Suena totalmente extraño, además de espantosamente cruel, que los grupos musulmanes pregonen la paz, el amor y adoración a Dios, cobijándose en su nombre, tras espeluznantes ejecuciones, adicionando incluso que irónicamente el vocablo árabe “Islam” significa “sumisión”, y deriva de la palabra que significa “paz”. Como tal, la religión del Islam predica que, a fin de alcanzar la verdadera paz mental y la seguridad en el corazón, uno debe someterse a Dios y vivir de acuerdo a su ley divina revelada.
Según el Corán, en uno de sus pasajes dice:
“No envié en el pasado a ningún Mensajero sin que recibiera la misma revelación que tú: ‘Nada ni nadie merece ser adorado excepto Yo, ¡adórenme solo a Mí!’” (21:25)
Para los musulmanes, el Islam que es a la postre una religión nueva, “prioriza la sumisión a la voluntad de Dios”, es decir que ellos aseguran que el Islam siempre ha sido la única religión aceptable ante los ojos de Dios, cuyo mensaje es el mismo mensaje eterno revelado a lo largo del tiempo a todos los profetas y mensajeros de Dios, y que un Único Dios Verdadero, y solo Él, debe ser adorado. Estos profetas, según el Islam, comienzan con Adán e incluyen a Noé, Abraham, Moisés, David, Salomón, Juan el Bautista y Jesús.