Lo que no me gusta
Todos tenemos afinidad, resistencia o desprecio por otras personas, por situaciones o por determinadas experiencias de la vida. Sin duda la frase “no soy un billete de cien dólares” le calza a cada quien en algún momento de la vida. Lo que quiere decir que no siempre seremos queridos o aceptados de la mejor manera, como sí lo sería, en todo caso, un billete de cien.
Intento explicar que todos tenemos aspectos positivos y aspectos negativos, físicos y espirituales. Mentales y conductuales. A veces agradamos y a veces no. Lo que veo negativo es insistir en aquello que nos daña y daña a otros. Lo que ya está probado y reprobado por la sociedad humana, un ejemplo: la violencia. Ser violentos una y otra vez nos hace mal y perjudica a toda la sociedad. Violento no es solo el que grita y vocifera; el que altera el orden, el que insulta, atesta un golpe o el que dispara un arma. Violento es también el que calumnia, el que insiste con bromas de mala intención, el que difunde lo que altera la paz. Lo que incluye también a la prensa. No podemos esperar que la responsabilidad de difundir la violencia recaiga solo sobre los gobernantes, los grupos de oposición, los terroristas, o cuanto ser violento exista en este mundo.