Siria: ¿Hasta cuándo el crimen?
Con el pretexto de que cada país es soberano, el crimen de Estado está buscando, con mucho ahínco, su institucionalización. Una especie de poseer un coto propio de caza humana. O sea, el linchamiento, individual o colectivo, de todo aquello que sea oposición al poder político instalado. Más aun cuando el accionar gubernamental ha sido logrado por algún tipo de elección. Sin importar si sus procedimientos son legales. Legítimos o no. El asunto es que una vez con las riendas en las manos, la discrecionalidad del mando sobre la disposición de los recursos, económicos, administrativos y sobre todo, militares, resulta válida. Y hasta la defensa de esta validez pasa a la categoría de incuestionable. Por cierto, el temor, el miedo, la persecución es el respaldo “filosófico” de semejante boicot a la vida…
Con Siria sucede casi igual que con los otros países árabes, en cuestionamiento popular desde hace algunos años. La mayoría de sus autoridades, jefes y ministros, han aceptado su permanencia a través del socorrido