23 noviembre, 2024

Los Magos, la Iglesia y la Eucaristía

Herodes, los sacerdotes,

los ancianos y los letrados,

cerca están y no buscan,

ni encuentran al que es su Dios.[1]

Herodes, yo tan cercano

Herodes, yo tan lejano.

Herodes, el rey pagano

Herodes, este cristiano…

Apostolado con las Madres embarazadas

A la madre embarazada la Casa de la Vida la acoge y le ofrece sus servicios ginecológicos, de orientación personal y familiar, y atención espiritual; cualquiera que sea su religión.

Mensualmente se realiza la Consagración de los bebes de las madres embarazadas a María de la Buena Esperanza. Así como acuden periódicamente al ginecólogo para sus chequeos, así también deben acudir a la Casa de Dios para hacer de su embarazo un proceso no sólo médico, sino también religioso a través de los sacramentos. Cualquiera que sea el origen del embarazo – lícito o ilícito; por amor o sin amor; espontáneo o forzado – basta que sea una mujer embarazada, la Casa de la Vida la acoge con cariño, comprensión y respeto. Atendemos a las madres católicas que a la de cualquier religión. A las católicas les ofrecemos los Sacramentos y una mayor inserción de la vida de la Iglesia.

Necesitamos

Voy a decir cosas de modo chocante. Con este recurso literario no pretendo que el inteligente lector se quede con lo que digo, sino con lo que se quiero decir. Si en algún caso concreto alguien se siente aludido, mejor: es lo que pretendo…

Permítaseme, entonces, decir a bocajarro…

Necesitamos ecuatorianos que rescaten Ecuador de manos de los ecuatorianos…

La Casa de la Vida y la Juventud

En la CDV nos hemos propuesto evangelizar los orígenes de al Vida humana, trabajando con los jóvenes, la madre embrazada y los enfermos de VIH/sida

Si queremos ser eficaces en el intento de evangelizar los orígenes de la vida humana, hemos de ir al ‘origen del origen’, allí donde comienza la historia de cada matrimonio, de cada familia: en el amor juvenil.

Pensamos que si comenzamos por evangelizar el amor naciente, evitaremos muchos males – embarazos inesperados, abortos, decisiones incorrectas, divorcios… – y en cambio lograremos muchos bienes…

¿Como nació la casa de la vida?

Nació con María de la Buena Esperanza

En noviembre del 2005 colocamos en el templo de Urdesa (Guayaquil, Ecuador) una imagen de la Virgen María con una particularidad: a la Madre del Redentor se la representa embarazada. Por estar en ‘estado de buena esperanza’ la denominamos “María de la Buena Esperanza”. La propusimos como Modelo y Patrona de las madres embarazadas. Se suscitó de modo espontáneo y creciente una gran devoción. A los fieles les llamaba la atención y les encantaba una imagen de María Virgen con el vientre notablemente abultado. Si a María se la representa como Dolorosa ¿por qué no se la puede personificar encinta?

¿Qué es la casa de la vida?

Es el Centro Pro Vida de
Guayaquil

Nuestra misión es defender la vida en sus orígenes; hoy especialmente
amenazada por el pavoroso fantasma del aborto.

Bajo el lema “La Vida nos ha Unido”,
quienes formamos parte de este Apostolado
católico hemos tomado la resolución
de agotar todo recurso para que los seres humanos que están siendo llamado por
Dios a sentarse junto a nosotros en el Banquete de la vida, logren el  puesto al que tiene derecho.

El Valor de la Vida de los guayaquileños.

Una Ciudad puede legar muchos bienes, servicios y adelantos a las generaciones futuras; pero lo primero que debe garantizar para sí una Ciudad es la existencia de esas generaciones futuras. Sin ello, el presente de una Ciudad carece de perspectivas, de horizontes y de proyección; su porvenir es una quimera, una utopía, una ilusión y una pura fantasía…

Guayaquil ha progresado en los últimos años como Ciudad más que toda su historia. Pero, ¿de qué serviría la “regeneración urbana” y el logro de mejores condiciones ambientales, si a la vez Guayaquil se va envejeciendo, si va perdiendo imperceptiblemente la presencia de niños, adolescentes y jóvenes?

Todos podemos hacer milagros

1.           
Todos podemos hacer milagros, como coprotagonistas, como el
niño de este milagro, actuando ‘en equipo’ con Dios.

Es curioso el paralelismo y la correspondencia que existe en la intervención de
cada uno de los dos protagonistas de este milagro: Jesús y el niño. Uno y otro aportan con todo lo que tienen: Jesús, su infinito poder divino (da Su
Todo); el niño sus cinco panes y sus dos peces (da su todo). Uno y otro
concurren para resolver un problema sin
solución
humana posible,  una situación en la cual “no hay ya
nada que hacer” porque los seres humanos han llegado al límite de sus
posibilidades: ¿Saciar el hambre de más de 5.000 personas, al caer la tarde, en
un lugar desértico y solitario, lejos de los poblados, con 5 panes y 2 peces? Uno
y otro no piensan en sí mismos en
absoluto, ni se buscan a sí mismos. Así como Jesús huye de todo reconocimiento,
popularidad y vanidad (Jesús entonces,
sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la
montaña, él solo)
; el niño, luego de haber obrado ejemplarmente,
desaparece, discreto, sin dejar huella; ni siquiera sabemos sus datos personales:
aparece y desaparece como una luciérnaga en la noche, sin dejar rastro alguno.
Veámoslo.   

Dios es el mejor afinador del alma

1.           
Para intentar profundizar en este Evangelio, distingamos tres conceptos: casa, familia y hogar. La casa construyen los arquitectos, con
cemento y madera; la familia la
hacen los padres, procreando hijos; el hogar

es el ambiente logrado por los que conforman una familia. El hogar se logra a
través de las actitudes positivas
de todos los miembros de una familia. La casa es algo material; la familia es
algo biológico; el hogar es espiritual. La casa depende de la técnica. La
familia, de la sangre; el hogar, del espíritu. El hogar se construye con
virtudes[3], y
se destruye con vicios[4].
No basta tener casa y familia: muchos tienen casa y familia, pero no tienen
hogar. Todos necesitamos un hogar; un espacio donde se sienta y respire el cariño,
la comprensión, la paz, el amor, el respeto… Quien tiene hogar, sale de
su casa feliz y feliz vuelve a su casa. Quien tiene hogar, añora su familia y
en su familia encuentra el oasis del desierto de su vida… El que carece
de hogar, alimenta su soledad de soledad; nutre su tristeza de tristeza. El que
tiene hogar, vive y vive con ilusión.

Fe católica, enfermedad y eutanasia

1.      La Iglesia prolonga en la
Historia la actitud de Cristo
ante la enfermedad. Ofrece:
La profunda Doctrina sobre el
sufrimiento, contenida en el NT[3];
la gracia de los Sacramentos; sobre todo la Unción de los enfermos y
la Confesión y la Eucaristía; las Orientaciones
morales
sobre el respeto a la dignidad del enfermo (ahora más necesaria que
nunca, cuando el médico tiene la tentación de transformarse en veterinario, cerrando
los ojos a la distancia que hay entre lo ‘técnica
y médicamente factible’
y lo ‘ética y
moralmente posible’,
y cuando cada vez hay más voces que claman por la humanización
de la medicina).

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