18 octubre, 2024

Religión

El apego

Para algunos, la actitud de la Virgen en el camino al Calvario, podría parecer la de una persona cuyo cariño no era muy grande, porque no se habla en ningún momento de una mujer que ataca a los guardias, les tira piedras, o llora inconsolablemente a gritos. Ella iba junto con la multitud callada, llorando y sufriendo en silencio, viendo el injusto sufrimiento de su Hijo. Ella es el ejemplo vivo del desapego. Aún cuando su amor por Jesús era más grande que cualquier otro, ella sufre en silencio, ni siquiera cuando se acerca a Él profiere gritos o maldiciones. Su desapego es enorme, pues sabe, como sabemos, que hay otra vida, una vida eterna, una vida donde el amor nos perfecciona, donde no hay sufrimiento y el amor puro es la felicidad completa.

La única causa del sufrimiento es el apego, ese bichito egoísta que nos hace creer dueños de lo que tenemos. Es increíble que el ser humano por el apego llega incluso a matar, ya sea por poseer algo o por conservarlo. Los celos, ese sentimiento que nuestro egoísmo nos hace confundir con el amor, son un ejemplo: nos hace crueles con la persona a la que decimos amar. Recuerdo un viejo refrán chino: Si amas en verdad algo, déjalo en libertad. Si vuelve a ti, será tuyo para siempre. Si no vuelve a ti es que nunca fue tuyo.

La Semana Santa explicada con claridad

Homilía del Domingo de Ramos

 

Domingo de Ramos

 

1.     
Para entender los sentimientos de Jesús en este
día
recordemos que durante
tres años, Él ha llevado a cabo innumerables milagros con los que ha remediado
las carencias materiales de las gentes. Su popularidad es inmensa. Los líderes
religiosos lo odian, no por Sus extrañas ideas; no. El problema entre ellos y
Jesús no es ‘cerebral’, sino ‘visceral’: le tienen rabia porque Él les ha
desenmascarado ante el pueblo por sus indecencias y vilezas, y le envidian por
Su popularidad: la masa sigue y admira a Jesús. Por otra parte, en tiempos de
Jesús, Palestina está sometida al poder de Roma.[1] En el pueblo hay verdadera
sed de independencia económico-político-social. La multitud ve en Jesús al líder
capaz de liberar a Israel del imperialismo colonizador de Roma. Jesús entra en
Jerusalén y el populacho, muy ‘arribista’, lo aclama como al político que viene
y que, seguro, ganará las elecciones. A pesar de los vítores, Jesús se siente
completamente solo, porque sabe perfectamente bien que toda esa gente que le
aclama el Domingo de Ramos, que, además, se había beneficiado de sus milagros, ingratamente,
le dará la espalda, se volverá contra Él y pedirá a gritos su muerte el Viernes
Santo: Mientras estaba en Jerusalén por
las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que
hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no
necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque Él sabía lo que hay
dentro de cada hombre
.[2]

Nuestra Iglesia

“Creo en la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica…”

Parece que cada uno se cree dueño de la verdad. Hay ciertos grupos que buscan escandalizar y destacan la mala actuación de unos pocos sacerdotes (hay mucho menos escándalos entre los Sacerdotes Católicos que entre los pastores de otras religiones por la obligación del celibato que les enseña a dominarse), otros que cuestionan la forma de obrar de otras congregaciones católicas y hasta se llega a discutir ciertos nombramientos de autoridades eclesiales. Esto lleva a que incluso nuestro Presidente crea que debe dilucidar quién va a dirigir tal o cual parroquia o región.

Ahora resulta que el Internet tiene la culpa

Luego de leer las penosas, por no decir absurdas, declaraciones del Obispo Felipe Arizmendi en donde culpa al Internet, los medios de comunicación y al sistema educativo de los abusos cometidos por sacerdotes Mexicanos a menores de edad no puedo evitar escribir algo al respecto.

“Ante la invasión de erotismo presente en los medios de comunicación, no es fácil mantenerse en el celibato y en el respeto a los niños. Cuando están tan invadidos hoy por Internet es difícil que alguien se sustraiga a un ambiente tan erotizado”

Podremos, algun día, superar nuestras propias banalidades?

El día de la apertura de la muy importante “Kansas House of Representatives” (Casa de los Representantes (Parlamentarios) de Kansas), en Estados Unidos de Norte América, en dicha sesión inaugural le solicitaron al Párroco Joe Wright que diga una oración a fin de solemnizar tan importante evento. Seguramente todos esperaban una plegaria como tantas otras. Más, para sorpresa de los presentes y de todo el país, he aquí lo que invocó el Párroco:

“Señor, venimos delante de Ti este día para pedirte perdón y para pedirte tu dirección”.

Mujer: ¡despierta!, ¡te están robando la felicidad! (VI)

Mensaje final

¡Mujer!: respétate, estímate, dignifícate, valórate, no te desprecies, no te cosifiques, no te materialices… y serás respetada, estimada, dignificada, valorada y apreciada. Para valer no tienes que hacerte hombre, en el lenguaje, la musculatura, las artes marciales, la halterofilia; no te pintes como Cobra, no quieras parecer fuerte como Rambo, no te degrades como luchadora… No seas machista sobrevalorando al hombre y depreciándote a ti misma, denigrando en ti misma a la mujer. No cometas el error de ascender por los valores propios del varón (la fuerza, la dureza, la bravura) para encumbrarte como mujer; asciende por la escala hermosa, fuerte y segura de tu feminidad; de aquello que te es propio:

Mujer: ¡despierta!, ¡te están robando la felicidad! (V)

La mujer y el mundo de hoy

Nuestro mundo ha cosificado, animalizado y materializado la feminidad. De la mujer, como de los animales de raza, sólo importa “la estampa”, y esto con complicidad de la misma mujer y regozo del varón de bajos instintos.

Siempre el rostro y, sobre todo, los ojos, eran el “punto de mira” de la mujer. Los ojos son la ventana del alma. A través de la contemplación de los ojos de la mujer, el hombre llega con más facilidad a su alma. Los ojos evocan el cerebro, la inteligencia y lo más elevado de la mujer. Por lo contrario, la típica ‘mujer de hoy’ se empeña en hacer de su ombligo el nuevo punto de mira.

Mujer: ¡despierta!, ¡te están robando la felicidad! (IV)

La mujer y Dios

La clave está en la acentuación de su relación con Dios y la importancia de la fidelidad a lo que Dios le pide. Esta será la garantía para que ella recorra el camino de su vida de modo digno. Dios dignifica como nadie a la mujer. En la misma medida que la mujer traiciona a Dios y a Sus santos y sabios Preceptos, se traiciona a sí misma, se denigra y envilece. Si la mujer da la espalda a Dios, se da la espalda a sí misma y queda a merced de los instintos del varón. Sus principios cristianos son con su refugio, su pedestal, su trinchera, la garantía de su dignidad.

Mujer: ¡despierta!, ¡te están robando la felicidad! (III)

¿Víctima o responsable?

Es muy cómodo para la mujer acentuar su papel de víctima. La mujer es a veces víctima de las circunstancias; pero muchas veces es responsable de su propio destino. El hombre propone, pero la mujer dispone. No es correcto pensar que la mujer es incapaz de tomar las riendas de su vida, y que es inepta para decidir sobre sí misma. La auténtica “liberación femenina” y la verdadera “promoción de la mujer” debe comenzar por el reconocimiento por parte de ella que es un ser personal, capaz de decidir el curso de su propio destino. Dejando esto claro, cabe la pregunta sobre dónde, cuándo y cómo debe ella comenzar su propia redención.

Por esto no dudamos en afirmar de modo rotundo: Dios necesita mujeres que quieran rescatar a la mujer de manos de la mujer, como necesita ecuatorianos que rescaten Ecuador de manos de los ecuatorianos. Mujeres que quieran escribir otras historias, teniendo como modelo a la Mujer por excelencia: María, la Madre de madres. Quédense, no con lo que digo, sino con lo que quiero decir…: hay mujeres que están llevando a la mujer por los caminos del más penoso envilecimiento: las mujeres objeto, la que por vivir un placer presente pasajero cierra los ojos a todo su futuro que permanecerá para siempre.

Mujer: ¡despierta!, ¡te están robando la felicidad! (II)

Según la Biblia, la salvación entró al mundo por la mujer

Cuando Dios piensa salvar al género humano del pecado, que, como decimos, entró en el mundo a través de “la mujer” (Eva), lo primero que hace es pensar en “la Mujer pensante” (María), la mujer serena, racional (no racionalista, porque creyó y creyendo confió en que para Dios nada hay imposible7). Por supuesto que la Virgen era una mujer poseedora de un muy rico mundo afectivo; pero Dios, absolutamente respetuoso de la persona humana, no entra en contacto con la Mujer por el camino de los simples sentimientos, sino que entabla con Ella una relación de Persona a persona, a través de lo racional.

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