24 noviembre, 2024

Poesía & Arte

Daniel León Borja (II)

El otro poema de Daniel León Borja es una joya que atesoro y guardo con celo desde hace algún tiempo. Cuando Daniel León Borja estudió en Guayaquil fue compañero de estudio de brillantes Médicos guayaquileños, con los cuales tuvo una agradable y fraterna amistad. En un paseo que hicieron a la Hacienda Tornero, conocida también como la Puntilla, de propiedad de mi abuelo Don Luis Fernando Gómez Ycaza, ya que mi tío el Dr. Manuel Ignacio Gómez Lince era compañero de estudios de Daniel, escribió este “Delirio Alucinatorio”, en el cual describe hermosamente a varios de sus compañeros de estudio. Sus hijos y nietos pueden disfrutar de estas descripciones escritas con la delicadeza y musicalidad de tan genial y singular poeta. No creo que este poema esté publicado en ningún lado. Mi Tío Manuel y mi Padre, al hablarme sobre sus amigo y los Médicos de antaño, me describieron a Daniel, quien también escribió a mis abuelos, un hermoso poema en honor a sus bodas de plata, que pasó con ellos.

Disfrutemos de este precioso “Delirio alucinatorio”:

Daniel León Borja (I)

Me ha dado pena, al buscar algunas poesías de Daniel León Borja, encontrar tantos errores en Google. Quizás el pasillo más melancólico de Francisco Paredes Herrera,, lleva la letra del poema Un triste despertar, que fue escrito por él, si no me equivoco. En algunas páginas, sale como autor de la lertra Carlos Arturo León Borja. Como colaboración en la página de Gardel, Oscar Jaime Lema T., pone esta canción como Letra de Paredes y Música de Silva y escribe: Durante toda mi vida creí que esta hermosa obra era de un compositor colombiano, ya que entre nosotros fue interpretada por “El dueto de antaño.” Vale la pena rectificar esta información y dar al César lo que es del César.

Daniel León Borja fue un brillante riobambeño, cuyo nombre lleva hoy una de las más importantes avenidas de la Ciudad de Riobamba. Pasó su juventud en Guayaquil, estudiando Medicina en la Universidad estatal de Guayaquil, donde fue un magnífico estudiante, extraordinario compañero de estudio de varios amigos que hizo en Guayaquil y, al terminar la carrera, regresó a su natal Riobamba, donde fue un destacado profesional y hombre de bien.

Balada del mal amor

Un hermoso poema de José Ángel Buesa, que parece haber sido inspirado en nuestro precioso pasillo “Sendas distintas”, escrito por Jorge Araujo Chiriboga, quien fuera esposo de nuestra célebre cantante Carlota Jaramillo, mucho menor que él y quien mejor lo ha cantado, es esta Balada del mal amor.

Disfrutemos la melancolía de estos versos:

BALADA DEL MAL AMOR

José Ángel Buesa

Qué lástima, muchacha,
que no te pueda amar…
Yo soy un árbol seco que sólo espera el hacha,
y tú un arroyo alegre que sueña con el mar.

Yo eché mi red al río…
Se me rompió la red…
No unas tu vaso lleno con mi vaso vacío,
pues si bebo en tu vaso voy a sentir más sed.

Mi forma de querer

Amarte es una eclosión que calcina mis adentros.
Lo que llevo debe revelarse para darse por urgir.
Es un volcán de sensaciones que obnubila mis sentidos.
Un desasosiego que reclama el sometimiento de tu entrega.
Profeso por ti un sentimiento salvaje; brutal,apasionado.

Una conmoción iniciada por su propia intensidad.
Es el agregado de un total; una turbación que convulsiona.
Mi amor es mucho más que mi razón.
Un propósito mayor que la fundamentación de mí vivir.
Es el sin sentido del sentir que me grita por salir.

Me es tan necesario como el aire para respirar.
Es un desenfreno que se calma cuando calmas mí pasión.
Una hoguera que se abrasa con un fuego inextinguible.
Un inconsciente dominando mi conciencia.
Es el amarte de una entrega sin frontera.

La confesión de Juan Gómez – Cimarrón

Para completar las poesías que conozco de Jorge Wagner Velasco, pongo aquí dos poesías más: La historia de “Cimarrón”, un montubio de la selva y “La confesión de Juan Gómez”, que habla de la farra y de la juventud.
Disfrutemos de estas dos historias:

La confesión de Juan Gómez
Jorge Wagner Velasco

Vengo de farra como antes,
más la farra no es solamente el bailar.
Vengo de farra como antes;
en la farra nada es el cantar.
Beber y lucir un buen traje
no es en la farra lo fundamental;
conquistar una mujer hermosa
y llevarla lejos, bien lejos,
más allá del baile,
del cuento
y del beso,
a un amor dulzón,
a un amor brutal,
no es lo que en la farra vale más…

Mitología del montubio que se fue

Quiero ahora que llenemos de nostalgia nuestra alma, leyendo este precioso poema que recuerda una época pasada.
Disfrutemos aún más de los hermosos versos de Jorge Wagner Velasco, leyendo la Mitología del Montubio que se fue:

MITOLOGÍA DEL MONTUBIO QUE SE FUE

Jorge Wagner Velasco

Mis ojos me han puesto triste
y yo me he quedado quieto
para mirar un recuerdo
verde de guachapelíes
que me llaman en secreto.

Mi selva se ha hecho lejana
y quiero verla de nuevo,
quiero volver a la orilla
que dejé hace tanto tiempo.
La tierra siempre es amiga,
el trillo nunca es ajeno,
las canciones de mi tierra
nacen del alma y del cuerpo.
No hay luna como la luna
que anochece en mi recuerdo
verde claro de hierbales,
ni sol que alumbre más cierto.

Delirio en Talara

Me permito copiar los datos del contexto histórico de este poema de Jorge Wagner Velasco, investigados por su sobrino, mi amigo, colega y compañero, el Dr. Guillermo Wagner Cevallos:

“Este poema, dedicado a la memoria del Teniente Gustavo Ledesma Vásquez, nacido en Guayaquil, miembro de las guardias Nacionales, heroicamente fallecido el 23 de julio, en la primera ofensiva del Perú, en la llamada Batalla de Zarumilla, fue escrito el año de 1941, inmediatamente después de la Convención de Talara, donde se acordó la separación de fuerzas con una zona desmilitarizada de algunos kilómetros, pero con la Provincia de El Oro ocupada y la amenaza de atacar Guayaquil y Cuenca. Fue inspirada por la trágica derrota de nuestras armas, pese a la heroica actuación de nuestros combatientes que lucharon en condiciones de desventaja numérica y de armamento y la posterior ocupación de la Provincia del oro, parte de Loja y las guarniciones ecuatorianas de la Amazonía a partir del 29 de julio, cuando habíamos mantenido un alto al avance enemigo. Este ataque sorpresivo y contrario al Derecho Panamericano y a pesar del acuerdo del cese de hostilidades, con la garantía de Estados Unidos, Brasil y Argentina, firmada el 26 de julio, se dio, en un estado de agotamiento de las fuerzas ecuatorianas, huérfanas de refuerzos y de parque y confiadas en el respeto al alto al fuego.

Jorge Wagner Velasco

Gracias a la gentileza de su sobrino, mi gran amigo, compañero y colega, el prestigioso Gineco-Obstetra y ex Ministro de Salud, Dr. Guillermo Wagner Cevallos, puedo presentar estas primicias de un escritor no conocido, ecuatoriano, guayaquileño y montubio de cepa, hombre brillante, no sólo por sus conocimientos, camaradería, hombría de bien y de gran sensibilidad de alma, que desafortunadamente abandonó prematuramente nuestro mundo.

Jorge Wagner Velasco, vio la luz en Guayaquil el 13 de agosto de 1913, en el hogar formado por el muy prestigioso Cirujano y Gineco-Obstetra Dr. Jorge Wagner Gilbert, cuyo nombre lleva con orgullo, la Sala de Cirugía y partos de nuestro prestigioso Hospital Gineco-Obstétrico Enrique C. Sotomayor, y Doña Celinda Velasco Letamendi, honorable dama de nuestra sociedad.

Rafael Pino y Roca (2)

Otro poema famoso de Rafael Pino y Roca, que habla de su ingenio y de su fino sentido del humor, es este “Himno al pedo español”, escrito a comienzos del siglo pasado y que en su época fue repetido en innumerables ocasiones, produciendo hilaridad su descripción.

Disfrutemos de un momento de humor, leyendo este himno:

Himno al pedo español

Rafael Pino y Roca

Entra gallardo, en la arena,
con su sangre de torero,
el pedo más altanero
de la gástrica verbena…

Viene vestido de luces,
con meneos deslumbrantes,
desafiando a los obuses
y a los gases asfixiantes…

Un despertar verde

Ella venía de muy lejos, arrastrando su soledad Se refugió en un parque solitario en busca de la serenidad Dejando caer áridos recuerdos se acostó sobre la fresca hierba y se entregó […]

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