Sí. En lo de siempre. O sea, en el cuento político del cambio y la prosperidad, como oferta electoral. Pero, en realidad, al despertar luego del conteo en las urnas, la misma cloaca de la mentira, la corrupción y el despotismo. Quisiera de todo corazón que no fuera así. Sin embargo, los documentos y los sucesos nos gritan, y con voz muy alta, sobre el atropello diario a los derechos, a la justicia, a la dignidad humana.
Transcribiré unos párrafos de 3 comentarios periodísticos que escribí hace más o menos 15 a 20 años en la prensa nacional, y que al leerlos hoy, parecerían salidos de alguna pesadilla interminable, por lo que denuncian y reclaman. Desgraciadamente era la vigencia de la vida social de entonces, sinónimo de atraco político al país y robo directo al bolsillo de sus pobladores. Para el gobierno de turno, sin embargo, nada estaba mal y, desde fuera, los organismos internacionales nos sonreían con el discurso que a partir de ese instante, Ecuador entraría, por fin, en el camino del desarrollo…