20 abril, 2025

Bajo el árbol del amor

Recuerdo, hace casi treinta años visité Bahía de Caraquez; lo hice junto a
mi mamá (oriunda de Chone), mis hermanas, algunos familiares y mi tía
Leopoldina, también “choneña”, quien aún vivía en aquellos años. Cruzamos
en gabarra hasta San Vicente, y luego seguimos hasta llegar a Canoa. Los
años pasan y los lugares se quedan. Pero siempre, algo cambia.

Cambiamos nosotros y nuestra manera de mirar el mundo. Cambian los
lugares por que avanzan con el “progreso universal”.

Hace pocos días, tuve que hacer un viaje a Portoviejo, en compañía de mi
esposo. El motivo, especial por cierto, fue el bautizo de mi sobrina Isabela. La
última en sucesión en la línea de los primos, nietos de mi mami y de mi papi.

Piedras para construir

Usar piedras para construir es una acción inteligente. Usar piedras para
provocar, para lastimar o para destruir, es una acción animal, de las más
bajas.

Piedras, en todo caso, el que les da el uso adecuado es el ser humano.
Piedras físicas, o imaginarias; aquellas que en nuestro lenguaje criollo las
atribuimos a las palabras, “hablar piedras”, solemos decir.

Al construir cualquier edificación o monumento, cada piedra tiene su lugar y
encaja en las demás. Forman una estructura sólida, que debe reposar en una
base segura. Algo similar debe realizarse en la vida de las personas. Construir,
no destruir, armonizar, y pisar firme sobre una base firme.

Para Paula, mi bebe canguro

Más que un momento, una alegría desbordante, eterna. Si entendemos la
eternidad como el lugar del mayor gozo, de la máxima felicidad, de la dicha
completa, de la máxima expresión del AMOR.

No es fácil expresar en palabras lo que siento, pues no hay palabras para
hablar de estas cosas, de estas vivencias que están más allá de las palabras.

Paula nació un doce de octubre de 1997, a las diez y media de la noche. Creo
no equivocarme, llegamos con las justas a tener siete meses de gestación,
tal vez unas semanas menos. Y la culpa fue mía. Caí en errores graves y
puse en peligro las dos vidas, la mía y la mi hija. Pero Dios es compasivo y
misericordioso. Tras largos quince días de terapia intensiva, entre máquinas
y enfermeras y aferrándose a la vida como la luchadora que demostró ser,
Paula salió triunfante.

En absoluto

Henry Thoreau dice textualmente en uno de sus escritos, DEL DEBER DE LA
DESOBEDIENCIA CIVIL, “De todo corazón acepto el lema de que “el mejor gobierno es

el que gobierna menos”, y me gustaría que fuera honrado con más diligencia y sistema.
En la práctica significa asimismo, lo cual también creo: “que el mejor gobierno es el que
no gobierna en absoluto”; y cuando los hombres estén preparados para él, ese y no otro
será el que tendrán. El Gobierno es, a lo más, una conveniencia; aunque la mayoría de
ellos suelen ser inútiles, y alguna vez, todos sin excepción, inconvenientes.”

Este criterio me resulta claro y me agrada, así que no perderé el tiempo hablando de
política, más de lo necesario, y como ya lo dijo el mismo Dios, hace algunos años, dad al
César lo que es del César. A los políticos, la política.

Julia

La vi dos veces en esta vida, una de las cuales fue en su velorio. Hablé con
ella una sola ocasión en la que me hizo sentir realmente bien diciéndome
que parecía una quinceañera. ¿Qué importancia puede tener en mi vida
una persona a la que apenas conocí?

Una importancia tremenda, tanto, que el día en que me enteré de su
muerte y aún días después yo seguía conmocionada.

Paula, la tercera de mis hijas, me había pedido que la acompañe un día
a sus visitas de los viernes a las viejitas del asilo. Ella les había hablado a
todas de mí, quería presentármelas y las viejitas deseaban conocerme.

Aquel viernes en el asilo fue toda una experiencia, de esas que te dejan
marcada la vida. Ni bien llegué pude darme cuenta de la desenvoltura de
Paula en aquel ambiente, parecía un ser compuesto de aire, desplazándose
con soltura, casi levitando entre una cama y otra. Sabía el nombre de
todas las viejitas y con ese nombre me las presentaba. Celinda, la mudita,
Pastora, la que nunca fue a Quito, Blanquita, y entre tantas, Julia.

Cálido

“Muero sin ti, vivo en una prisión, pasas por mí. ¡Cuarenta grados!” Dice Magneto. Así es, a veces
parece que vamos a morir si no conseguimos estar cerca de alguien o si no alcanzamos algo.
Alguien o algo que deseamos intensamente. Hasta que nos damos cuenta de que no necesitamos
a ese alguien o a ese algo para vivir. Y que ese deseo más que satisfacción, causa angustia e
inclusive sufrimiento.

Nos necesitamos a nosotros mismos, cada uno a su mismo ser. Y en ese ser necesitamos a Dios. ¡Y
ahí, en esa única y verdadera necesidad, lo encontramos!

Amar y tu destino

Si amas a alguien o amas algo, no puedes hacer daño, ni a ese alguien, ni a ese algo.

Si amas a alguien o amas algo, intentarás por todos los medios de que esa persona haga
con su vida lo correcto. Si no, descansa y reflexiona, lo que sientes no es amor.

Puede suceder que te equivoques, pero siempre la vida te dará la oportunidad de reparar.

Muchos sentimientos pueden confundirte, ideas erróneas del amor que pueden llevar a
tu corazón por el sendero equivocado. No ama el que posee, o el que desea poseer algo o
a alguien. Aunque lo desee con todas las fuerzas de su alma.

El cultivo

La palabra cultura ha tenido distintas definiciones en el recorrido de la
historia, aunque todas tienen una idea común: “cultivar”.

Partiendo de lo anterior, tenemos el criterio de que cultura es, de alguna
manera, sinónimo de cultivo. Qué cultivemos y qué no, es cuestión de cada
uno y del grupo humano al que pertenece.

Cultura significa, excelencia en el gusto por las bellas artes y las
humanidades; a esto también se conoce como “alta cultura” No es lo
mismo “alta cultura” que “alta costura” por muy altas que sean las modelos.
No siempre lucir un lindo traje es igual a lucir una exquisita cultura.

La camita

Hay metas a las que no puedes llegar si intentas solo.

En las posturas de Hatta yoga, las asanas, hay una que al lograrla te llena de un inmenso placer,
es un goce estupendo, algo realmente delicioso, es la postura del arco. Muchas personas pueden
llegar a ella sin ayuda. No es mi caso. Hice el arco varias veces pero con ayuda. En ocasiones, y tal
vez sea lo que me ocurre a mí, es el miedo a “lo desconocido”, a que algo vaya a pasar, algo malo,
lo que impide que lleguemos a esa meta.

Julianas

Guayaquil

Ni verduras a la juliana ni Juliana que mala eres, “julianas” porque son las
fiestas de Julio, en las que celebramos la fundación de la bella ciudad de
Guayaquil, “Perla del Pacífico”.

Lamentable el anterior accidente del edificio Las Cámaras, que ha empañado
este mes, siempre festivo y alegre para todos los guayaquileños. Pero, como
todo en la vida, incluso los accidentes fatales son una experiencia para el
aprendizaje. Nos motiva una vez más a la reflexión: ¡debemos estar
preparados! ¿Preparados para qué? ¿Para saber qué hacer en caso de
incendio? ¡Sí! Pero lo que debemos aprender, es saber qué hacer en caso del
incendio interior, cuando nuestra alma y nuestra mente se mantienen
consumiéndose en las llamas de nuestro propio infierno, el que nosotros
hemos permitido que se instaure en nuestra vida a causa de decisiones y
acciones equivocadas. Estar en paz con Dios, con nosotros mismos y con los
demás, es el mejor antídoto contra la desesperación, sobre todo en
momentos de angustia extrema. Dominique Lapierre, el célebre autor
francés, cuenta en uno de sus libros, algo más o menos así: era la noche en
la que un gas tóxico escapó de una fábrica en Bophal, la gente corrió
desesperada para librarse de una muerte segura o mínimo serios trastornos
respiratorios y cardiacos a causa del gas mortal, un sadhu (renunciante o
monje), se quedó sentado bajo un árbol y suspendió el flujo de su
respiración, una vez que la nube de gas pasó de largo por el lugar a donde él
estaba, el sadhu volvió a respirar. Muchos murieron porque al correr
agitadamente producían mayor desgaste de su corazón y su respiración se
volvía más agitada lo que los obligaba a consumir más aire (oxígeno) que
estaba obviamente contaminado.

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