23 diciembre, 2024

Ingreso a la Universidad… ¿Por qué los jóvenes no aprueban?

Urgh, trying to study...

Es evidente que la razón para quedarse fuera del sistema educativo universitario en el Ecuador es no haber llegado al puntaje mínimo requerido por los organismos evaluadores, sean estas pruebas diseñadas e implementadas por el Senecyt o por las propias universidades que comenzaron ya a adaptar sus procesos de ingreso a lo dispuesto por la ley.

Estoy convencido que los estudiantes evaluados NO HAN ESTADO PREPARADOS PARA RESPONDER LAS PREGUNTAS QUE LES HICIERON.

Si las preguntas fueron CORRECTA Y TÉCNICAMENTE PREPARADAS habría que preguntarse a qué criterios respondían, cuáles fueron los propósitos académico-pedagógicos que buscaban, cuáles eran los referentes con los que se iban a comparar, a qué ejes temáticos en conocimientos (semántico y/o procedimental se referían) entre otras cosas.

¿Es productivo perdonar y no olvidar?

Dirigir procesos, liderar cambios humanos no es fácil, sobre todo en una época en la cual se privilegia el individualismo, el egocentrismo, la soberbia intelectual, todos ellos filtros mentales u obstáculos de la mente que son, sin dudas, aprendidos digamos aprehendidos como resultado de una formación, escasa en su exposición al entorno de conductas como la solidaridad, la honestidad, el respeto a la dignidad del otro, la sencillez y la humildad entre otras manifestaciones excelsas de la realización humana.

Dirigir no es liderar, pero lo óptimo sería que ambos vocablos participen de una inequívoca simbiosis que sea referente específico de la eficiencia y efectividad de un ser humano, de una comunidad humana, del universo tal cual fue pensado por el Creador. Desde mi particular óptica de católico convencido y de pensador independiente no es posible perdonar, en toda la extensión conceptual de lo que significa- sin olvidar. Queda una espina clavada en el corazón, una molestia continua en el cerebro, un vacío doloroso en el espíritu cuando, a pesar de haber perdonado –en forma declarativa- se conserva la necesidad insatisfecha del desquite, de la venganza o de las ganas de “cobrarnos” palmo a palmo los agravios.

A propósito de los estándares de educación

Acudí con grandes expectativas al Centro Cristiano de Guayaquil, ante la gentil invitación de mis dilectos amigos y amigas, los más altos funcionarios del Ministerio de Educación, quienes hicieron lo mejor posible para que el acto de presentación de los “estándares nacionales de educación” sea todo un éxito. Allí una cantidad impresionante de personas invitadas, desde estudiantes de colegios hasta docentes fiscales y particulares, directivos y una enorme seguridad presidencial nos recibió, habiendo el acto inusualmente comenzado mucho antes de la hora en que se nos invitó. Todo estaba muy bien organizado.

“Los estándares de calidad educativa son descripciones de los logros esperados correspondientes a los diferentes actores e instituciones del sistema educativo. En tal sentido, son orientaciones de carácter público que señalan las metas educativas para conseguir una educación de calidad. Así, por ejemplo, cuando los estándares se aplican a estudiantes, se refieren a los conocimientos, destrezas y actitudes que estos deberían adquirir como consecuencia del proceso de aprendizaje. Por otro lado, cuando los estándares se aplican a profesionales de la educación, son descripciones de lo que estos deberían hacer para asegurar que los estudiantes alcancen los aprendizajes deseados. Finalmente, cuando los estándares se aplican a los establecimientos educativos, se refieren a los procesos de gestión y prácticas institucionales que contribuyen a que todos los estudiantes logren los resultados de aprendizaje deseados”

¿Derecho a llegar tarde?, reflexiones…

Agradezco en alto grado la gran cantidad de comentarios que mi último artículo obtuvo de tan selectos lectores. Yo, al igual que algunos de ustedes, toma las sugerencias y críticas no por la forma en la cual se hacen –de repente, agresivas, poco argumentadas o ligeras-, ni por estar dirigidas a construir o destruir, más bien por el fondo inferencial que se deja ver tras las palabras que se reciben y que en efecto son, siempre aprendizajes, para corregir o para ratificar lo expuesto.

Me expresaron que algún día deberíamos ejercer “nuestro derecho a llegar tarde” y eso realmente me impactó. Cuando alguien hace un comentario en educación y jamás ha pisado un salón de clases tal vez no pueda expresar lo que en realidad sucede al estar frente a los niños y jóvenes que educa, peor aún cuando no se entiende cabalmente la definición de “amor” que manejamos los educadores. El hecho de dejar la puerta de un aula cerrada o abierta de ninguna manera cambia la situación de que se llegó tarde a cumplir una responsabilidad adquirida y para lo cual se podrían escoger dos caminos –por lo menos-, buscar culpables en otros u otras o asumir paladinamente las consecuencias de los actos.

La generación irresponsable del “cualquier cosa”

Tres de mis estudiantes del Propedéutico de la Facultad de Medicina llegaron tarde a mi clase de las 07h00 el jueves pasado, cuando la puerta estaba cerrada. Al final del período, se acercaron y expresaron las siguientes frases: “eso no es así profesor”, “es que la metrovía se atrasó”, “vivo lejos de aquí”, “otros profesores no hacen lo que usted”, “debería esperar, llegué sólo tres minutos atrasado”, “otros profesores permiten la entrada después de pasar lista”, entre otras frases….

Confieso que para un educador de futuros médicos como yo, tales palabras fueron casi que incomprensibles. Sin embargo, fueron también la fuente que inspiraron el análisis y la reflexión acerca del pensamiento humano… ¡del pensamiento de nuestros, de nuestros jóvenes ecuatorianos!

Filtros mentales: Visión de túnel

Imagínese que está a punto de entrar en el “túnel” que pasa a través de las entrañas del cerro, aquí nomás, después de bordear el Hospital Psiquiátrico viniendo al centro de Guayaquil. De repente, y después de haber tenido visión panorámica de los alrededores, al entrar en el túnel, lo único que puede ver va en perspectiva lineal. Nada de lo que hay fuera del túnel es posible captarlo y por tanto la realidad se circunscribe –por unos minutos- a lo que ocurre en la limitación transitoria de mis posibilidades visuales. Inclusive notarán que tiene las luces encendidas día y noche, pues como no entre la luz del sol han de ponerle luminarias para que se pueda ver con claridad el estrecho recorrido…

Pues algo parecido a lo anterior es lo que literalmente les ocurre a las personas que han desarrollado aprendizajes que los hacen observar al mundo en perspectiva lineal, con “visión de túnel”. Todo lo filtran de esa manera y por tanto les resulta incomprensible lo que ocurra “por fuera del marco”, es más, piensan que pueden prescindir de ello todo el tiempo. Pierden por ejemplo –como fruto de la apropiación de conductas que se emulan de otros durante la infancia y juventud- la posibilidad de “monitorear el entorno” y hasta de retroalimentarse con prontitud, ambos procesos fundamentales, insoslayables para un profesional de este siglo, digamos, para cualquier ser humano que quiera desarrollarse en un mundo cambiante y exigente.

Filtros mentales: Polarización de la mente

Cuando niños nuestro cerebro –cuya característica fundamental será la plasticidad que mantendrá durante toda la vida- se encuentra expuesto a todos los estímulos posibles dentro del aprendizaje formal y/o informal. Virtualmente lo absorbemos todo y de una u otra forma desarrollamos temores, fobias, complejos, taras como también valores, virtudes, normas, buenas costumbres, etc. Lo cierto es que ningún niño nace “soberbio intelectualmente”, ni egocéntrico y peor racista –si hemos de hablar de filtros mentales-, y más bien, en la medida en que los vamos “educando” –sin querer queriendo- logramos en ellos y ellas aprendizajes que coadyuvan con las características genéticas propias de cada uno para formar un prototipo tal cual hoy vemos en el mundo –de los más variados matices-.

En el interesante libro “Inteligencia Social”, Daniel Goleman habla de últimos descubrimientos neurocientíficos que asocian los intercambios sociales con la “expresividad genética” que permiten desarrollar características de la personalidad para bien o para mal. Hoy he de ocuparme de un filtro tan común en nuestra “cultura” como negativo para la toma de decisiones correctas… “¡la polarización de la mente!”. Para hacerlo más entendible permítame algunas frases que escuchamos con frecuencia… “conmigo al pan pan y al vino vino”, “yo siempre digo lo que pienso te guste o no”, “recuerda que debes ponerlo todo en blanco y negro”.

Ética Profesional

Si nos ponemos a pensar, todo el mundo utiliza el llamado “currículum vitae” para presentar –con más o menos detalle- lo que hacemos y lo que hemos hecho durante nuestra vida, profesional, a veces elaborado de manera cronológica. En resumidas cuentas, el documento en mención representa un detalle más o menos objetivo de nuestras acciones y actividades, no, de ninguna manera, puede encontrarse en él las referencias específicas a cuán auténtica es nuestra vocación profesional o si le tenemos amor al trabajo que realizamos.

Trabajar, es lo que todos y todas hacemos… ¿verdad?, y mientras más eficientemente nos perciban pareciera que la calidad de nuestra labor se certifica… Se suele decir hoy que “productividad” es el vocablo más valioso en el mundo moderno –eficiencia más efectividad-. La pregunta siguiente sería… ¿acaso para ser productivo no se requiere algo de lo que llamamos “carácter ético”.

Educadores con mística… ¿especie en extinción? – Segunda Parte

Los autores del artículo QUE MENCIONÉ EN LA ANTERIOR ENTREGA dicen dramáticamente… “algo que realmente hace una diferencia, lo que importa más que el tamaño del grupo o el libro de texto, que el método de enseñanza o la tecnología, o incluso que el plan de estudios, es la calidad del profesor”. Y reitera algo con lo cual concuerdo totalmente… “gran parte de la habilidad de enseñar es innata –la capacidad de inspirar a las mentes jóvenes y de controlar aulas indisciplinadas que algunas personas poseen instintivamente (y que algunas personas definitivamente no tienen)”.

Si usted, estimado lector(a), recuerda, las más profundas enseñanzas que recibió durante su educación escolarizada no provinieron en general de los “sabelotodo”, de quienes exhibían títulos o grandes logros, más bien de aquellos que con su firmeza, dureza –a ratos-, maestría, elegancia, afecto, guía, liderazgo, preocupación y esmero, nos orientaron a seguir el aprendizaje de una manera segura y sin complejos. Esos y esas personas de las que hoy parece carecer la educación ecuatoriana, por otro lado llena en escuelas y colegios de gente que consiguió un… “puestito aunque sea de profesor” y que hace tanto daño al presente y futuro del país pues no ha conseguido formar una generación adecuada para enfrentar al nuevo milenio…

Educadores con mística… ¿especie en extinción? – Primera Parte

Todos los seres humanos, antes de morir, deberíamos luchar por saber… ¿de qué estamos huyendo?, ¿adónde vamos?, y… ¿por qué?

Reconozcamos que en nuestros momentos más reflexivos, cada uno de nosotros desea influir… HACER UNA CONTRIBUCIÓN. Ya sea una causa o una Misión, queremos participar en algo importante. Sin embargo, no siempre es fácil detectar cuál será nuestra colaboración en una base diaria, en especial cuando estamos muy enredados con cosas insignificantes de la vida.

UN MAESTRO, UNA MAESTRA, UN EDUCADOR CON MÍSTICA TIENE CLARO, MUY CLARO EL SENTIDO DE SU APORTACIÓN, DE SU COLABORACIÓN, DE SU ESFUERZOTAL CUAL MI SEÑORITA VIOLETA

×