Don Rafael Tomalá… Un héroe verdadero
Siempre he privilegiado muchas cosas y, entre ellas, el hecho de ser ecuatoriano hasta la medula. Y porque no decir además que a través de nuestras propias acciones podemos sacar a flor de piel ese orgullo de ser gente buena, hechos espiritualmente a la medida de Dios.
Acá en Guayaquil todos percibimos ese inmenso hedor a podredumbre social que nos asfixia, y que no es otro que aquel que de manera contaminante e implacable emana la ola delincuencial a la que estamos sometidos. Sin embargo de esto, vemos lo hermoso que es saber que existen personas que, a pesar de haber delinquido en los momentos oscuros de su vida, y luego de una sincera reflexión, optan por tomar el camino verdadero, repleto de decencia y de profundas acciones, que cada día los acerca más a Dios.