4 diciembre, 2024

Siempre te esperaré…

“Nena no te pongas mal, sabes que esto cambiará, yo luché tanto tiempo por lograr lo que ahora tengo. Es muy grande la ciudad si no estás bien convencido, que quieres llegar bien alto aunque sea duro el camino…”

Escuché hace años esta canción por sugerencia de mi hija Lidia, cuando ella era una pequeña niña. Desde esa ocasión cada vez que la escucho, mínimo, un par de lágrimas no dudan en salir de mis ojos. En aquella ocasión me di cuenta que algún día mi hija se marcharía de mi lado. Tal como yo me fui un día del lado de mi mamá. La ley natural de la vida. Pero las partidas no son solo entre padres, madres e hijos. Parece que estamos destinados a un continuo despedir lo que queremos. Lo que causa dolor, dolor que debemos transformar en esperanza.

La Boda

Asistí hace pocos días a un matrimonio, en el que se leyó como es costumbre en estas ocasiones el pasaje bíblico de las Bodas de Canaán. Ya lo había escuchado un sinnúmero de veces, pero ahora la idea que llegó a mi fue distinta. Sin poder repetir con exactitud lo que el sacerdote dijo, remito algo parecido y escrito según mis palabras:

A los novios de las Bodas de Canaán se les acabó el vino; la fiesta entonces se iba a convertir en un fracaso y todo el pueblo iba a comentar sobre eso, contando con los invitados que seguramente harían las peores críticas sobre sus anfitriones. Pero, ¡Oh sorpresa! No contaban con ciertas amistades del novio y de la novia. Había entre sus invitados dos personas que harían de aquella situación algo que sería recordado por los siglos de los siglos: un milagro. Una sencilla Mujer invitada a la boda, quien parece tenía la costumbre de estar muy pendiente de todo, se da cuenta de que el vino se había terminado. Dice entonces a su Hijo, a estos dos se les acabó el vino, dales una mano, que los pobres están desesperados. El Hijo que no quería salir de su low profile (bajo perfil) le pide que no se meta en ese asunto, aún no es su hora de actuar. La verdad no sabemos qué es lo que estaba esperando o cuando sería el momento preciso en que se diera a conocer al mundo. En tal caso, tuvo que demostrar su identidad secreta porque aquella mujer como toda buena madre, no tomó en cuenta sus palabras y con sutil delicadeza ordenó a los empleados de aquella casa: ¡hagan lo que Él les indique! El obediente Hijo, se puso manos a la obra al darse cuenta que no podría ir contra la insistencia de su Madre, entonces hizo llenar las tinajas de agua y luego transformó el agua en vino. Con más que suficiente vino para esa noche, continuó la fiesta y con un detalle que jamás olvidarían los invitados; terminado el vino mediocre, los novios ofrecieron el mejor vino de la historia. Que se sepa, nunca jamás nadie ha probado un vino tan exquisito.

Dejar Pasar

“Así como la oscuridad de la noche se disipa cuando sale el Sol, así también la oscuridad de la ignorancia y la ilusión se disipa cuando conoces a tu Verdadero Ser.” Esto dice el Bhagavad Gita, libro sagrado que contiene un saber universal.

Atendiendo a los consejos ancestrales, dando una breve mirada “a lo de antes” tal vez logremos entender mejor la vida, nuestra vida. Aquella que por espacios, cortos o prolongados se torna difícil y poco llevadera. Los antiguos aconsejaban conocerse a sí mismo para poder enmendar lo torcido y afianzar lo bueno. El mismo Jesús nos desconcierta cuando dice “Dioses sois”. Nos está indicando que el camino es la interiorización. Ese Dios, que somos está dentro, es el soplo Divino, el Espíritu que mora en nuestro ser.

¿Qué puede ser tan seguro?

Puede el ser humano estar rodeado de seguridades, construir una verdadera prisión en torno a si. Preso de sus temores y carcelero de su propia vida, da a la angustia mil nombres y le pone mil caras que parecieran ser la encarnación del peligro.

La historia de la humanidad ha sido silenciosa testigo de cómo han caído al precipicio de lo inimaginable, celebridades, estrellas del arte, príncipes, reyes, magnates, políticos, santos y pecadores. Gente común, gente única, gente exclusiva, todos vamos a lo mismo.

Desde que el hombre y la mujer nacen, deben tener una seguridad, ninguna otra es tan verdadera: un día, hoy, mañana o cualquier día, vamos a morir. “Polvo eres y en polvo te convertirás”. Tras saber que esta es la única afirmación segura, ¿por qué temer al dolor, a la enfermedad y a la muerte? Sería mejor aprender a desprendernos de la angustia por lo inevitable.

El Discípulo

Acostumbrada al término “discípulo” como aquel que es alumno de otro, no he ido más allá de lo que parece un sencillo significado de este término. Hace poco escuché a una profesora de yoga, dar a “discípulo” otra significación. Discípulo no es solo el que aprende de otro o sigue a un maestro. Primero, dijo la profesora, discípulo deriva de la palabra “disciplina”; entonces, para ser un “discípulo” hay que ser disciplinado. A un discípulo lo hace la disciplina. ¿Hemos de ser discípulos de alguien? ¿Seguir a alguien que pueda guiarnos? La profesora de yoga agregó un concepto nuevo a mi diccionario de términos y situaciones, debemos, dijo, ser discípulos de nosotros mismos.

No significa esto que hemos de creernos los omnipotentes maestros de la vida. Es simplemente el hecho de buscar dentro de cada uno lo que ya está impreso en nuestro ser, interiorizar en lo que ya hemos aprendido. Somos un soplo de Dios, y un soplo de Dios debe tener mucha sabiduría. Con las distracciones del mundo, lo olvidamos todo o casi todo y acabamos creyendo que nacemos ignorantes para aprender “muchas cosas” y llenar un cerebro vacio y carente de todo contenido. Pues, no es así.

Pensando en muchas cosas…

Esta es una época que se puede tomar en dos sentidos. Uno, podría ser como de “post-mortem” y estaría bien, ya que hace apenas dos meses que asistimos a la muerte del año anterior, puede que aún queden heridas que sanar, secretos que contar, secretos que ocultar más todavía, momentos que recordar, temores que vencer o deudas que pagar.

También podría ser una etapa de inicio, algo así como un estado entre pre-natal y natal. En la que hemos puesto esperanzas, y deseos que, obviamente, queremos se cumplan.

Si se habrán dado cuenta, entre una y otra posibilidad queda un vacío. El antes y el después nos deja inevitablemente el “ahora”. Qué estamos viviendo “ahora”. Ahora, mientras se quemaba el “viejo”; ahora mientras escribo o ahora, mientras ustedes leen lo que escribí.

Sólo grita mi nombre

Existe, en mi memoria y en grabaciones y discos en muchos lugares del mundo real y del mundo cibernético, una bella canción de Carole King. La canción fue interpretada también, en solo y junto a Carole, por el ultra recordado James Taylor. Otras versiones, Celine Dion, Gloria Estefan, Shania Twain; y todas las versiones imaginables. Es una canción que lejos de ser una simple melodía, es un auténtico poema a al amor. Al amor puro y honesto que existe cuando dos personas son realmente amigas. Esa amistad que lejos de confundirse con días de fiesta o noches de farra, es el símil de días difíciles o noches de soledad. La amistad que nos sostiene en nuestros momentos oscuros e impide que tropecemos o, si tropezamos nos impide caer, o si caemos, simplemente, nos levanta.

Emocionalmente estable

Flores de Bach

Comparto con mis lectores mi testimonio acerca del beneficio de la terapia con las Flores de Bach.

Luego de ser diagnosticada de Lupus, una enfermedad autoinmune en dónde tus propias defensas orgánicas te atacan, que además afecta al equilibrio psicológico y emocional y destruye poco a poco distintos órganos del cuerpo, no podía vivir sin tomar medicamentos antiinflamatorios y analgésicos además de pastillas para poder dormir y estar tranquila.

Todo esto dio su efecto de curación de los síntomas, es decir una curación momentánea, pero estaba dañando uno de los órganos más importantes de mi cuerpo: los riñones. Los riñones son una especie de filtro natural por dónde pasan todas las sustancias que ingerimos para luego, los desechos que resultan de su depuración, ser eliminadas por la orina. Imaginemos que los riñones actúan como una especie de “cedazo” por eso cuando se dañan o se tapan” dejan de funcionar y es ahí cuando lamentablemente las personas deben someterse a tratamientos como la diálisis. La diálisis suple de alguna manera esta función renal, “limpiando” la sangre de las toxinas y desechos que los riñones ya no pueden depurar.

Una Familia Especial

Me visitó en mi oficina Sébastien Melieres, de revista Vistazo, conversando sobre los libros que he escrito, se refirió en especial a uno: “Gutis, la hamaca y la perra”. La vida de mi hija Karyna, contada como una historia infantil y animada por las caricaturas que dibujó mi hija Lidia. Esta historia en realidad aún no ha sido publicada como un libro de venta al público. Fue publicada como libro pero para darla como recuerdo de Primera Comunión, en ese día tan especial para Karyna, el 27 de noviembre de este año.

La escribí hace dos años, cuando en el colegio a donde estudia mi hija, pidieron que los padres escribamos un cuento para regalar a nuestros hijos en Navidad. El cuento como tal quedó precioso. No porque yo lo haya escrito, sino porque en él hablo del precioso tesoro que ha sido Karyna en nuestras vidas. Pero como tantas cosas, paso a formar parte de los recuerdos que se muestran a familiares y amigos en las reuniones caseras.

En la Feria del Libro del mes de julio en Guayaquil, se lo mostré a mi compañera de Stand, Sandra López, autora del libro “Nardo y los zapatitos de Oro” (biografía de Jefferson Pérez) Ella se quedó maravillada con la historia y las animaciones. Insistió en que era un libro que debía ser publicado. Por eso cuando decidimos publicarlo, al menos como recuerdo de Primera Comunión, le pedí que escribiera la contraportada, que dice así:

La historia más bella

La música es parte de mi vida y en muchas ocasiones escuchando ciertas canciones me inspiro para escribir. Esta vez es la legendaria Aretha Franklin la que me hace entonar con satisfactoria sensación: “I Say a Little Prayer”. Pensando que esa pequeña oración hecha con amor llegue a ti y en esta época, en donde andamos como almas perdidas, confundidos en el barullo del mundo, sientas la compañía de un corazón que late como el tuyo, deseando encontrar el norte de la vida.

Es bueno para el alma sentarse a descansar, un momento de relax, de calma, de abrir el baúl de los recuerdos. A veces, recordar sanamente, aquellas ilusiones infantiles, nos ayuda a recuperar las fuerzas, nos motiva a reencontrarnos, si acaso en el camino de la vida, nos hemos perdido un poco o mucho, a nosotros mismos.

×