Soleá del amor desprendío
Ya hemos hablado de Manuel Benítez Carrasco, español que vivió en Guayaquil allá
por 1950.
Disfrutemos ahoa de una de sua hermosas soledades: La soledad del amor
desprendido:
SOLEÁ DEL AMOR DESPRENDÍO
Manuel Benítez CarrascoMira si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río.
Y tú bien sabes porque
tiré tu cariño al río.
Porque era hebilla de esparto
de un cinturón de cuchillos.
Porque era anillo de barro
mal tasáo y mal vendío
y porque era flor sin alma
de un Abril en compromiso,
que puso en zarzas y espinas
un fingimiento de lirios.
Microcuentos
Érase una vez un abismo que se vistió de astros y se llamó cielo.
El sol abrazó a la luna y le dijo: No haremos el amor, haremos las estrellas.
Érase una vez una lágrima que se durmió sobre una nube y despertó lluvia.
La lluvia, al llorar sus penas, creó un hogar para las ballenas.
Érase una vez un suspiro que se coló entre un par de labios;
Entró como anhelo y salió como beso.
Érase una vez la historia de un pensamiento.
Fue tejido por finas manos y se convirtió en mandamiento.
Los consejos
“…Cualquiera tiempo pasado fue mejor.”
Jorge Manrique
Fuera de nuestro nunca bien ponderado Prócer de la Independencia, poeta eximio, hombre público brillante y orador de extraordinarias cualidades, Don José Joaquín de Olmedo y Maruri, han habido varios grandes poetas y autores que han llenado miles de páginas de consejos, de escritos edificantes, destacando la moral ya sea en la forma de fábulas o cuentos, versos, y varias otras expresiones artísticas, los que sirvieron, en esa ya lejana época cuando la gente que aspiraba llegar a ser algo por esfuerzo propio, pudiera enriquecer sus mentes con lecturas morales, o con escritos y poemas románticos, caballerescos, espirituales, reflexivos, así como ahora buscan desesperadamente las noticias del Extra, las novelas escabrosas y tantos otros escritos basura que no dejan nada positivo para el alma (hay, por supuesto muchas obras extraordinarias, de verdadero valor, pero cada vez es más difícil escoger lo que vale la pena y lo que no vale la pena ser leído).
Romance del acabose
Otra hermosa poesía de José Antonio Ochaíta es el “Romance delo acabose” que leeremos a continuación:
ROMANCE DEL ACABOSE
José Antonio OchaitaTodo esto puede acabarse
del modo que te convenga.
Yo te prometo colgarme
en el pescuezo una piedra
y a echarme de noche al río
sin que tú misma lo sepas.Yo estoy dispuesto a cargar
con la pólvora más negra
un cachorrillo de hierro
y que las sienes me muerda.
Los pecados capitales
José Antonio Ochaita, de quien ya hablamos, tiene otras hermosas poesías que merecen recordarse.
Vamos ahora a recordar otra de ellas. Vamos a ver “Los siete pecados capitales”:
Los siete pecados capitales
Autor: Jose Antonio OchaitaLo mismo que un San Jerónimo,
hueso, pellejo y raigambre,
llorando estoy en tu puerta
mis pecados capitales.Los siete no…, los catorce,
que a catorce cientos saben,
que cada uno de los siete
que en el catecismo se abren,
se hicieron siete y setenta,
y setecientos azares.
Solo por tí, por el gozo
pecador de aprisionarte.
Jóvenes Talentos – María José Salazar Aguirre: A Jesús en Navidad
Jesús,
¿Qué puedo decirte que no te hayan dicho ya?
Las palabras son un estorbo
Quisiera que mis labios despidan canciones
Y mis manos pinten emociones
Escuché al Cielo cantar:
¡Hoy es Navidad!
Mi corazón se desborda de amor
Porque ha nacido el Salvador
El brindis del bohemio
“Guillermo Aguirre y Fierro nació en 1887 en San Luis Potosí, México. Además de haber publicado una copiosa cantidad de poemas, trabajó como periodista y participó de diversos eventos poéticos en Ciudad de México. Entre sus numerosas obras se destaca “Sonrisas y Lágrimas”, gracias a la cual consiguió una gran popularidad. La misma se publicó por primera vez en 1942 y, aunque muchos de sus poemas ya habían aparecido en varios folletines, fue el punto de partida para que el nombre de Guillermo comenzara a girar en los círculos literarios del momento. Aguirre y Fierro falleció en Ciudad de México en 1949 y es considerado uno de los autores fundamentales de la literatura mexicana del siglo XIX.
Su obra más famosa se llama “Brindis del Bohemio”. La misma apareció en el libro citado anteriormente y se convirtió en el caballo de batalla del poeta, quien lo recitaba en todos los eventos líricos en los que participaba. Dicho poema puede considerarse un canto de honor al ambiente bohémico, en el cual se reflejan sus características, que lo convertían en un punto de reunión para compartir opiniones y darle a las palabras una importancia nunca antes vista. En este poema también podemos encontrar los elementos que no pueden faltar en ningún poema bohémico: el amor y la amargura.” (Poemas del alma)
El dolor
Hoy quiero volver a un gran poeta mexicano de comienzos del siglo pasado, del cual ya hemos hablado.
Volver a hablar de Amado Nervo, es rememorar la hermosura del sentimiento, del dolor, de la pena, sobre todo si volvemos a los versos de sus últimos años.
Leamos primero su “AMEMOS”:
Amemos
Amado NervoSi nadie sabe
ni porqué reímos,
ni por qué lloramos;si nadie sabe
ni por qué vinimos,
ni por qué nos vamos;si en un mar de tinieblas nos movemos,
si todo es noche en rededor y arcano,
¡Al menos amemos!
¡Quizás no sea en vano!Para dar una idea de su apasionamiento, veamos su verso “Cobardía”, en el que relata cómo se aleja de la
posibilidad de amar, por miedo al sufrimiento:
Humberto Fierro
El cuarto poeta ecuatoriano de la generación decapitada, fue Humberto Fierro. Nació en Quito, en 1887. Adquirió esmerada educación y en las propiedades de sus padres, en Quito y en Miraflores en Cayambe, dedicó mucho tiempo a la lectura de sus autores y poetas favoritos. Gustaba de lecturas filosóficas y científicas y sobre todo de los poetas franceses simbolistas y parnasianos.
Introvertido, modesto y sencillo, de una sensibilidad extrema, se desempeñó toda su vida como amanuense en una Oficina del Ministerio público. Arturo Borja lo instó a publicar sus poemas. Sus principales obras están resumidas en dos poemarios: El Laúd del valle, publicado en 1919, y La Velada palatina, editada después de su muerte, en 1949.
A partir de 1920 llevó una vida bohemia, pero sin excesos. En las noches se reunía con amigos y poetas en diferentes bares de Quito, hasta que la muerte lo sorprendió el 23 de agosto de 1929, a los 43 años de edad.
Arturo Borja
Arturo Borja fue otro poeta de la generación decapitada, de Ecuador. Nació en Quito en 1892, décimo tercer hijo del matrimonio de Luis Felipe Borja Pérez, por quien descendía directamente del Papa Alejandro VI, Rodrigo Borgia, por medio de su hijo Juan Borgia y Gandía, II Duque de Borgia, casado con María Enríquez Luna. Su madre fue Doña Carmen Amelia Pérez Chiriboga, prima hermana de su padre.
Un día sufrió una lesión en el ojo derecho, al hincarse con la pluma con la que escribía. En 1907 viajó en busca de tratamiento a París en compañía de su Tío Carlos Pérez Quiñones. En París aprovechó para estudiar literatura. En poco tiempo el contagio de los poetas simbolistas fue total. Baudelaire, Verlaine, Mallarmé, Samain, Rimbaud y otros, influyeron grandemente en su corta obra.