«En mi hambre mando yo»
Es el libro de Ramón Sonnenholozner, de 165 páginas que si bien para leerlas algunos poemas tienen diez palabras, u otros más; por su cortedad podrían estar entre los maravillosos Haikus de Piedad Romo Leroux de su libro Crepúsculos-pero en “otro tono”.
Y hablando de “tonos” los versos de Ramón Sonnenholzner son algo como los Salmos de una biblia de Siglo XXI, porque se los publica ahora, – pero son de todos los tiempos, ya que luego de leerlos, interpretarlos y sentirlos se exclama ¡Son la vida!
–En mi hambre mando yo- me atrevo a decir que vale la pena leerlo, para encontrar la infinidad de verdades humanas, desde las ternezas reconociendo el corazón de su madre como su “primer liturgio”- quien le enseñó a rezar y dormir- – hasta la rebelión de su espíritu en el reto de vivir, expresado entre sarcasmo e ironías de profundo humanismo sentencioso, del hombre excepcionalmente crítico, al de ciudadano común; cuando en uno de ellos, termina diciendo – Soy feliz en esta Patria… subyaciendo la realidad en ese “con infinito amor”. Leo y releo el libro y me exalto en el poema de una sola expresión, que la siento casi mía.