La Paz en Máximas – Parte XV
América
Jimmy Carter
Es posible que la Guerra sea necesaria. Sin embargo independientemente de si es necesaria, siempre será el mal mas nunca el bien> NO vamos a aprender a convivir en paz matando a los hijos de todo el mundo.
Will Rogers
No puede decidirse que la civilización no progresa, pues en cada guerra se encuentran nuevas formas de matar. Elimina la diplomacia de una guerra y el problema se desinflara en una semana
Robert E Lee
Es bueno que la guerra sean tan terrible, en otro caso nos aficionaríamos demasiado a ella
En la partida de Sara Flor Jiménez
¡Sara-Sarita Flor Jiménez!
Maestra-poeta amiga.
Fraterna de Cultura y Fraternidad.
Aquí tus fraternos, hermanos de tantas décadas de poesías y música en jornadas culturales compartidas.
Estamos contritos y felices:
contritos por tu partida y felices por haber sido nuestra fraterna.
Pensando en Guayaquil…
Pensando en Guayaquil solo se me ocurre poner una canción para cantar y bailar de alegría, pese a todas las adversidades.
Es que Guayaquil merece ser festejada, apartando por un momento las preocupaciones, sin pretender dejar en olvido lo que debe ser mejorado. Guayaquil es ciudad más grande del Ecuador, la que alberga a gente de todas las regiones de la Patria, la Perla del Pacífico…La “niña bonita del corazón de todos los guayaquileños” como dice la canción de Chino y Nacho que escucho mientras escribo esta nota de cariño a mi ciudad natal.
Mi Cerro Santana, mi Cerro del Carmen, mi Malecón y mi “parque de las iguanas”…todo eso y más eres Guayaquil, inclusive con peligro, contaminación y delincuencia, no te cambio por nada. En el silencio de tu noche, bajo una luna llena que cautiva, escucho al río murmurar tu gloria, pronunciar tu nombre y reclamarle a la historia el lugar que te corresponde hoy y siempre dentro del corazón ecuatoriano.
Mahatma (Alma Grande)
Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal. Pero sé paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato.
Haz tiempo para todo, y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno. Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas. Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura.
No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes. No revuelvas una herida que está cicatrizada. No rememores dolores y sufrimientos antiguos. ¡Lo que pasó, pasó!
Lo que me golpea.
Soy una persona positiva y ambiciosa. Nunca me deprimo y no conozco la ansiedad. los problemas me fortalecen y dios me a dado una capacidad para luchar por mis convicciones que muchas veces a mi mismo me sorprende. desconozco el miedo y tengo un caracter que me permite creer que algo tan serio como la vida, jamás se la debe tomar tan en serio. Trato de vivir el día a día y me refugio en el amor que me dan aquellos que realmente me quieren. Mi mayor fortaleza está en la sensibilidad para llorar al expresar mis emociones y me conmueve la ternura que me produce cualquier manifestación de bondad o del amor.
Soy capaz de enfrentarme all tirano más perverso sin que esto me preocupe y al mismo tiempo ineludiblemente me estremece la hermosura que tienen las estrellas.
Recuperando archivos: El chico debajo del puente
Paula-dijo el padre Zambrano-quiero que me presentes a ese chico que quiere vivir debajo del puente.
Paula sonrió. Sabía que el padre Zambrano le estaba hablando de su hermano Victorino. Ella le había contado al sacerdote sobre las intenciones que tenía Victorino de “irse a vivir debajo del puente”…
A los quince años de edad, Victorino, se había planteado la futura creación de un grupo de seguidores de Cristo a quienes llamaría: “los predicadores callejeros”. Jóvenes que lo dejarían todo. Y, a la manera de Francisco de Asís, vivirían en la pobreza cumpliendo el único oficio de predicar el Evangelio. En su vida de pobreza, se mantendrían de limosnas y comerían sobras. No tendrían una casa. Así que siguiendo el ejemplo de su patrono de Asís, descansarían, si acaso, sobre un saco de papas y bajo el amparo de un puente.
Caminar sobre las piedras
Muchos nos conmovimos con el quebranto en la salud de Gustavo Cerati, el vocalista del grupo musical argentino, Soda Stéreo. Su voz irremediablemente cautiva, mientras escucho…”Yo caminaré entre las piedras, hasta sentir el temblor…a veces tengo temor, lo sé, a veces vergüenza…”
Y canto. Repito las palabras de la canción y pienso que a mí también me ha tocado caminar sobre las piedras. Si alguien lo ha hecho, sabrá que es difícil mantener el equilibrio, claro, depende sobre qué tipo de piedras estés asentando tus pies. Y qué tipo de calzado lleves.
Si vas descalzo, además de difícil, resultará doloroso. Hay circunstancias en que vamos sin nada, los pies sienten lo duro del camino…
El infinito no termina en ti…
“Desde el momento en que me despierto, antes de ponerme el maquillaje, rezo una pequeña oración por ti… Para siempre y por siempre, te quedarás en mi corazón…”
“I say a Little prayer” canción de Aretha Franklin e interpretada espectacularmente por Whitney Houston y Natalie Cole, bella canción de un amor… con la alegría y la esperanza de rezar cada día y por cada pensamiento, una pequeña oración… por ti.
Sabiendo que el infinito no termina en ti, ni en ese amor ni en mi propio corazón. El infinito, el amor de Dios que no termina, pero si empieza en esa intención generosa, entregar nuestros mejores deseos a quien amamos.
El alma es la hoja en la que se trazan todas las perspectivas de la vida, y “…mientras viajo pienso en nosotros…rezo una pequeña oración por ti…”
La Paz en Máximas – Parte XI
América
Peace Pilgrim
Cuando encontramos la paz dentro, nos volvemos personas que pueden convivir en paz con los demás
Robert Fulghum
La paz no es algo que se anhela, es algo que se construye, es algo que se practica, es algo que se personifica y además es algo que se regala.
Nosotras las Madres
“Cuando Sarmiento se echaba en la noche a descansar de las duras fatigas del Gobierno, de las peleas del Congreso, pasaba la mano en la colcha tejida por su madre y se dormía, era una colcha, que sobre un fondo de rosas de hilo, en letras bordadas decía: “Paula Albarracín a su hijo D.F. Sarmiento, trabajo de sus manos a los 84 años de edad”
Para abrigar a su hijo con una colcha de amor, Paula era capaz de recordar los signos del Alfabeto.” Germán Arciniega
Hijos! Nosotras las madres, igual que Paula, somos capaces de tantas cosas por ustedes, sin importar los años que tuviéremos.
Aún a los cincuenta o a los cien años, podríamos repasar los días de su infancia, para no dejarles morir en nuestras vidas.
Escuchar nuevamente el grito que lanzaron, al salir a la luz de nuestra entraña, anunciando con fuerza, que vivían.