Las palabras disonantes del General
“Es ciertamente un grave mal para un gobierno que aspira los honores de la más genuina democracia, sostener una fuerza armada para contener los extravíos de la ambición…” Vicente Rocafuerte Bejarano Este […]
Martín Niemöller
Martin Niemöller (1892-1984), pastor alemán, ganó fama por su libro, Del submarino al púlpito, que narraba su vida y su transformación de comandante de un submarino durante la I Guerra Mundial a pastor […]
Escudos y banderas de Guayaquil.
Adjunto el escrito de “Escudos y Banderas de Guayaquil”, escrito por mi abuelo Gabriel Pino Roca, erudito e historiador que además hablaba y escribía correctamente 8 idiomas, entre otros japonés, alemán, francés
Escritor e Historiador; Tradicionista; Jefe Político de Guayaquil y Consejero provincial; Periodista y fundador de la revista “La ilustración”; Socio Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia de Colombia; Socio de American Academy of Political and Social Siemce de Filadelfia; Diputado Suplente por la Provincia del Guayas; Transcriptor Oficial de las Antiguas Actas del Cabildo; Socio Correspondiente de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos.
Escribió además de Leyendas; Tradiciones y Paginas de la Historia de Guayaquil, Fundamentos de la Historia del Ecuador, y muchas obras muy bien documentadas.
Tres grandes Guayaquileños (III) – Dr. Francisco Campos Coello
Nació en Guayaquil el 24 de Julio 1841 y murió en su ciudad natal el 24 de Abril de 1961. Fueron sus padres el Dr. José Antonio de Campos y la Señora María de Jesús Coello de Campos.
Sus primeros estudios los realizó en el Colegio San Vicente del Guayas, a los 17 años fue enviado por sus padres a Europa donde ingresó al “Colegio Americano de Roma” y después de recorrer los principales centros científicos y de cultura del mundo regresó a la Patria , trayendo consejo un caudal de conocimiento para difundirlos con brillantez a sus sabias enseñanzas.
Se graduó de Dr. en Jurisprudencia. Por espacio de cincuenta años educó a la juventud estudiosa como profesor sapientísimo de Latinidad, Matemáticas, Historia, Literatura, Ciencias Naturales, Cosmografía, Física, Química e Idiomas.
Literato de los más sobresalientes, escritor y periodista. La bibliografía Nacional lo cuenta entre los más fecundos escritores, como autor de números libros de reconocido merito sobre ciencias, literatura, biografía, historia derecho canónico y viajes.
La voz de Gilda Holst sobre la Generación del 30
La Generación del 30 en el Ecuador fue una corriente que echó raíces hacia muchos escritores ecuatorianos actuales, y cuya fuerza de realismo social ha perpetuado hasta el presente. El realismo quiere hacer denuncia, quiere tomar en cuenta los sectores desfavorecidos y llevar a cabo una aparición, que salga a la luz los individuos desesperanzados por su marginación social.
El alejamiento del modernismo gracias a las nuevas líneas literarias ejerce un cambio potente y transcendental. El realismo social transcurrido en la Generación del 30 equivale a un futuro destapado, sin un implante superfluo que cubriría a la sociedad burócrata e ignoraría al resto, a los marginados. En este ensayo se indagará la influencia de esta corriente en lo que es la literatura contemporánea y lo que fue en su tiempo. La escritora y crítica literaria ecuatoriana, Gilda Holst, quien fue entrevistada, será un pilar fundamental gracias a sus comentarios y opiniones sobre la Generación del 30 y su ideología sobre la proyección de esta en la literatura actual y en la propia, y será basado este análisis en el resultado de la conversación virtual adquirida con la literata.
Tres grandes Guayaquileños (II) – Dr. Julián Coronel Oyarvide
Destacado médico guayaquileño nacido el 16 de junio de 1845, hijo del Sr. José Julián Coronel Matheus y de la Sra. Ignacia Oyarvide Acevedo.
Sus primeros estudios los realizó bajo la dirección del preceptor Camilo Echanique, en una época en que se vivían las transformaciones sociales y políticas que se produjeron a raíz de la Revolución Marcista que puso fin a quince años de dominación floreana, y en 1858 ingresó al Colegio San Vicente del Guayas, que lamentablemente al poco tiempo después tuvo que cerrar sus puertas. Entonces viajó a Quito para ingresar al Seminario de San Luis, donde en 1865 se graduó con espléndidas calificaciones.
Olmedo, Guayaquil y su Aurora Gloriosa – Parte V
GUAYAQUIL, CIUDAD, PUERTO Y ASTILLERO; además, Provincia de Guayaquil, desde siempre y hasta siempre, desde la Colonia, en la Independencia, y en la República. La Provincia de Guayaquil y sus hijos, siempre han conservado su personalidad, su identidad, su nacionalidad. Características de la provincia de Guayaquil, son su independencia, libertad, generosidad y lealtad. Pero también siempre la Provincia de Guayaquil, ha sido perseguida y pretendida por el fenómeno del “CENTRALISMO”, tanto en la época de la Colonia: España; como en los albores de la independencia: Colombia y Perú; como en la República: De cualquier manera, se trata de opacar su brillo, ora cambiando el nombre de la provincia de Guayaquil, ora dividiéndola, o continuar desmembrando sus territorios, ora manipulando su historia, y restándole importancia al Padre de la Patria, al estratega político, demócrata ilustre, prócer y poeta, de la ciudad, de la provincia, del estado, y de América, José Joaquín de Olmedo.
Ya es hora que la República del Ecuador, reconozca y ensalce la gloria del PRIMER ECUATORIANO que legítimamente gobernó un jirón del territorio nacional independizado.
Olmedo, Guayaquil y su Aurora Gloriosa – Parte IV
No volvió a flamear en Guayaquil, el emblema NACIONAL, poco a poco, fue perdiéndose su recuerdo; sólo quedó en la mente de los viejos patriotas del año 20, que compartieron el pensamiento de Olmedo, de que, bajo sus pliegues, se amparasen los pueblos todos de la Audiencia de Quito, y por qué no, todos los pueblos libres de Hispanoamérica.
Fue por decreto oficial legalmente expedido el 2 de junio de 1822, que la Junta de Gobierno de Guayaquil, sustituyó la invicta e inmortal bandera por un pabellón blanco, su primer cuarto superior azul, y una estrella en el centro, cuando la lucha por la libertad de la Provincia de Guayaquil había terminado, venciendo en los campos de batalla, hasta las faldas del Pichincha el 24 de Mayo de 1822, para que el gloriosos pabellón azul-celeste y blanco de cinco franjas horizontales y tres estrellas, no presenciase la pérdida de la autonomía de la Provincia Libre de Guayaquil Independiente, convertida en territorio colombiano por Bolivar, con el uso de la fuerza, un 13 de julio de 1822, cuyo primer fúnebre aniversario conmemoraron dolorosamente el 13 de julio de 1823, al decir de Wilfrido Loor.
Tres grandes Guayaquileños (I) – Don Pedro Carbo
Octubre es el mes de Guayaquil y pasadas ya las fiestas de independencia quiero resaltar a tres grandes guayaquileños, ejemplo de grandeza y amor imperecedero por nuestra ciudad. Tres grandes de entre los grandes: DON PEDRO CARBO NOBOA, el Dr. JULIAN CORONEL OYARVIDE y el Dr. FRANCISCO CAMPOS COELLO. He aquí breves reseñas de su vida y ejemplar servicio a Guayaquil.
DON PEDRO CARBO
Repúblico guayaquileño nacido el 19 de marzo de 1813, hijo del Crnel. José Carbo Unzueta y de la Sra. Josefa Noboa y Arteta.
Olmedo, Guayaquil y su Aurora Gloriosa – Parte III
A José Joaquín de Olmedo lo analizan desde dos enfoques diferentes, el que lo considera como Prócer de su Patria ecuatoriana y el que ve en él, al Hombre de América. A su Patria pertenece como el primer ecuatoriano que legítimamente gobernó un jirón del territorio nacional independizado, al decir del padre Aurelio Espinoza Polit S.J. y; a América por haber sido su voz un eco decisivo, en la vida de las naciones que luchaban por su independencia, dueñas en delante de su autonomía soberana y de su porvenir.
El Libertador era un hombre de armas por convicción y para él, la fuerza debía ir adelante, para luego hablar de leyes y de paz. Rocafuerte por el contrario, era “anti-militar” encarnizado. También diferían los dos en las formas de gobierno. Bolívar quería reducir las colonias emancipadas, en una sola república en la cual él mismo fuese su presidente vitalicio, por el contrario, Vicente Rocafuerte era el “federalista más rabioso” que el Libertador había conocido.