23 diciembre, 2024

Recordando a Margarita Amestoy y su aporte a la educación ecuatoriana

Marzo de 1999 fue un mes anecdótico en mi vida. Conocí a quien se convertiría en el más hermoso rayo de luz para mi carrera como educador y para mi vida personal: Margarita Amestoy de Sánchez o… como solían llamarle algunos… “la Doctora”. Después de eso mi destino no dejó de estar ligado a su maravillosa presencia, su sencillez y humildad, colosales valores de su personalidad, así como a su brillante inteligencia y preclaro pensamiento.

Fue para mí la representación más excelsa de la maternidad, pues era capaz de dar a luz sorprendentes investigaciones y no menos estímulos a quienes la acompañábamos en el camino. Me cupo en suerte ser su confidente, su chofer, su alumno, su amigo, un poco su hijo, mientras permanecía en Guayaquil, Ecuador, su segunda Patria los últimos años de su vida terrenal. Aquí dio su última clase, aquí dejó amigos y amigas entrañables, aquí se la recuerda como un ángel de bondad y de sabiduría.

Los antivirus cognitivos

En varios de los últimos cursos que me ha tocado ofrecer como capacitador ha
preocupado enormemente a los participantes el tema de los “filtros mentales”.
Sean oficiales de la Armada del Ecuador, Gerentes Sociales de importantes
Fundaciones o bien Rectores y Directores de instituciones educativas privadas, el
manifiesto interés por este tema me motiva a escribir el presente ensayo en el cual
intentaré abordar las diferentes formas como pueden aplicarse estos “antivirus”
a los aprendizajes que llamamos “filtros mentales o cognitivo-afectivos”, habida
cuenta de que estos últimos al ser producidos por los condicionamientos culturales
en los seres humanos, resultan muy difíciles aunque no imposibles de manejar
efectivamente. Nótese que en artículo anterior reflexionábamos sobre algo
que denominamos “antídotos”, para expresar el cómo evitar la implantación de
determinados filtros mentales en el pensamiento de los nóveles aprendices. Ahora
hablaremos de las posibilidades de contrarrestarlos una vez implantados los filtros.

¡Desarrollar la inteligencia!

Existen tantas definiciones de inteligencia como conceptos de los seres humanos acerca de la misma. Busco, a través del presente ensayo, compartir con mis lectores los puntos de vista de un educador fascinado como yo con las neurociencias y por tanto, listo con estos conocimientos para implicarme cabalmente en el tema del desarrollo de la inteligencia. Después de todo, el pensamiento, la inteligencia humana son herramientas indispensables si se trata de educar a los más jóvenes. Definir la inteligencia y luego explicarnos cómo se desarrolla en los seres humanos será importante así como relacionar los procesos educativos con los procesos operativos del cerebro para lograr como resultado “gente inteligente”.

¿Cuáles son las definiciones más conocidas del vocablo “inteligencia”?. Suelo escuchar a mis compatriotas cosas como éstas… “habla bonito, no se le entiende nada, debe ser muy inteligente”, “esta persona resuelve problemas con gran facilidad”, “admiro a quienes con pocos recursos pueden lograr grandes cosas”, “su verbo convence al pueblo, es inteligente”, y otros tantos más…

¡Retos!

La vida puede resultar tan monótona como tú lo decidas…

Una aseveración definitiva como la expresada arriba deja al descubierto algunas de las falacias propias de la mediocridad, el facilismo, el quemeimportismo, la duda, el temor, la escasez, el negativismo, etc. ¿Vemos al mundo como en realidad es o como estamos condicionados para verlo?. ¿Es la vida una tragedia o estamos en capacidad de construirla hacia lo positivo?.

Soy de los que no podría vivir sin retos, es decir sin estímulos que me llamen directa o indirectamente a alcanzarlos. Mi ámbito preferido es la educación, la administración educativa y últimamente he desarrollado mis espacios hacia el desarrollo de mejoras organizacionales en diferentes instituciones que me honran con su confianza. La responsabilidad para con otros es constantemente incrementada y el “alimento” motivacional es el cumplimiento con un deber moral claramente especificado en la Misión de vida. Pero… ¿cómo puede haber gente que se motiva por los retos propuestos y otros que ni siquiera se los plantean?. ¿Qué se siente cuando se logran los objetivos y se plantean otros?. ¿Cómo funcionan las estrategias y las tácticas para el logro de los objetivos?. Intentaré razonar sobre el tema en cuestión en los siguientes párrafos…

Sí, nos preocupan los jóvenes, pero…

Desde que recuerdo a los ecuatorianos nos transmiten el mismo mensaje… “la educación es lo primero”, “hay que invertir en educación”, “los jóvenes son el futuro de la Patria”, sin embargo, al momento de rendir cuentas, es evidente que esas frases “bonitas” han sido sólo simples “distractores” que el “sistema” nos ha ofrecido como “caramelos” para darle… “tiempo al tiempo”. Me propongo analizar, desde mi perspectiva de educador, el terrible daño que se le hace a la supervivencia misma del país cuando se “deja para luego” la preocupación y la acción para servir al grupo más importante pero a la vez más desprotegido de la sociedad que son los jóvenes.

Los ecuatorianos seguimos escuchando que la educación “es lo primero”, sólo cuando no existe otro problema más urgente, es decir… ¡nunca es lo primero!. Los indígenas, los medios de comunicación, los intereses de las organizaciones universitarias, las pugnas en el partido de gobierno, los gritos de la oposición política, las relaciones con Colombia, los ascensos militares, las complicaciones de los Ministros de Gobierno y de Turismo con los bares y discotecas, las fiscalías y los jueces, etc, etc, lo cierto es que para responder a estos cuestionamientos tal vez se me diga… “todo esto es para dejarles un país mejor a los jóvenes”, lo cual lejos de convencerme de que es así, me abre otras tantas dudas acerca de algo tan decantado en los últimos cincuenta años, pues no se ve una propuesta a largo plazo, con mediciones secuenciales y con resultados que puedan ser observados, y más bien nos ahogamos en decisiones para “apagar incendios” tales como “detener estudiantes en las calles y regresarlos a los colegios”, “no usar teléfonos celulares ni portar joyas”, muy a tono con el desgaste tan de moda en la administración del siglo diecinueve. Hasta las mismísimas mediciones del “plan decenal” –dedicado a los jóvenes- nos alertan por atrasos inadmisibles y pocos avances.

¿Cómo desarrollar el pensamiento crítico desde la escuela?. Tercera Parte

Hoy viernes 21 de mayo del 2010, a las 10h00, he terminado mis clases de pensamiento en el séptimo de básica del Centro de Estudios Delfos de Guayaquil. Mis estudiantes elaboraron dos tipos de organizadores gráficos del conocimiento –también llamados “mapas conceptuales” – . Han practicado mucho el organizador de variables y características así como el diagrama de flujo. Estando en su segundo año en el que reciben como asignatura “Desarrollo de Habilidades del Pensamiento” son competentes para utilizar la información sencilla de un texto o párrafo –hoy también usé un ejercicio del libro – para ubicar los contenidos de manera ordenada en un gráfico. Luego demostraron al tutor que el diagrama representa la lógica conceptual de la información cuando fueron capaces de “leer” el diagrama y entendieron cabalmente la síntesis. ¡Maravilloso!, eso pueden hacer ya los niños y niñas estimulados positivamente en clases, desde el análisis a la síntesis, construyen conocimiento…

¿Cómo desarrollar el pensamiento crítico desde la escuela?. Segunda Parte

En el preescolar es importantísimo que se puedan establecer estrategias de “activación de la inteligencia” para lo cual necesitamos tener maestros parvularios(as) bien capacitados, emocionalmente equilibrados(as) y con una apertura y flexibilidad mental frente al aprendizaje que sean modelos para los otros niveles escolares y para los padres de familia. Si es bilingüe la organización –lo más recomendable- la coordinación entre las maestras de inglés y español tiene que ser armoniosa, aunque lo óptimo sería una parvularia bilingüe…

Al hablar de activación de la inteligencia, desde el enfoque que he trabajado desde hace más de diez años, parto del hecho de que todos los seres humanos pensamos con los mismos procesos básicos, es decir, observamos, comparamos, relacionamos, clasificamos, analizamos, sintetizamos y evaluamos. La maduración del sistema nervioso y su ulterior desarrollo cognitivo y emocional de los niños, niñas y luego jóvenes permitirá ir logrando mayores grados de abstracción y por tanto logros significativos que pueden ser monitoreados y verificados hasta convertirse en competencias genéricas y/o específicas de cada sección –preescolar, básica, bachillerato, etc-.

¿Cómo desarrollar el pensamiento crítico desde la escuela?. Primera Parte

Apasionante tema el anterior, las variables, es decir los aspectos o los tipos de características. El artículo ha despertado inusitados aportes desde todas partes de Latinoamérica, incluyendo uno del PhD. Alfredo Sánchez Amestoy, investigador de reputación internacional e hijo de la mítica educadora venezolana Margarita Amestoy de Sánchez, ex – coordinadora del Ministerio de la Inteligencia de Venezuela, ex – asesora del Técnológico de Monterrey y de gratísima recordación entre los colegios y universidades guayaquileñas donde ella modeló cientos de perfiles que hoy trabajan guiando el pensamiento de muchos, de muchísimos estudiantes. El ex – Vicepresidente de la República del Ecuador y ex – Rector de la Universidad Católica Ing. Pedro Aguayo Cubillo también me envía su aporte, así como la Directora de la Escuela de Trabajo Social de la misma Universidad Lcda. Sandra Mendoza, quien además inspiró mi ensayo anterior.

¡Depende de la variable!

Una gran amiga, dilecta y respetada, autoridad de una gran Universidad guayaquileña me escribía al facebook diciéndome medio en serio, medio en broma, que uno de sus ensayos había sido publicado por una institución costarricense de nivel superior. Por supuesto me alegré de tal logro sobre todo por conocer la brillantez y preparación académica de la persona a la cual me refiero. Como respuesta me decía, esta vez en broma, que no escribía como yo todas las semanas en los medios. Entonces, mi respuesta, en broma, por supuesto, fue… “depende de la variable…”

¡Aunque sea de profesor!

En alguna ocasión mientras esperaba el cambio de luz de un semáforo cualquiera en la transitada Guayaquil, un vendedor de loterías me decía… ¡cómpreme un guachito maestro!. La primera reacción personal fue preguntarme… ¿me conoce?, ¿cómo sabe que soy educador?. Al poco rato estuve consciente… ¡no me conocía, por supuesto!, el vendedor estaba acostumbrado a llamar “maestro” a toda persona mayor a la cual le ofrecía sus “números de lotería”.

En otro momento de mi vida, una madre, desesperada por la imposibilidad de que su hijo consiga trabajo me pedía… “ayúdeme doctor, consígale trabajo al muchacho aunque sea de profesor”. Confieso que estos episodios me pone a razonar constantemente… ¿será que la profesión a la cual me dedico está tan depauperizada?

Pues bien, ahora, pasados varios meses, puedo tener varias reflexiones acerca de los hechos relatados, estableciendo relaciones entre mis pensamientos…

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