4 diciembre, 2024

Educación es progreso

La educación es un proceso formativo que busca desarrollar la capacidad intelectual y moral de las personas. Y, aunque los padres son quienes están llamados, en primera instancia, a preocuparse de dar una buena educación a sus hijos, el Estado tiene la obligación de garantizarla.

Como vemos la educación pasa el límite de lo intelectual y abarca también el plano moral. Una población sin valores, aunque sepa leer y escribir, seguirá sumida en la ignorancia. La ignorancia que no libra de culpa pero que permite en su nombre cometer una serie de barbaridades.

La educación se refiere además al comportamiento adecuado de las personas que conviven en una sociedad, respetando ciertas normas que dan pauta de lo correcto o lo incorrecto de nuestras acciones.

Pensando en Guayaquil…

Guayaquil Ecuador

Pensando en Guayaquil solo se me ocurre poner una canción para cantar y bailar de alegría, pese a todas las adversidades.

Es que Guayaquil merece ser festejada, apartando por un momento las preocupaciones, sin pretender dejar en olvido lo que debe ser mejorado. Guayaquil es ciudad más grande del Ecuador, la que alberga a gente de todas las regiones de la Patria, la Perla del Pacífico…La “niña bonita del corazón de todos los guayaquileños” como dice la canción de Chino y Nacho que escucho mientras escribo esta nota de cariño a mi ciudad natal.

Mi Cerro Santana, mi Cerro del Carmen, mi Malecón y mi “parque de las iguanas”…todo eso y más eres Guayaquil, inclusive con peligro, contaminación y delincuencia, no te cambio por nada. En el silencio de tu noche, bajo una luna llena que cautiva, escucho al río murmurar tu gloria, pronunciar tu nombre y reclamarle a la historia el lugar que te corresponde hoy y siempre dentro del corazón ecuatoriano.

Pensando en el primer café

I

Me parece increíble que suceda pero es así. Por la noche cuando me voy a dormir, en lo último que pienso es en el grato momento que vendrá mañana, cuando al fin en serena soledad, disfrutaré mi cafecito mañanero, junto a un pan tostado untado con mermelada y mantequilla, acompañado con un pedacito de queso.
Ese desayuno, saboreado desde la noche anterior, es el gran banquete de cada mañana y el que me sirve de energizante para iniciar las labores del día. Sin ese cafecito americano caliente, mi favorito, acompañado del pan tostado, el día pasa sin sabor, peor aún mi carácter sufre una metamorfosis negativa, ya que necesito ese café como al sol de cada día.
En torno al café se pueden contar mil historias, arreglar y descomponer el mundo, y de hecho ha sido así. Dice la tradición que desde la época del Profeta Mahoma. Una vez que el profeta estaba enfermo, el ángel Gabriel le devolvió la fuerza y la virilidad, ofreciéndole una bebida negra,…entre los árabes es también común la lectura del café. Te tomas una tasita de café y dejas un conchito al fondo de la taza…

El Cuaderno de Maya

Maya Vidal es una joven de 19 años que cuenta su historia. En este caso, me la contó a mí, y logró desencadenar una serie de emociones, vivencias y recuerdos de mi propia vida, que fueron apareciendo mientras Maya relataba su vivencia.

Lo que quiero decir, y para hacerlo en términos de una crítica literaria formal, es que el contexto de la autora, Isabel Allende, encajó por completo en el contexto del receptor, Karyna Arteaga. También quiero decir, que la función del lenguaje utilizado fue cabalmente cumplida, el personaje principal, Maya Vidal, me habló a mí, desde el principio y me atrapó de tal manera en su relato, que cuando debía dejar de leer, para dedicarme a otras actividades, esperaba con ansías poder reunirme otra vez con ella, para que me siga contando sobre su vida.

Sangría, Bolaños y el Dios ajeno

Mientras tomo una copa de sangría, escucho a Roberto Bolaños que toca lo mejor de Santana y pienso en el artículo que aún no he terminado sobre el “Dios ajeno”…

“El racionamiento de Dios es limitado porque el pensamiento es limitado. A duras penas podría ser un buen mapa que apunta a esa verdad. A Dios no se lo piensa se lo siente. Creo que no es para la mente conocer a Dios” escribió un amigo en Facebook.

Al tiempo que una amiga enviaba su comentario desde El paso (Texas): “¿Por qué nos dedicamos a buscar la diferencia entre las religiones, en lugar de sus similitudes? Dios es uno solo, ¡incluso para los ateos!!”

Recuperando archivos: El chico debajo del puente

Paula-dijo el padre Zambrano-quiero que me presentes a ese chico que quiere vivir debajo del puente.

Paula sonrió. Sabía que el padre Zambrano le estaba hablando de su hermano Victorino. Ella le había contado al sacerdote sobre las intenciones que tenía Victorino de “irse a vivir debajo del puente”…

A los quince años de edad, Victorino, se había planteado la futura creación de un grupo de seguidores de Cristo a quienes llamaría: “los predicadores callejeros”. Jóvenes que lo dejarían todo. Y, a la manera de Francisco de Asís, vivirían en la pobreza cumpliendo el único oficio de predicar el Evangelio. En su vida de pobreza, se mantendrían de limosnas y comerían sobras. No tendrían una casa. Así que siguiendo el ejemplo de su patrono de Asís, descansarían, si acaso, sobre un saco de papas y bajo el amparo de un puente.

Caminar sobre las piedras

Caminando sobre las piedras

Muchos nos conmovimos con el quebranto en la salud de Gustavo Cerati, el vocalista del grupo musical argentino, Soda Stéreo. Su voz irremediablemente cautiva, mientras escucho…”Yo caminaré entre las piedras, hasta sentir el temblor…a veces tengo temor, lo sé, a veces vergüenza…”

Y canto. Repito las palabras de la canción y pienso que a mí también me ha tocado caminar sobre las piedras. Si alguien lo ha hecho, sabrá que es difícil mantener el equilibrio, claro, depende sobre qué tipo de piedras estés asentando tus pies. Y qué tipo de calzado lleves.

Si vas descalzo, además de difícil, resultará doloroso. Hay circunstancias en que vamos sin nada, los pies sienten lo duro del camino…

Desesperación

Escuchando la canción que maravillosamente interpretan Beto Cuevas (ex – La Ley) y Amaral, intento escribir algo interesante, pero con la canción, los sentimientos me atrapan y me cuesta dar secuencia a mis ideas.

La canción se mezcla con recuerdos de un libro que leí hace algún tiempo, tanto o más exquisito que lo que estoy escuchando: “Médico de Cuerpos y Almas. San Lucas, el Tercer Evangelista de la Roma Imperial”. Más allá de lo religioso, el libro se adentra en la intensa vida de éste, que tal como lo describe Taylor Caldwell, fue un hombre bello. Tal es la descripción que hace la autora, que no faltó imaginación para graficar a un Lucano, su nombre original, muy similar al Brad Pitt de Troya en su papel de Aquiles.

El infinito no termina en ti…

“Desde el momento en que me despierto, antes de ponerme el maquillaje, rezo una pequeña oración por ti… Para siempre y por siempre, te quedarás en mi corazón…”

“I say a Little prayer” canción de Aretha Franklin e interpretada espectacularmente por Whitney Houston y Natalie Cole, bella canción de un amor… con la alegría y la esperanza de rezar cada día y por cada pensamiento, una pequeña oración… por ti.

Sabiendo que el infinito no termina en ti, ni en ese amor ni en mi propio corazón. El infinito, el amor de Dios que no termina, pero si empieza en esa intención generosa, entregar nuestros mejores deseos a quien amamos.

El alma es la hoja en la que se trazan todas las perspectivas de la vida, y “…mientras viajo pienso en nosotros…rezo una pequeña oración por ti…”

Sin complejos

Recuerdo haber escuchado hace algunos años a un ex presidente de la República cuando se dirigía al pueblo en uno de sus motines de campaña, él dijo: “Ustedes los pobres…” Algunos lo criticaron por eso, yo no. ¿Por qué no? Porque él tenía razón. Él no era pobre, pobres eran los del pueblo que se había reunido para escucharlo y aplaudir cuando decía verdades como esa. Lo cierto es que la verdad no debe acomplejarnos.

¿Cuándo ocurre el malestar? Ocurre cuando empezamos a creernos lo que no somos o empezamos a convencernos de que por algún motivo somos más y mejores que el resto de las personas. Nadie es más ni mejor. Lamentablemente y aunque nos moleste aceptarlo, TODOS SOMOS IGUALES. Nacemos, crecemos, morimos. Cumplimos un ciclo vital no modificable. Unos le sacamos mayor provecho, otros menos, otros no tienen opciones. Pero al final, como dice la canción, “las calaveras todas blancas son”.

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