Anclajes
Es de noche, la luna lo deja muy claro. Las luces de la ciudad indican el camino de vuelta a casa. Tú escuchas música en la radio mientras manejas. Suena una vieja canción, de repente te trasladas al momento donde esa canción cobró vida por primera vez y tu corazón te recuerda de un dolor que sentiste ayer.
Es de día, los primeros rayos de sol brillan sobre las calles desiertas mientras te diriges al trabajo. Estás pensando en las tareas que tienes previstas para aquel día, cuando un penetrante olor interrumpe tus pensamientos y no sabes por qué, pero te acuerdas de tus días de verano cuando ibas con tu padre a comprar el pan recién salido del horno.
Estas aparentes casualidades se explican gracias a lo que los programadores neurolingüísticos denominan “anclas”. Un ancla es un estímulo de cualquier tipo: visual, auditivo, olfativo, de tacto o de gusto, que genera un estado interno. En otras palabras, es la asociación automática entre un estímulo y una respuesta emocional.