina, ahí estaba la camita de Michu.

Michu no estaba en su camita, la noche anterior se había quedado dormida para siempre. Mi hijo Victorino la llevó metida en una caja de productos FUXION a la playa. Victorino llegó muy abatido, la pena era grande. Michu era su “chica ideal”, la mejor de todas (ciertamente muy bella), la que dormía en su cama, a pesar de su asma, la que lo esperaba para que le diera de comer, la que tocaba el vidrio de su ventana con sus patitas y maullaba con desesperación en los días de lluvia para que él la dejara entrar, pese a mi rotunda oposición. Michu me ganó siempre. Entraba cuando quería, me la topaba en las mañanas cuando bajaba a preparar el desayuno. ¡Victorino saca a esa gata de aquí! ¡Tú la dejaste entrar! ¡Fuera Michu, fuera!

Hostilidad

Algo hostil, algo tenso. Aversión, oposición, discordia, antipatía.

Algo con lo que no se puede vivir, o con lo que no se debe vivir; con lo que vivir se vuelve un infierno.

La hostilidad debería ser abolida, porque no conduce a ningún sendero. Te deja paralizado, sin avanzar y carcomiendo rabia y malestar. Pura mierda.

¿Eres hostil? ¿Hay alguien hostil a tu lado? ¡Olvídalo! No a ti ni al otro, al comportamiento hostil. No le hagas caso. Es una gran tentación que no te dará satisfacción alguna.

La adversidad

Estaba en Londres con tres de mí cuatro hijos y con mi esposo, la selección ecuatoriana de fútbol, conocida como “La Tri” jugó un partido amistoso con la selección de Australia. Somos hinchas del fútbol, así que fuimos a ver el partido, compramos los boletos por teléfono. Algo sucedió, el interlocutor que vendía los boletos no entendió que pedíamos los asientos dentro del grupo de asientos asignados para hinchas ecuatorianos. Nos tocó ver todo el partido en medio de cientos de australianos…pero tanto La Tri como nosotros supimos vencer la adversidad. Les dejo el relato del partido, una mini crónica escrita por una futura periodista deportiva, la tercera de mis hijas, Paula Abad:

¿De qué se compone la vida?

La vida se compone de pequeñas historias, de momentos, de profundos suspiros, de ilusiones pasajeras y otras que nunca terminan, de miradas que no se olvidan y abrazos que duran para siempre.

La vida es como una manta de colección, o tal vez como una manta única hecha de retazos. Es un pequeño o gran rompecabezas, con piezas que se van haciendo a medida que los años pasan.

La vida no es una línea recta, por mucho que quieras ser inamovible, nada permanece porque todo fluye, segundo a segundo, con ruido o en silencio; rápido o ligero, pero todo pasa.

¿Por qué escribimos y publicamos lo que escribimos, los que escribimos?

¿Por qué escribimos y publicamos lo que escribimos, los que escribimos?

Escribimos por placer, publicamos por necesidad (de compartir lo que hemos escrito).

Escribimos por necesidad, (porque escribir es vivir y si no lo hacemos estamos muertos) publicamos por placer.

Aquello que no se da se pierde dice el proverbio hindú. Y es así. Si escribes algo debes entregarlo al mundo y que el mundo se encargue. Leer lo que has escrito es el problema del mundo, tu problema es escribirlo.

Entrevista de Karyna a Karyna

Comparto con mis lectores la entrevista de mi hija Karyna Abad Arteaga, la dejo con un final abierto para que saquen sus conclusiones… La conclusión de mi hija dice algo así: Me alegró entrevistar a mi mamá porque aprendí cosas que no sabía de ella, me di cuenta de que es buena y divertida.

Karyna hija: Estamos con Karyna Arteaga de Abad,

Karyna hija: ¿Qué te inspiró a ser periodista?

Karyna mamá: Cuando yo era chiquita escuchaba siempre las conversaciones en mi casa, porque hablaban de periodismo, porque mi papi y mi mami son periodistas. También mi papi tenía en su estudio una gran foto de un señor barbudo vestido muy elegantemente, ese señor es Joseph Pulitzer, padre del periodismo, y yo siempre me sentaba al pie de ese retrato a escribir mis primeras notas, mis primeros cuentos, y yo creo que todo eso fue el motivo de inspiración para que yo quiera ser después periodista.

Insensato, ¿para quién será?

“Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho y se preguntaba a sí mismo: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha”. Después pensó: Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, y date buena vida”. Pero Dios le dijo: “Insensato, esta misma noche vas a morir, ¿Y para quién será lo que has amontonado?”

Lucas 12, 13 – 21

Ayer no es hoy, tampoco es mañana, hoy es hoy.

La ignorancia

Los hindúes llaman “avidya” a la ignorancia, y se refieren con ese término a cada átomo ilusorio, que unido a otros más forman Maya, la oscuridad, que impide al ser humano captar la luz que vive en él y lo ilumina desde su interior. Lo guía y lo introduce en el Verdadero Camino de la Vida.

Para entender mejor de lo que estoy hablando, es bueno comprender que ignorantes somos todos. Inclusive mientras el sabio es más sabio, entiende que sabe poco. Y es que ese “saber” al que me refiero no es el saber del intelecto. Llenar la mente de conocimiento intelectual o teórico, no es la aspiración profunda del ser. Encontrar el conocimiento de Dios, de la flama eterna que nos abarca a todos, esa es la meta de toda la humanidad. Un conocimiento que no tiene que ver con el intelecto, porque es un conocimiento intuitivo, trabaja desde la raíz del alma, llega de lo profundo al corazón y una vez alcanzado eleva al ser humano al lugar que le corresponde, al de hijo de Dios.

La Bandera

Una bandera es una pieza de tela, de forma rectangular que tiene colores o símbolos representativos de un grupo humano. Puede representar a un estado, una ciudad, un colegio, un club, etc.

Se cuelga de una mástil para hacerla visible.

La bandera que simboliza la paz, por ejemplo, es blanca, también es símbolo de rendición.

La bandera del Ecuador es de tres colores, amarillo, azul y rojo, y lleva en medio el escudo de armas.

La franja amarilla es de doble ancho en relación a la azul y a la roja.

Una enfermedad llamada cáncer (Segunda Parte)

Por: Gloria Arteaga Calderón

Si mi caída con la enfermedad fue dura, tengo que decirlo, ¡el levantarme me costó mucho más! Y el empezar a darle cara a la vida, a esta vida que me había aferrado con toda la fuerza, luchando cada vez más para tratar de recuperarme de los efectos del cáncer.

Toda esta fortaleza que empezaba a sentir, la verdad no recordaba de donde provenía, pero siempre tenemos algo en nuestro interior que nos habla y nos dice cosas, unos lo llaman intuición yo lo llamo Dios. Cuando lo buscamos él está siempre dentro de nosotros.

Cuando todo esto pensaba se vinieron los recuerdos cual caballos desbocados y se llenó mi mente de una claridad asombrosa, recordé que durante muchos años me dediqué al estudio de la metafísica aplicada. Ésta me enseñó a reconocer mi interior y encontrar la paz y la tranquilidad, pero por sobre todas las cosas encontré a mi Cristo interior.

Esto me hacía sentir que mi espíritu lo podía elevar más alto que las montañas, y podía sentir la presencia de esa energía universal que me llenaba de amor y felicidad.

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