23 noviembre, 2024

Carta a una chica enamorada: Dios y Su Sistema Audiovisual 3D HD (II)

La culpa ¿de quién es?

Llegado este momento, preguntémonos sobre las últimas causas de los ríos de lágrimas rodando
silenciosamente sobre las mejillas de tantas hijas de Eva; sobre todo al venir la noche.

Frente tanta esposa abandonada o solteras embarazadas, se ha hablado y escrito mucho sobre
el machismo y el egoísmo del varón como su causa y explicación. Sin que yo pretenda negar lo
más mínimo la parte que le corresponde al varón, ha llegado el momento de afirmar que la mujer
también es culpable, y no sólo víctima del varón; ya que ella, sin duda alguna, es dueña de sí
misma y de su propio destino: cada mujer escribe su propia historia. Y detrás de ciertas historias
matrimoniales hay prehistorias juveniles, que da pena, y que tú, si eres sensata, podrás evitar
perfectamente.

Carta a una chica enamorada: Dios y Su Sistema Audiovisual 3D HD

Querida chica enamorada:

Voy a intentar decirte verdades. Lejos de mí juzgar o condenar a ninguna divorciada o madre
soltera. Vaya para ellas ante todo, mi sacerdotal cariño, mi respeto y mi oración. Pero en mi intento
de escribirte claro, no tengo más remedio que referirme a ellas; así tú podrás aprender a través del
sufrimiento de otros seres humanos, de modo que, si obras correctamente, habrás logrado que las
lágrimas que brotaron de otros ojos sirvan de colirio para los tuyos…

Hace algún tiempo dije estas mismas cosas en una reunión de las madres de las Mensajeras de
la Vida, con las cuales hago apostolado. Cuando abrimos un diálogo, la madre de una de mis
chicas dijo que ella estaba divorciada y vuelta a casar y que no consideraba que en su vida había
habido fallo alguno. Educadamente le pregunté: “Señora, a usted le gustaría que su hija repitiera su
historia”. Me dijo rotundamente: – “¡De ningún modo, Padre!”…

Los Tres Amores: Carta a un chico enamorado

Mis queridos jóvenes:

Escribo a aquellos que están enamorados o van a entrar en tratos de amor con chicas
dignas. El objetivo de esta carta es decirles que sepan valorar la oportunidad que les da
Dios y la chica en quien han puesto sus ojos. Toda imprudencia puede ser fatal, definitiva y
sin remedio. El panorama no está para juegos…

En general, las chicas, las jóvenes de hoy han visto sufrir a otras mujeres las terribles
consecuencias de haberse fiado del hombre que tuvieron la tontería de elegir como padre de
sus hijos y compañero de toda la vida.

Carta de los hermanos del Padre Paulino Toral al Sr. R. Baquerizo

El día de hoy ha llegado a mis manos la copia impresa de un artículo escrito por usted, en el que
comenta las declaraciones hechas por el Padre Paulino Toral Vélez, dignísimo Sacerdote de la
Iglesia Católica.

No sé que tónica quiso usted darle a ese escrito. A ratos pienso que usted trató de ser irónico al
referirse burlonamente a los títulos que tiene el Padre Paulino; pero le hago notar que para que la
ironía tenga el efecto que usted esperaba,debería provenir de una persona con una sutileza y una
inteligencia suficientes para que lo expresado tenga el impacto deseado, lo cual usted no lo
consigue por razones obvias.

Amar Entrañablemente a las Personas y Rebatir Frontalmente las Ideologías

Dios es testigo de mi respeto y pastoral amor hacia las personas homosexuales, sean varones o mujeres.
Cuando en el ejercicio mi sacerdocio trato con una persona con tendencias homosexuales soy especialmente afectuoso y acogedor; me muestro muy amplio, sereno y pastoral. En estos momentos de confusión
generalizada, sembrada por la solapada ideología de género, es preciso distinguir claramente entre las
personas homosexuales que forman parte de nuestra Nación y esta foránea ideología. Yo escribo sobre la
homosexualidad (tal como la ideología de género, no sólo la propone, sino pretende imponérnosla) y ayudo a las personas homosexuales a acercarse a Dios. Sé de las angustias que ellos viven; me constan sus
traumas… Modestamente, creo que soy fiel a lo que establece el Catecismo de la Iglesia católica: “los
homosexuales – dice el número 2358 – deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta”.

Sin ir más lejos, el viernes pasado (01.06.12), en el hospital de mis pacientes de sida, hablé con un caballero de 60 años, con modales visiblemente afeminados (él mismo me dijo: “como ve, Padre, yo soy gay”),
que prestaba sus servicios a un ex compañero suyo, quien estaba muy mal de salud. Este caballero me dijo
lo mismo que Richard Cohen – ex homosexual y Psicoterapeuta de homosexuales –en la entrevista que
más abajo reproduzco.

Carta a Vistazo: Familias Diversas

Señores

VISTAZO

Guayaquil

Después de leer el artículo Familias Diversas (04.05.12) me siento en el derecho y el deber de decirles lo que pienso. Esta carta va dirigida concretamente al autor del artículo, salvando a las demás personas ajenas al mismo. Ruego, en base a los principios éticos del periodismo, que publiquen íntegra esta carta en la próxima edición de Vistazo:

La selección de los hechos que hace el articulista, es favorable a la ideología de género; igualmente, los tes-timonios y opiniones sobre esos hechos son favorables a esa perversa ideología. Negarlo sería insincero. Usted no se limita a informar, sino que informando a medias, en realidad busca “desinformar” al lector, con el propósito último de deformarlo. No cabe la menor duda.

Noticia Escalofriante

La Asociación de Centros de Enseñanza del Asalto Seguro (ACEAS) protestan contra el Gobierno español porque no reciben la asignación presupuestaria con la que el Gobierno financia estos Centros en los que los asaltantes aprende a asaltar sin que a ellos, a los asaltantes, les pase nada malo en su integridad personal.

Esta noticia no es verdadera; pero la que viene sí lo es. La anterior “noticia” ha sido inventada por el autor de este artículo, con fin de que usted capte la gravedad inmensa de esta noticia que viene en la red, y que sí es verdadera, fechada el 30 de abril del 20121. Porque en las clínicas de aborto seguro del mundo, financiadas con fondos públicos, se proporciona a las madres todas las atenciones para que asesinen a su propio hijo sin que a ellas les pase nada…

El año nuevo y la eternidad

Los humanos nos parecemos a veces a nuestras “hermanas las ranas”, como diría S. Francisco. Ciertamente, nos distinguimos de ellas en que mientras las ranas dan saltos por el espacio; nosotros, en cambio, damos saltos por el tiempo: saltamos de un año a otro. Pero, si nos descuidamos, podemos parecernos a las ranas, en la frivolidad, la trivialidad, la superficialidad con que damos nuestros saltos. Que las ranas sean intrascendentes en sus saltos espaciales es normal; pero no es adecuado que nosotros en nuestros saltos cronológicos seamos superficiales como los batracios.

Lo primero que debemos pensar ante el año nuevo: No es lo mismo año nuevo que año bueno o, más aún, mejor. Influidos por la sociedad de consumo, corremos el peligro de identificar lo “nuevo” con lo “bueno” y lo “mejor”. El comercio nos ha convencido que “nuevo” es igual a “mejor”. Los detergentes, por ejemplo, vienen con la palabra “nuevo” para convencernos que éste es mejor que el anterior. Nuevo, sin embargo, no es sinónimo de mejor.

El Mall de Dios

El viejo Akiba era sumamente pobre. Su casa teína una chimenea. Una noche tuvo un sueño: En un país muy lejano existía un castillo y el castillo tenía un puente, bajo el puente había un tesoro escon-dido; un tesoro tan fabuloso que si él lo poseyera resolvería todos los problemas de su vida. Apenas despertó, se puso en camino hacia ese desconocido país. Al cabo de unos días encontró el castillo con el puente de sus sueños. En un descuido del guardia, Akiba es metió bajo el puente y se puso a cavar, buscando su anhelado tesoro.

Estaba enfrascado en tu excavación y, de pronto, oyó un fuerte grito: – ¡Eh, tú, viejo! ¿qué haces allí, qué buscas? Akiba no tuvo más remedio que contarle al guardia su sueño. Cuando el guardia oyó el relato, echó una estridente carcajada, y dijo: ¡Qué ingenuo! ¿Tú crees en los sueños? Yo soy más realista que tú. Yo no creo en los sueños. Esta misma noche he soñado que en un lejano país hay un tal Akiba, que tiene una chimenea en su casa, bajo la cual hay escondido un tesoro. Y, aquí estoy en mi trabajo diario. Yo no vivo de sueños, sino de mi trabajo.

Akiba oyó el relato del guardia lleno de asombro: el desconocido Akiba del sueño era él… Inmedia-tamente, a toda prisa volvió a su casa… Allí, justo bajo el chimenea, encontró un fabuloso entierro de monedas de oro y joyas preciosas.

La Semana Santa explicada con claridad

Homilía del Domingo de Ramos

 

Domingo de Ramos

 

1.     
Para entender los sentimientos de Jesús en este
día
recordemos que durante
tres años, Él ha llevado a cabo innumerables milagros con los que ha remediado
las carencias materiales de las gentes. Su popularidad es inmensa. Los líderes
religiosos lo odian, no por Sus extrañas ideas; no. El problema entre ellos y
Jesús no es ‘cerebral’, sino ‘visceral’: le tienen rabia porque Él les ha
desenmascarado ante el pueblo por sus indecencias y vilezas, y le envidian por
Su popularidad: la masa sigue y admira a Jesús. Por otra parte, en tiempos de
Jesús, Palestina está sometida al poder de Roma.[1] En el pueblo hay verdadera
sed de independencia económico-político-social. La multitud ve en Jesús al líder
capaz de liberar a Israel del imperialismo colonizador de Roma. Jesús entra en
Jerusalén y el populacho, muy ‘arribista’, lo aclama como al político que viene
y que, seguro, ganará las elecciones. A pesar de los vítores, Jesús se siente
completamente solo, porque sabe perfectamente bien que toda esa gente que le
aclama el Domingo de Ramos, que, además, se había beneficiado de sus milagros, ingratamente,
le dará la espalda, se volverá contra Él y pedirá a gritos su muerte el Viernes
Santo: Mientras estaba en Jerusalén por
las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que
hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no
necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque Él sabía lo que hay
dentro de cada hombre
.[2]

×