1.
Para intentar profundizar en este Evangelio, distingamos tres conceptos: casa, familia y hogar. La casa construyen los arquitectos, con
cemento y madera; la familia la
hacen los padres, procreando hijos; el hogar
es el ambiente logrado por los que conforman una familia. El hogar se logra a
través de las actitudes positivas
de todos los miembros de una familia. La casa es algo material; la familia es
algo biológico; el hogar es espiritual. La casa depende de la técnica. La
familia, de la sangre; el hogar, del espíritu. El hogar se construye con
virtudes[3], y
se destruye con vicios[4].
No basta tener casa y familia: muchos tienen casa y familia, pero no tienen
hogar. Todos necesitamos un hogar; un espacio donde se sienta y respire el cariño,
la comprensión, la paz, el amor, el respeto… Quien tiene hogar, sale de
su casa feliz y feliz vuelve a su casa. Quien tiene hogar, añora su familia y
en su familia encuentra el oasis del desierto de su vida… El que carece
de hogar, alimenta su soledad de soledad; nutre su tristeza de tristeza. El que
tiene hogar, vive y vive con ilusión.