20 abril, 2025

Poesía & Arte

María Lorena

Quiero comenzar a presentar algunas poesías de una poeta ecuatoriana excepcional por su sensibilidad poética. Murió hace pocos años, pero nos dejó un legado de poesías románticas maravillosas.

Publicaré luego parte de su biografía, pero quiero comenzar con una poesía muy simple, que quizás pueda describir su alma. Presentaré luego otras. Escribió con el seudónimo de María Lorena, que luego se lo puso como nombre a su primera hija.

Oración al Cristo del Calvario

Gertrudis Gómez de Avellaneda, Tula, fue una extraorinaria poetisa, nacida el 23 de marzo de 1814 en la antigua Ciudad de Santa María de Puerto Príncipe, hoy Camaguey (Cuba). Mujer de grandes pasiones, su vida estuvo marcada por las desgracias. Perdió a su padre y el casamiento apresurado de su madre la hizo viajar a Europa, primero al sur de Francia,y luego a España, donde se establecieron primero en La Coruña, luego en Sevilla, donde se enamoró de Ignacio de Cepeda y Alcalde y escribe poesías con el seudónimo de “La Peregrina” y por último, en Madrid, donde se enamora del poeta Gabriel García Tassara, con quien vive un romance basado en amor, celos, orgullo y temor. Embarazada soltera, en abril de 1845 nace su hija María o Brenhilde como la llamaba ella, que muere a los 7 meses de edad, sin que su padre la conozca. En ese año obtuvo los dos primeros premios de la Competencia poética de Madrid.

Dolores Veintimilla de Galindo

Nació en Quito en 1830 y murió en Cuenca en 1857.

Esta escritora y poetisa ecuatoriana de altísima sensibilidad fue hija legítima de José Veintimilla y Jerónima Carrión y Antepara, lojanos acomodados residentes en la Capital. En su libro en prosa, “Recuerdos”, cuenta cómo fue su vida y cómo fue la engreída de su casa en su niñez. Allí relata el sentimiento que tuvo por un muchacho de 19 años, de quien fue amiga con el consentimiento de su madre, y a quien atribuyela mayor parte de sus buenos sentimientos. Al cumplir los 18 años, contrajo matrimonio en Quito con el Doctor Sixto Antonio Galindo y Oroña, Médico natural de Nueva Granada, quien vino a Ecuador a causa de las persecuciones políticas comunes en su Patria. Él se encargó de hacerle continuar su educación literaria. Tuvo un hijo y su esposo decidió viajar a Guayaquil, donde Dolores hizo numerosas y excelentes amistades, pues la ciudad le abrió las puertas. Luego de unos años, viajaron a Cuenca y luego su esposo viajó a Centroamérica, dejándola sola en Cuenca, donde resplandeció por su cultura.

Canto de optimismo

El día viernes 15 de noviembre, recibí de una amiga una poesía que, cuando me habló de ella, me interesó, porque es el tipo de poesía que me gusta leer, aparte de las románticas. Ella no conocía al autor, el que, de acuerdo a la fuente donde la consiguió, resulta ser ecuatoriano, nacido en Otavalo en 1912, Profesor de escuela, colegio y universidad, un hombre extraordinario por sus logros, el Profesor Gustavo Alfredo Jácome, narrador, poeta, ensayista y catedrático universitario. Su narrativa indaga en torno a alternancias distintas frente al indigenismo tradicional. Según Jorge Adoum, “Jácome no toma a su personaje con simpatía o simple aproximación, sino con una verdadera identificación, que le permite descubrir, en toda su hondura, los elementos constitutivos del alma indígena: la solidaridad, la resignación, y sobre todo, esa ternura sin límite posible que parece ser su propia definición.”

Viejo lobo de mar…

Para continuar con Buesa, recapitulemos en su “Recapitulación”, una lista ficticia de sus amores:

Recapitulación

De Catulle Mendes
José Ángel Buesa

Laura, Raquel, Flora, Gabriela,
Olga, María, Berta, Diana,
Carmen, Teresa, Esther, Mariana,
Celia, Felisa, Inés, Esthela,

Rosa, Isabel, Amalia, Adela,
Zaida, Victoria, Luisa, Eliana,
Hortensia, Silvia, Gladys, Ana,
Alicia, Aurora, Marianela,

Martha, Yolanda, Rosalina,
Aída, Adelaida, Evangelina,
Blanca, Dinorah, Sara, Haydee,

Rebeca, Lidia, Magdalena,
Gloria, Esmeralda, Julia, Elena…
y otras tantas que olvidé.

Te acordarás un día

Siguiendo la línea del romanticismo, vamos a presentar aquí otros versos de Buesa. Comenzando por “Ya sólo eres aquella…”, un tema de Guilherme de Almeida, que Buesa describe magistralmente:

Ya sólo eres aquella…

José Ángel Buesa, (sobre un tema de Guilherme de Almeida)

Ya sólo eres aquella
que tiene la costumbre de ser bella,
ya pasó la embriaguez.

Pero no olvido aquel deslumbramiento
aquella gloria del primer momento
al ver tus ojos por primera vez.

Canción de la Sortija, Era mi amiga y El nombre olvidado

E incluso encuentra la forma de estimular los sentimientos en simples hechos:

Canción de la sortijaJosé Ángel Buesa

Nadie sabrá lo que yo estoy callando
aquí, sin ti, con la mirada fija,
nadie sabrá porqué, donde, ni cuando,
se te quedó olvidada una sortija

El Poema de la despedida.

El poema de la despedida, de José Ángel Buesa, fue convertido en pasillo y ha sido cantado por varios de nuestros artistas. Vale la pena recordarlo:

POEMA DE LA DESPEDIDA

José Ángel Buesa

¡Te digo adiós! y acaso te quiero todavía,
quizás no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No se si me quisiste, no se si te quería,
o talvez nos quisimos demasiado los dos.

Oasis

Oasis es el título del libro de poesías más vendido de José Ángel Buesa se hicieron muchas ediciones y tan pronto salían, se agotaban. El libro se inicia con “Con la simple palabra” y luego “Oasis”.
Veamos estas dos hermosas poesías:

Con la simple palabra

José Ángel Buesa

Con la simple palabra de hablar todos los días,
que es tan noble que nunca llagará a ser vulgar,
voy diciendo estas cosas, que casi no son mías,
así como las aguas, casi no son del mar.

Con la simple palabra con que se cuenta un cuento,
que es la vejez eterna de la eterna niñez,
la ilusión, como un árbol que se deshoja al viento,
muere con la esperanza de nacer otra vez.

Aún más

Perdón por continuar con Buesa, pero incluso en sus poesías fuertes lleva una melancolía escondida que le da ese tono de ternura que inunda el alma cuando se lee sus versos.

Voy a presentar ahora su Soneto I

Soneto I
José Ángel Buesa

Como quien boga contra la corriente
aún comprendiendo que su afán es vano
y el remo se le cae de la mano
y se siente arrastrado nuevamente,

así mi amor se aleja indiferente,
pero, al recuerdo de tu amor lejano,
reverdece el deseo en su desgano
y regresa mi sed hacia tu fuente.

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