El estreno de Otelo, un acontecimiento singular
Buscamos eventos en el mundo actual que sean paralelos a lo que ocurrió en Italia y Milán el 5 de octubre de 1887 y no lo encontramos. La noche plagada de estrellas de la entrega del Oscar puede ser un gran suceso, la recepción al equipo de fútbol que regresa con la copa de Campeón del Mundo puede ser, en términos de la cantidad de gente y la alegría cívica, un evento aún mayor. En ambos ejemplos, el hecho que se está celebrando es el logro de un equipo de gente, no de un individuo, como fue con Verdi. Además, ninguno de los dos representa el arte en una de sus máximas expresiones.
Así que describamos lo que ocurrió ese 5 de febrero de 1887
Un gran evento artístico como la premier de Otelo fue vista en Italia como una ocasión para una celebración nacional y patriótica, con Verdi tratado como un héroe nacional retornando al suelo patrio luego de una gran victoria. El Alcalde de Milán ordenó que las calles y plazas alrededor de La Scala se cierren al tráfico todo el día 5. La muchedumbre que inundó el área hizo que la Via Manzini sea intransitable desde que los primeros rayos del sol hicieron su aparición. Al mediodía corrió el rumor que Francesco Tagmano (Otelo), estaba enfermo; un doctor fue enviado a su hotel. A las cuatro se supo que su peluca no le quedaba bien y que se había enviado urgentemente por otra. Todas las ventanas y balcones alrededor de La Scala estaban llenos de gente; tapetes brillantes y damascos dorados y escarlatas colgaban de las ventanas. A pesar del frío las ventanas estaban abiertas y la multitud gritaba incansablemente ¡Viva Verdi! A todo lo largo de la Vía Manzini desde el Gran Hotel de Milán hasta el teatro.