20 abril, 2025

Lo que no me gusta

Todos tenemos afinidad, resistencia o desprecio por otras personas, por situaciones o por determinadas experiencias de la vida. Sin duda la frase “no soy un billete de cien dólares” le calza a cada quien en algún momento de la vida. Lo que quiere decir que no siempre seremos queridos o aceptados de la mejor manera, como sí lo sería, en todo caso, un billete de cien.

Intento explicar que todos tenemos aspectos positivos y aspectos negativos, físicos y espirituales. Mentales y conductuales. A veces agradamos y a veces no. Lo que veo negativo es insistir en aquello que nos daña y daña a otros. Lo que ya está probado y reprobado por la sociedad humana, un ejemplo: la violencia. Ser violentos una y otra vez nos hace mal y perjudica a toda la sociedad. Violento no es solo el que grita y vocifera; el que altera el orden, el que insulta, atesta un golpe o el que dispara un arma. Violento es también el que calumnia, el que insiste con bromas de mala intención, el que difunde lo que altera la paz. Lo que incluye también a la prensa. No podemos esperar que la responsabilidad de difundir la violencia recaiga solo sobre los gobernantes, los grupos de oposición, los terroristas, o cuanto ser violento exista en este mundo.

Recuperando archivos: Quito, diecisiete de noviembre: Sucre, Serrat y Sabina

El viaje a Quito era la tercera de tres opciones. Por motivos varios a los que he de llamar fortuna, fue la opción elegida y, la decisión acertada. Mi esposo y yo viajamos a Quito el viernes en la noche para aprovechar el sábado y, de alguna manera, encontrar una buena localidad para el concierto “Dos Pájaros de un Tiro”, que tendría lugar el mismo sábado a partir de las 8 de la noche en el coliseo Rumiñahui.

Para nosotros improvisado concierto, para los quiteños, muy planificado. Por temprano que llegamos a las boleterías del coliseo, ni ahí ni los revendedores tenían nada mejor que ¡general! Que más daba. Era ir o no ir. Así que compramos los boletos con la esperanza de lograr algo mejor por la noche…Luego de comprar las entradas decidimos ir a caminar por el Centro Histórico. Paseo que ya hemos hecho por múltiples ocasiones. Pero bueno, había expectativas nuevas. Sobre todo ir por Carondelet a “ver que tal las cosas con el Presidente”. Lo novedoso talvez fue la música, que en otros tiempos no se escuchaba por el lugar, como las canciones del desaparecido canta autor chileno: Víctor Jara. Conversando y caminando por las centenarias calles llegamos a la Catedral Metropolitana, donde tuvimos el primer gran encuentro del día: Sucre. Esperaba majestuoso en el féretro que guarda sus restos. Tal como hubo de ser mientras vivía, callado, digno, admirable. Ahí, en pie, estábamos los dos, ante el magnánimo hombre que amó a nuestra Patria como suya…

¿Podemos ser libres?

Dijo el Subcomandante Marcos que la libertad es como la mañana. Hay quienes esperan dormidos a que llegue, pero hay quienes desvelan y caminan la noche para alcanzarla. Por mi parte, me desvelo cada día y cada noche también.

¿Podemos ser libres? Sí, podemos. Porque la libertad lejos de ser un bien físico, es un bien intangible. Parece poético o de alguna manera sub realista. Pero es así. Presos y víctimas de las mayores torturas, grandes hombres y mujeres de la humanidad no han perdido su libertad. Habrán perdido la vida, la vida física. Pero no la libertad propia del alma.

Pero hay que abordar la parte ultra realista, lo vivido de las cosas. La libertad es un derecho humano, que debe ser respetado como tal en hombres y mujeres, de igual manera. ¿Pero qué mismo es esto tan preciado y codiciado, esto a lo que llamamos libertad y que a veces en realidad nos hace prisioneros? Libertad es hacer simple y llanamente lo que se debe hacer. Nos guste o no, inclusive aunque la elección responsable, más que libres, nos deje encadenados. Esa es la libertad. Una paradoja de la vida.

Ética del periodismo

“El impacto de la Segunda Guerra Mundial marcó un cambio fundamental en la atención al fenómeno de la información y la comunicación. No sólo se tomó conciencia de su importancia social y política sino que se reconoció también su específica dimensión normativa. De allí la consideración del derecho a la información, junto al tradicional reconocimiento de la libertad de expresión, como un derecho fundamental más de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, dando así a los códigos éticos un nuevo fundamento.

Así, después de terminado el conflicto bélico y en un proceso que iría creciendo en las décadas siguientes, las diferentes organizaciones de periodistas o de prensa del mundo van aprobando sus propios códigos de ética periodística. A mediados de los años ochenta, la mayoría de países y de organizaciones internacionales del periodismo contaban ya con códigos.” (Hugo Aznar)

Educación es progreso

La educación es un proceso formativo que busca desarrollar la capacidad intelectual y moral de las personas. Y, aunque los padres son quienes están llamados, en primera instancia, a preocuparse de dar una buena educación a sus hijos, el Estado tiene la obligación de garantizarla.

Como vemos la educación pasa el límite de lo intelectual y abarca también el plano moral. Una población sin valores, aunque sepa leer y escribir, seguirá sumida en la ignorancia. La ignorancia que no libra de culpa pero que permite en su nombre cometer una serie de barbaridades.

La educación se refiere además al comportamiento adecuado de las personas que conviven en una sociedad, respetando ciertas normas que dan pauta de lo correcto o lo incorrecto de nuestras acciones.

Pensando en Guayaquil…

Guayaquil Ecuador

Pensando en Guayaquil solo se me ocurre poner una canción para cantar y bailar de alegría, pese a todas las adversidades.

Es que Guayaquil merece ser festejada, apartando por un momento las preocupaciones, sin pretender dejar en olvido lo que debe ser mejorado. Guayaquil es ciudad más grande del Ecuador, la que alberga a gente de todas las regiones de la Patria, la Perla del Pacífico…La “niña bonita del corazón de todos los guayaquileños” como dice la canción de Chino y Nacho que escucho mientras escribo esta nota de cariño a mi ciudad natal.

Mi Cerro Santana, mi Cerro del Carmen, mi Malecón y mi “parque de las iguanas”…todo eso y más eres Guayaquil, inclusive con peligro, contaminación y delincuencia, no te cambio por nada. En el silencio de tu noche, bajo una luna llena que cautiva, escucho al río murmurar tu gloria, pronunciar tu nombre y reclamarle a la historia el lugar que te corresponde hoy y siempre dentro del corazón ecuatoriano.

Pensando en el primer café

I

Me parece increíble que suceda pero es así. Por la noche cuando me voy a dormir, en lo último que pienso es en el grato momento que vendrá mañana, cuando al fin en serena soledad, disfrutaré mi cafecito mañanero, junto a un pan tostado untado con mermelada y mantequilla, acompañado con un pedacito de queso.
Ese desayuno, saboreado desde la noche anterior, es el gran banquete de cada mañana y el que me sirve de energizante para iniciar las labores del día. Sin ese cafecito americano caliente, mi favorito, acompañado del pan tostado, el día pasa sin sabor, peor aún mi carácter sufre una metamorfosis negativa, ya que necesito ese café como al sol de cada día.
En torno al café se pueden contar mil historias, arreglar y descomponer el mundo, y de hecho ha sido así. Dice la tradición que desde la época del Profeta Mahoma. Una vez que el profeta estaba enfermo, el ángel Gabriel le devolvió la fuerza y la virilidad, ofreciéndole una bebida negra,…entre los árabes es también común la lectura del café. Te tomas una tasita de café y dejas un conchito al fondo de la taza…

El Cuaderno de Maya

Maya Vidal es una joven de 19 años que cuenta su historia. En este caso, me la contó a mí, y logró desencadenar una serie de emociones, vivencias y recuerdos de mi propia vida, que fueron apareciendo mientras Maya relataba su vivencia.

Lo que quiero decir, y para hacerlo en términos de una crítica literaria formal, es que el contexto de la autora, Isabel Allende, encajó por completo en el contexto del receptor, Karyna Arteaga. También quiero decir, que la función del lenguaje utilizado fue cabalmente cumplida, el personaje principal, Maya Vidal, me habló a mí, desde el principio y me atrapó de tal manera en su relato, que cuando debía dejar de leer, para dedicarme a otras actividades, esperaba con ansías poder reunirme otra vez con ella, para que me siga contando sobre su vida.

Sangría, Bolaños y el Dios ajeno

Mientras tomo una copa de sangría, escucho a Roberto Bolaños que toca lo mejor de Santana y pienso en el artículo que aún no he terminado sobre el “Dios ajeno”…

“El racionamiento de Dios es limitado porque el pensamiento es limitado. A duras penas podría ser un buen mapa que apunta a esa verdad. A Dios no se lo piensa se lo siente. Creo que no es para la mente conocer a Dios” escribió un amigo en Facebook.

Al tiempo que una amiga enviaba su comentario desde El paso (Texas): “¿Por qué nos dedicamos a buscar la diferencia entre las religiones, en lugar de sus similitudes? Dios es uno solo, ¡incluso para los ateos!!”

Recuperando archivos: El chico debajo del puente

Paula-dijo el padre Zambrano-quiero que me presentes a ese chico que quiere vivir debajo del puente.

Paula sonrió. Sabía que el padre Zambrano le estaba hablando de su hermano Victorino. Ella le había contado al sacerdote sobre las intenciones que tenía Victorino de “irse a vivir debajo del puente”…

A los quince años de edad, Victorino, se había planteado la futura creación de un grupo de seguidores de Cristo a quienes llamaría: “los predicadores callejeros”. Jóvenes que lo dejarían todo. Y, a la manera de Francisco de Asís, vivirían en la pobreza cumpliendo el único oficio de predicar el Evangelio. En su vida de pobreza, se mantendrían de limosnas y comerían sobras. No tendrían una casa. Así que siguiendo el ejemplo de su patrono de Asís, descansarían, si acaso, sobre un saco de papas y bajo el amparo de un puente.

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